Ver o no ver el tráiler, ¿qué prefieres?

¿Enseñan demasiado? ¿Pueden llegar a ser mejores que la película?

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Un nuevo tráiler de la esperada Capitana Marvel, que llega a los cines el 3 de marzo, se presentó durante la ceremonia de los Oscar suscitando miles de comentarios en los medios y las redes sociales.

Es el más reciente de muchos. Alrededor de 1913 se proyectaron los primeros tráilers en una pantalla de cine. Aunque no está muy claro cuál fue el pionero. Se habla del avance que se hizo para invitar a los espectadores a ver los siguientes episodios de la serie The Adventures of Kathlyn y también del corto que produjo el magnate de la exhibición Marcus Loew para promocionar el musical The Pleasure Seekers.

En cualquier caso, ambos, y así se mantuvo durante muchos años, se pusieron al final de la película y de ahí surgió ese nombre que en inglés hace referencia a arrastre, remolque, algo que va detrás de algo. El nombre ya había cuajado cuando empezaron a ponerlos delante de la sesión, al darse cuenta de que los espectadores no se quedaban a verlos.

Ahora es obligatorio verlos cuando vas al cine antes de que empiece la película. Pero, además, con la llegada de internet y las redes sociales, el tráiler empezó una especie de edad de oro. Se han convertido en una pequeña película en sí misma, un evento, un género, una forma más de entretenimiento con diferentes escuelas de estilo, sus propios premios, críticos y público, sus admiradores y sus detractores.

En las redes sociales es donde se estrena ahora un tráiler y donde se convierte en un acontecimiento viral porque las redes sociales son una de nuestras vías favoritas para comentar lo que vemos y recomendar. Como ha recogido Amstel Index, la herramienta que mide el reconocimiento en redes sociales y lo expresa en una escala de 0 a 100, en las conversaciones sobre contenidos audiovisuales (ya sean series, películas o tráilers) existe un 72% de comentarios positivos frente a un 28% de crítica.

Al desgranar esos datos, Amstel Index encuentra que los tráilers son, precisamente, los más valorados o reconocidos con un 79%, seguido de las películas con un 74% y las series, un 71%.

Los viernes es cuando aumenta la conversación audiovisual, confirma Amstel Index, es el día de estreno en las salas. Y, sin embargo, vivimos en un mundo en el que pasado el fin de semana de estreno las películas parecen quedarse antiguas y solo queremos hablar de las que vendrán. De ahí que el estreno de algunos tráilers tengan más repercusión y un abrumador número de visionados, como ocurre con cada nuevo avance de Star Wars o las sagas de cómics: Vengadores, X-Men, Spider-Man

Los tráilers con spoilers

A día de hoy, el tráiler sigue siendo la principal herramienta de promoción de una película. Tanto para grandes producciones como para pequeñas películas y ambas comparten una misma tendencia: cada vez los tráilers son más largos y cuentan más, pueden llegar a desvelar el final si te descuidas o, como mínimo, desvelarte personajes sorpresas, estrellas invitadas, giros inesperados…

Uno de los casos más reveladores fue el de The Amazing Spider-Man (2012), cuando un fan juntó todos los tráilers, clips o featurettes y sacó un corte de 25 minutos de la película. Esto ha llevado a que cada vez haya más detractores del tráiler. Entre ellos, los propios directores.

“Estos días, los tráilers de películas cuentan toda la historia”, se quejó en 2017 David Lynch en Rolling Stone coincidiendo con el regreso de Twin Peaks. “Creo que hace mucho daño. Yo, al menos, no quiero saber nada cuando entro al cine”. Alan Taylor, director de Terminator: Génesis (2015), se enfadó porque desvelaron todas las sorpresas de la película. Igual que le pasó a Colin Trevorrow con Jurassic World (2015). Y, por eso, hay cada vez más cineastas que también exigen control creativo sobre el contenido promocional, como Guillermo del Toro o Christopher Nolan.

Imagen de un tráiler de Carol

En defensa del tráiler

Según Amstel Index, el enojo (18%) y la mala calidad (8%) son los factores principales entre los usuarios para criticar este tipo de contenidos audiovisuales. Enojo es, precisamente, lo que generan este tipo de tráilers que cuentan todo, demasiado. “¿Están arruinando las películas?”, se preguntaba un periodista estadounidense en un artículo que despertó el debate. Deberían ser “tan ambiguos” como los de las series, decía la periodista del Washington Post, Kristin Page-Kirby.

Pero los estudios y las distribuidoras no van a cambiar esta tendencia ahora. Existe una gran parte de la audiencia que necesita ver tanto como se puede de la película en el avance para saber lo que les espera y animarse a comprar la entrada.

Otra defensa de estos tráilers es que, justamente, esas pequeñas sorpresas desveladas en los avances son las que consiguen que la conversación sobre la película se encienda y viralice hasta el momento del estreno y mucho después, especialmente, en época de premios (Goyas, Oscars), cuando, según Amstel Index, se habla un 19% más de cine en Twitter. Y siempre positivamente (un 89% de reconocimiento frente a un 11% de críticas).

¿Ver o no ver el tráiler? Esa es la cuestión y, al final, es una decisión muy personal. Cuando son tráilers-eventos parece casi imposible evitarlos, pero si eres de los que quieres llegar sin saber nada a la sala de cine, la opción es tuya y es realizable.

Los avances seguirán saliendo para todos aquellos que quieren seguir anticipándose a lo que vendrá y cada vez generan más conversaciones independientemente de la película: la comparación entre tráilers o la comparación con la propia película por las expectativas que han generado. Como cuenta Amstel Index, en cualquiera de esos casos, el resultado es positivo: el 84% de las menciones de comparación resaltan algo bueno.

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