Un 'tour' por Europa a través de sus monedas de euro

El dinero de tu cartera puede llevar un pedacito de historia de cualquier punto del continente

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La puerta del palacio barroco de Belvedere está representada en las monedas de 20 céntimos austriacas.
La puerta del palacio barroco de Belvedere está representada en las monedas de 20 céntimos austriacas..

¿Te imaginas visitar algunos de los monumentos más emblemáticos de Europa sin necesidad de salir de tu casa? Solo necesitas abrir tu monedero y tener un poco de suerte, seguro que alguno de tus euros trae consigo un pedacito de historia de cualquier punto del continente. Puede que tengas entre tus monedas los templos prehistóricos de Mnajdra, en Malta, o el palacio Belvedere, en Viena, y no hayas sido consciente hasta ahora.

El euro fue creado para unificar las divisas de los países integrantes de la Unión Europea, lo que provocó la irremediable renuncia de monedas históricas como el franco francés, el marco alemán o la peseta española. Aunque los billetes se plantearon de forma uniforme, representando las principales etapas de la arquitectura europea, las monedas no mantuvieron este esquema: además de su cara común, encargada de dejar patente su valor, se desarrolló una cara variable con el fin de reflejar su lugar de emisión.

Muchos países escogieron monumentos emblemáticos para sus monedas. Algunos se decidieron por un diseño que unificaba todas las caras, como es el caso del arpa irlandesa; otros, en cambio, decidieron cubrir el frente de cada una de sus monedas con un diseño distinto, como es el caso de Italia; y los hay que se mantuvieron en un término medio y establecieron tres diseños para ocupar las caras de sus monedas, como es el caso español.

Las de uno y dos euros alemanas muestran uno de sus símbolos heráldicos más destacados, el águila, el mismo que ocupa el frente de sus monedas de cinco euros (una tirada para coleccionistas, de curso legal solo en el país de emisión). Por su parte, las monedas de 50, 20 y 10 céntimos de este país inmortalizan la puerta de Brandeburgo, una de las entradas más antiguas de la ciudad de Berlín, que se convirtió en el símbolo de la división de Alemania y su posterior reunificación.

Las monedas de 10, 20 y 50 céntimos de Alemania representan la puerta de Brandenburgo. El diseño es de Renhard Heinsdorff.. Getty

En otras naciones, como en Austria, algunas de las caras nacionales las ocupan personajes ilustres. Así, el protagonista de sus monedas de euro es Wolfgang Amadeus Mozart, uno de los más célebres compositores. Los retratos de monarcas también tienden a ocupar esta posición en gran parte de los países, como ocurre en España.

La representación de edificios emblemáticos posee un importante papel entre los motivos que ocupan las monedas de euro. En Austria, las monedas de 50 céntimos ocultan una alusión directa al Pabellón de la Secesión de Viena, símbolo del nacimiento del movimiento modernista encabezado por artistas de tanta importancia como Gustav Klimt. En el caso de Malta, se decantan para sus monedas más pequeñas por la representación de sus templos de Mnajdra, famosas obras de época prehistórica.

En Austria, las monedas de 50 céntimos llevan grabada la imagen del Pabellón de la Secesión de Viena, símbolo del nacimiento del movimiento modernista.. Getty

Incluso proyectos que nunca vieron la luz tienen la oportunidad de materializarse. Es el caso de los 10 céntimos de euro de Eslovenia, que representa el proyecto para el parlamento esloveno del arquitecto Jože Plečnik. El plan nunca se llevó a cabo por motivos económicos y logísticos, pero eso no impidió que pasara a la historia del país como la catedral de la Libertad.

La misteriosa lechuza de la suerte

La curiosidad se desata si tienes la fortuna de tener entre las manos una moneda de un euro con una lechuza grabada en una de sus caras. Muchos guardan estas monedas como oro en paño, pues se ha relacionado su forma con la de la buena suerte, cosa que ha producido que cada vez sean menos comunes. Su valor es efectivamente de un euro, pero en el mercado del coleccionismo han llegado a alcanzar los 50.

