Creía que eras la becaria".
Tania Baños escuchó esta frase unas cuantas veces cuando empezó en su actual empleo. Es normal que algunas personas la confundieran con una estudiante en prácticas: tenía 24 años. Lo extraño es que una persona de su edad accediese a un cargo como el que ostenta desde 2015. Y que pretende renovar en las elecciones locales del 26 de mayo. Es la alcaldesa socialista de Vall D'Uixó (Castellón, 32.000 habitantes).
La gran mayoría de los 8.000 alcaldes que hay en España son mayores que Baños. Y que Virginia Hernández, alcaldesa de San Pelayo, un municipio vallisoletano de 50 habitantes. Se presentó en 2015 a través de la plataforma Toma la palabra (coalición de Izquierda Unida y Equo), cuando tenía 26 años. Recuerda perfectamente el desdén con el que algunos políticos la trataban en sus primeros meses como regidora. “Me ha costado mucho quitarme el apelativo de niña”, cuenta Hernández.
Hemos hablado con varios alcaldes nacidos entre 1983 y 1990 para saber cómo afrontan ser los máximos responsables políticos de sus municipios. En resumen: es bastante complicado, al menos al principio.
"Tienes un plus de presión por ser joven"
“Nunca me he sentido discriminada en política por ser mujer. En ese sentido, estamos más avanzados que las empresas privadas. Sin embargo, sí me he sentido discriminada por ser joven en algunos momentos”, opina Baños. Esa discriminación se da a muchos niveles: puede ser ante los funcionarios, ante políticos rivales e incluso dentro de los partidos. “Me fastidia que yo me haya tenido que ganar el respeto cuando a otros se les da sin más”, añade Hernández.
¿Y cómo se consigue que te respeten? “Cuando te escuchan hablar, se van dando cuenta de lo que vales. Hay personas de 60 años que no tienen capacidad ni para presidir su escalera, mientras que hay jóvenes que tienen las cosas muy claras”, comenta Baños.
Ramón Fernández-Pacheco es algo mayor que Baños y Hernández. Fue elegido alcalde de Almería con 32 años, lo que le convierte en el regidor de una capital de provincia más joven de España. “Cuando empecé como alcalde, algunos de mis amigos seguían estudiando o estaban empezando a trabajar. Supongo que a ojos de mucha gente, eres demasiado joven para ostentar tal responsabilidad", dice este militante del PP.
Una carrera política al uso no coincide con la de estos alcaldes. Lo normal es que pasen unos años entre que te afilias y entras en una lista electoral, que tardes en conseguir un puesto de salida en una lista electoral y que pase mucho tiempo hasta que te conviertes en cabeza de cartel. Pero a veces aparecen atajos.
Así fue para el alcalde de Almería. Su antecesor en el cargo ganó las elecciones, fue investido alcalde y dejó el puesto seis meses después de los comicios. A partir de entonces, empezaron a salirle canas: “Los interlocutores a los que te enfrentas son mayores que tú. Tienes la edad de sus hijos y, al menos al principio, te tratan como a ellos. Y como sabes que el hecho de ser joven te pone en entredicho, le dedicas muchas más horas para no equivocarte en nada. Tienes un plus de presión", dice el alcalde almeriense.
Esa presión añadida afecta al día a día de los políticos jóvenes. "Hace tiempo subí una foto a Instagram en la que se me veía un tatuaje. Después, eso salió en las noticias locales. Al publicar la siguiente foto te lo piensas dos veces. Y con 32 años, lo normal es que salgas con tus amigos y después de una cerveza te tomes una copa. Hace mucho que no voy a discotecas y que salgo hasta una hora muy prudente. Todo se puede tergiversar", indica Fernández-Pacheco.
La alcaldesa socialista de Vall D’Uixó se toma el cargo de forma más relajada: "Yo sigo saliendo y haciendo lo mismo que cuando no era alcaldesa. Es verdad que no me quedo hasta las tantas de la mañana, pero no es por dar una mala imagen, sino porque al día siguiente, como todos los días del fin de semana, seguro que tengo algún acto".
