¿Monstruos o virus? Cómo las palabras también influyen en nuestro voto

El efecto marco es otro de los sesgos que nos afectan sin que, por lo general, seamos conscientes

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Podemos responder de forma contradictoria al mismo problema si se nos plantea de manera diferente
Podemos responder de forma contradictoria al mismo problema si se nos plantea de manera diferente.

(Esta es la tercera entrega de una serie de textos sobre cómo nuestro voto no es tan racional como creemos: nos influyen sesgos y efectos cognitivos).

Ciudadanos propone en su programa electoral un "alivio fiscal". No un recorte de impuestos ni, desde luego, una rebaja en las prestaciones públicas, sino un “alivio”.

El partido traduce literalmente el “tax relief” que los conservadores estadounidenses llevan años usando. Y esta opción, como casi ninguna en política, no es inocente. Como cuenta el lingüista George Lakoff en su libro No pienses en un elefante, George W. Bush empezó a usar esta expresión en cuanto llegó a la Casa Blanca en el año 2000. La metáfora implica que "los impuestos son una desgracia; la persona que los suprime es un héroe, y quienquiera que intente frenarlo es un mal tipo. Esto es un marco".

En cambio, en el lado progresista se pone el énfasis, por ejemplo, en las políticas sociales, y no en los impuestos que son necesarios para mantenerlas. Ambos quieren que se vean solo las ventajas de sus propuestas y no quieren arriesgarse a que consideremos que no compensan los posibles inconvenientes.

Los políticos a menudo confían en el sesgo de marco o de encuadre, que nos lleva a extraer conclusiones diferentes según cómo se nos presenten los datos. Este efecto se ha probado a menudo en experimentos psicológicos y sociológicos que muestran cómo los cambios en nuestras preferencias a veces están causados por variaciones en cómo se presenta el problema.

En su libro Pensar rápido, pensar despacio, Daniel Kahneman explica un ejemplo llevado a cabo por su colega y amigo Amos Tversky. En este trabajo, mostraba a dos grupos de médicos un posible tratamiento para el cáncer de pulmón. A unos se les decía que el tratamiento tenía una supervivencia en el primer mes del 90 % y a otros que la mortalidad era del 10 %. Mismo procedimiento, mismos resultados, pero una forma diferente de presentarlos: el 84 % del primer grupo se manifestó a favor del tratamiento; la cifra bajó al 50 % en el caso del segundo grupo, el que había recibido la información con el dato de la mortalidad.

Como escribe Kahneman, "a menos que tengamos una razón obvia para hacer otra cosa, casi todos los humanos aceptamos pasivamente los problemas de decisión tal como vienen enmarcados y, por tanto, raras veces tenemos oportunidad de darnos cuenta de hasta qué punto nuestras preferencias están ligadas al marco más que ligadas a la realidad".

¿Los delincuentes son monstruos o virus?

En política a menudo se intenta presentar las propuestas propias en un marco favorable y las ajenas en uno desfavorable. Estos intentos nos pueden parecer muchas veces algo forzados, pero aun así este sesgo nos afecta sin que seamos consciente.

Por ejemplo, en un experimento de la Universidad de Stanford se mostró a un grupo de participantes la misma información sobre delincuencia en una ciudad imaginaria, pero cambiando solo la metáfora usada al hablar del crimen: quienes leían que se trataba de una "bestia" eran más partidarios de medidas punitivas; en cambio, quienes leían sobre “un virus” que infectaba la ciudad, se mostraban más a favor de reformas estructurales.

Solo 15 de los 485 participantes respondieron que la metáfora usada les había influido. El resto citaba otros aspectos de la información que se les había dado, como las estadísticas, a pesar de que estos datos eran los mismos en ambos casos.

Como ocurre con la mayor parte de sesgos cognitivos, es muy difícil no ser víctima del efecto marco porque lo más normal es que ni siquiera sepamos que nos está afectando. Una de las recomendaciones que se suele hacer, y que puede ser útil en este caso, es usar la perspectiva de otra persona. Supongamos que la idea del "alivio fiscal" me parece atractiva: ¿qué pensaría alguien que opinara lo contrario? ¿Se está ocultando información, por ejemplo? ¿Es una metáfora demasiado optimista? ¿Apela solo a las emociones?

¿Se pueden usar los marcos para el diálogo?

Los marcos son uno de los motivos por los que cuesta tanto que dos personas de ideas opuestas encuentren algo en común en sus discursos políticos. Lakoff escribe que no votamos solo por interés (es decir, por cómo valoramos las propuestas que más nos pueden beneficiar), sino también y sobre todo por nuestra identidad, las personas con las que nos identificamos y nuestros valores, que a menudo usamos para encuadrar nuestros argumentos políticos.

Lakoff cree que ser conscientes de marcos y valores también puede ayudarnos a dialogar (e incluso convencer) a personas que piensan diferente. O, al menos, nos ayuda a entendernos todos algo mejor. Por ejemplo, el lingüista recomienda hablar de los impuestos con un conservador subrayando que pagarlos "es patriótico", ya que supone apreciar y valorar lo que hacemos todos en común.

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