La moneda de un euro griega es una reproducción de la moneda de cuatro dracmas ateniense, que representa a una lechuza.

Durante mucho tiempo, Grecia ha considerado a la lechuza como un animal sagrado. Y es que Atenea, diosa de la sabiduría y de la guerra, se ha emparentado con este animal y ha aparecido representada junto al mismo en numerosas ocasiones. De hecho, el diseño de la moneda de un euro griega es en realidad una copia exacta de uno de los diseños de las antiguas monedas atenienses, la de cuatro dracmas, que representaba una lechuza en una cara y el rostro de la diosa en la otra. Este diseño se popularizó por todo el Mediterráneo, especialmente a partir del siglo V antes de Cristo, lo que ha permitido que se conserve un gran número de muestras de estas antiguas monedas en un estado envidiable.

La joya oculta en las monedas italianas

En Italia, las caras de las monedas son reproducciones exactas de algunas de las obras de arte más destacadas de la historia de país. Sin ir más lejos, sus monedas de dos euros muestran una reproducción del retrato de Dante Alighieri que forma parte del fresco La disputa del Sacramento, que Rafael de Urbino pintó para la decoración de la estancia de la Signatura, en el ala del papa Julio II del Palacio del Vaticano.

Las monedas de un euro italianas representan un motivo mundialmente conocido: el Hombre de Vitruvio, un hombre inscrito en un cuadrado dentro de un círculo, la armonía y proporción perfecta de la figura humana según el criterio de Leonardo Da Vinci. Este realizó el dibujo en su propio diario, hacia 1490, reinterpretando las fórmulas del arquitecto romano Marco Vitruvio, por el que recibe su nombre.

En Italia la moneda de 2 euros es una copia del retrato de Dante Alighieri, realizado por Rafael en sus frescos del Palacio del Vaticano

La escultura también tiene cabida en las caras nacionales de Italia. Las monedas de cincuenta céntimos de este país se encuentran ocupadas por la estatua ecuestre del emperador Marco Aurelio, en su situación en la Colina Capitolina de Roma, el único retrato a caballo de época romana que conservamos completo. Aunque con varios siglos de diferencia, las monedas de 20 céntimos italianas también guardan la representación de una escultura: se trata de Formas únicas de continuidad en el espacio, de Umberto Boccioni, obra cumbre del movimiento futurista y reflejo fiel de la sociedad de aquel momento, obsesionada con la tecnología.

La proximidad y estrecha relación con nuestros vecinos italianos hace que las monedas de esta zona sean de las más fáciles de encontrar. Así que no os preocupéis, cualquiera que se lo proponga puede tener su propio pedacito del Nacimiento de Venus, de Botticelli, por valor de 10 céntimos o su reproducción del Coliseo romano por tan solo cinco. Solo hace falta estar atento, a veces el arte se oculta en los lugares más inesperados.

El caso español

En España, también se eligieron dos de los símbolos más representativos del país para grabarse en sus monedas más pequeñas. Las monedas de 50, 20 y 10 céntimos son un homenaje a la figura de Miguel de Cervantes, considerado como el padre de la literatura española. Por otra parte, para los céntimos más pequeños se escogió la representación de la catedral de Santiago de Compostela, en su fachada barroca de la plaza del Obradoiro, uno de los lugares de peregrinación más importantes del mundo.

La moneda de 10 céntimos con la que empezó este reportaje

Verne

La idea de este reportaje empezó cuando llegó a la cartera de la autora, la historiadora del arte Clara González, una moneda de 10 céntimos con la Venus de Botticeli. Antes de publicar su historia aquí, González escribió un hilo de Twitter sobre las imágenes de algunas monedas de euro, que puedes leer aquí o pulsando sobre el siguiente tuit:

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