"Ser alcaldesa a esta edad acerca la política municipal a los jóvenes"
El interés por la política se desarolla con el tiempo. Esto se refleja en la participación por tramos de edad en las elecciones: las personas de entre 18 y 34 años votan menos que las de más edad. Como explica Metroscopia, se estima que en las elecciones generales de 2016 votó un 61% de los jóvenes, nueve puntos menos que la media nacional (70%). Las personas de más de 55 años votaron 18 puntos más que los jóvenes: un total del 79%. Es una constante política en todo el mundo: el Brexit ganó, en gran parte, porque la abstención entre los jóvenes fue altísima.
Maider Murillo, alcaldesa de Lapuebla de Labarca (Álava, 850 habitantes) desde 2015, cuando tenía 25 años, cree que la entrada de los jóvenes en política es “clave” para que se contagie ese interés en personas de la misma generación: "En mi cuadrilla no se hablaba mucho de política, pero eso ha cambiado desde que soy alcaldesa. Ahora veo que se interesan más tanto ellos como otros jóvenes. Creo que ser alcaldesa a esta edad acerca la política municipal a los jóvenes del pueblo", dice esta alcaldesa del PNV.
El efecto al que hace referencia Murillo también funciona en dirección contraria: que el alcalde sea veinteañero puede hacer que las políticas municipales tengan más en cuenta a los jóvenes. “Te hace más consciente de los problemas de la gente de tu edad. Lo ves en tus amigos. Por ejemplo, a mí me fastidia mucho que los jóvenes de mi pueblo se tengan que ir a Logroño porque aquí es muy difícil alquilar. Y va más allá de la edad: es un compromiso con el propio pueblo. Sin jóvenes no hay futuro para Lapuebla”, dice Murillo.
Hernández, la alcaldesa de San Pelayo, también pone un ejemplo en primera persona para ilustrar la importancia de que los jóvenes entren en política: “Antes de que llegásemos, en el pueblo no había un parque decente. Esa fue la chispa que nos animó a presentarnos, para que una de mis compañeras de candidatura, que vive en San Pelayo y tiene una hija pequeña, tuviera un parque en su pueblo”.
"Muchos se hicieron del PSOE por Felipe. Yo, por Zapatero"
El tramo de edad de los alcaldes participantes en este reportaje es uno de los mejores caladeros de votos de Podemos y Ciudadanos. Al alcalde de Almería le han dicho varias veces que pega más en la formación naranja que en el PP: “Me afilié cuando tenía 19 años, cuando no existía Ciudadanos. Y ahora me volvería a afiliar al PP. El éxito que siempre ha tenido el PP es representar a gente muy diversa, de muchas las edades. No todos somos ese estereotipo de señor conservador”.
La mayoría de los amigos de la socialista Baños son socialistas, pero reconoce que en otros grupos de su misma edad sí aprecia una mayoría de Podemos. Fue designada como candidata socialista en su municipio en pleno auge de los de Pablo Iglesias: "Coincide con la debacle del PSOE y la aparición de Podemos en las Europeas. Se llevaba lo de romper con lo antiguo y me plantearon encabezar la lista. No hubo ni primarias. Solo me presenté yo".
Cuando se afilió, en 2008, no existía Podemos. Se terminó de decidir en un mitin del expresidente José Luis Rodríguez Zapatero en Valencia, cuando tenía 17 años y estudiaba Segundo de Bachillerato. “En el partido, muchos dicen que se hicieron del PSOE por Felipe. Yo soy de la generación de Zapatero". De momento, es pronto para que haya adolescentes que se hayan afiliado al PSOE por Pedro Sánchez y que ya sean alcaldes. Pero pueden estar a la vuelta de la esquina, si se dan tanta prisa como estos cuatro políticos.
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