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Tres autoras de literatura erótica nos explican cómo escribir una buena escena

Megan Maxwell, Silvia C. Carpallo y Mimmi Kass hablan de sus secretos literarios

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Getty Images

En 2011 se publicó el primer tomo de la trilogía 50 sombras de Grey, de E. L. James. Pese a las críticas recibidas, es incontestable que supuso una revolución en la literatura erótica. Un artículo de Forbes hablaba de que llegaron a venderse 20 ejemplares por segundo durante su primera semana de publicación en todo el mundo.

De repente, hasta en las bibliotecas de los pueblos más remotos, con escasos libros en sus estanterías, podían encontrarse las andanzas sexuales del ejecutivo que amaba las prácticas eróticas alternativas. Ese fue su gran mérito: llevar este tipo de literatura a todos los rincones.

Como todo fenómeno editorial, supuso un auge de ventas para su género. Un auge, además, liderado por el público femenino, ya que el 80% de sus compradoras fueron mujeres. Pero también fue un movimiento que trascendió la literatura. Desde 2011 hasta 2015 aumentaron un 40% las ventas de juguetes sexuales en Estados Unidos, según el mismo artículo de Forbes.

Desde entonces, aunque las ventas de literatura erótica ya no alcancen los mismos niveles que en los años inmediatamente posteriores a la publicación de 50 sombras de Grey, llama la atención que muchas se produzcan en formato electrónico.

Podemos imaginarnos las razones de esta singularidad. Por un lado, el estigma que arrastran los libros eróticos por considerarse un género menor, que apenas tiene cabida en los suplementos literarios o en las secciones de Cultura. Y, por otro, el libro digital permite una discreción que lo convierte en un buen aliado para sortear el pudor que siguen causando los contenidos sexuales.

En Verne nos hemos preguntado cómo se escribe una buena escena de sexo que aporte algo a lo que ya hemos leído durante el boom de los últimos años. Para saberlo, hemos hablado con tres escritoras actuales de literatura erótica que nos ponen tres ejemplos extraídos de sus propias obras (cuidado, que viene contenido explícito).

La importancia de la historia y los personajes

La española Megan Maxwell es probablemente la escritora española con más éxito dentro del género erótico, romántico y medieval. Según su editorial, ha vendido más de dos millones de libros en los últimos seis años. De entre sus cerca de 40 libros, la autora escoge un fragmento de su novela Pídeme lo que quieras, publicada en 2012, primera entrega de una exitosa trilogía.

Ha elegido este fragmento porque para ella representa una escena especial: "Es el momento en el que Judith, que es como se llama la protagonista, se da cuenta que Eric no es uno más".

Para transmitir estas sensaciones, una de las claves que maneja la autora, según cuenta a Verne, es que "la historia y los personajes sean buenos y creíbles para sus lectores". Es decir, que todos podamos imaginarnos protagonizando esas escenas. "Hace más años no habría sido tan explícita. Pero hoy por hoy, me gusta que quien lea este tipo de escena, contada por mí, se excite, sienta calor y lo pase bien".

No hacen falta fuegos artificiales

Silvia C. Carpallo, que ha escrito libros tanto de ficción como de no ficción y que colabora en S Moda, subraya la importancia de describir sensaciones. "Uno de los errores más habituales es hacer una descripción física detallada, de lo que se tocan, de lo que se hacen, de dónde lo hacen... Y olvidarse de describir lo que están sintiendo. Si se describen las sensaciones, el lector lo recreará en su mente y la lectura será mucho más placentera".

Ella ha escogido un fragmento de su novela Perdernos para encontrarnos, publicada el pasado mes de abril, que muestra que no hace falta que todas las escenas de sexo hablen de penetración. "Podemos sacar mucho más partido a nuestra sexualidad". Más bien, esta escena, según su autora, "habla del sexo como placer, pero también como liberación."

Para Silvia C. Carpallo, que también es sexóloga, la literatura erótica, además de entretenimiento, es una vía para transmitir conocimientos sobre la sexualidad humana. "Me gusta pensar que cuando la gente lee mis libros no solo pasa un buen rato, sino que también aprende algo".

Reconoce que aún existen ciertos patrones sexuales en la literatura erótica. "Los hombres siempre están listos y siempre tienen ganas, mientras que ellas siempre llegan al orgasmo, lo hacen en público y no les suele pillar nadie... Al final queremos ser un poco realistas, pero también queremos crear un ambiente idílico y de excitación, por lo que acabamos cayendo, yo la primera, en ciertos estereotipos".

Un beso que encierra mucho más

Mimmi Kass es la ganadora del XII Premio Terciopelo de novela romántica, correspondiente a este año, que concede la editorial Roca. "Hay que huir de los lugares comunes y apelar a la erótica de los sentidos. La genitalidad no es nada nuevo. Todos conocemos el equipamiento que traemos de serie y, más o menos, cómo usarlo. Pero escribir una escena que involucre al lector tiene que dar un contexto rico en matices, llamar a las cosas por su nombre, huir de los propios prejuicios y transmitir sentimiento", nos cuenta.

La escritora tiene una serie llamada Fetiches en la que explora otro tipo de erótica. El fragmento que destaca procede de la novela El hombre fetichista, el primer libro de esta serie. Esta escena describe un beso que, según su autora, "explica la deflagración del deseo en lujuria, la compleja relación entre el placer y el dolor, y toca un fetiche muy extendido y poco conocido, la odaxelagnia: excitarse al morder o al ser mordido. Toca un poquito el cuerpo y un poquito la mente".

Las escenas eróticas que no siguen un patrón tradicional están obligadas a despertar sensaciones pese a no ser prácticas habituales, lo que supone una dificultad añadida. "Aunque quizá sea más fácil aderezar con el elemento sorpresa, con la novedad, jugar con el tabú, con lo desconocido", señala Mimmi Kass. La escritora remata asegurando que, al fin y al cabo, "los ingredientes son los mismos: las palabras. El secreto está en mezclarlas de tal manera que el cóctel sea sugerente, excitante y sensual".

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