Me saqué el carné de conducir muy tarde. Mucho. A los 30, cuando lo normal, supongo, es sacárselo a los 18. El caso es que en los últimos dos años me he movido por Madrid en coche recurrentemente, pero siempre con la impresión de no saber realmente dónde estaba. Yo sigo sumisamente las órdenes del GPS: ponte en el carril izquierdo, sal por la próxima, incorpórate, haz una rotonda. Pero si me preguntas, por mí podría estar lo mismo en la M-40 que en la ruta 66. Todas las carreteras me parecen iguales (y en mi opinión, la señalización no ayuda).
Así que una noche de hace un par de semanas decidí hacerme un esquema para, al menos, tener una imagen general de la red madrileña de autopistas en la cabeza. ¿Y cómo hacer que fuese lo más sencilla posible? Imitando el estilo de un plano de metro. Puede que este plano de carreteras estilo metro no sea el mejor compañero para llevar en el coche, porque lo concebí como un ejercicio de simplificación y usabilidad.
🛣🗺🚘🎨 Bueno, pues aquí tenéis las dos versiones del mapa de autovías de Madrid estilo metro: con y sin textos.
— Fernando de Córdoba 🏳️🌈 (@gamusino) August 19, 2019
Y para los que queríais una lámina: https://t.co/rXz7KUjbLf pic.twitter.com/ClCSn2yFKQ
Siempre me han fascinado los planos de metro. Y no solo por mi pasión por los trenes. Los esquemas de metro se han convertido en un estándar que nos ayuda no solo a orientarnos, sino a interiorizar una red al formarnos una imagen comprensible en la cabeza, un mapa mental gráfico. Me parece que hay algo de adictivo en la tarea de simplificar el mundo, y los esquemas de metro lo consiguen.
Con unas pocas líneas de colores e iconos, pueden hacer que algo tan complicado como una red ferroviaria con cientos de estaciones, recorridos y servicios parezca simple y sea comprensible. Hoy nos parece una solución obvia, pero cuando en los años 20 diseñadores como George Dow (para la London and North Eastern Railway) y Harry Beck (para el Underground londinense) decidieron priorizar la representación de los enlaces sin obsesionarse por dibujar los recorridos cartográficos reales de cada línea, seguramente inspirándose en los circuitos eléctricos con los que Beck había trabajado previamente, fue toda una revolución. Y pronto el plano del metro londinense se convirtió en todo un icono de la ciudad, y en una inspiración para muchísimas otras redes de ferrocarril metropolitano, convirtiéndose en un estándar.
Desde entonces, esta manera de simplificar rutas de ferrocarril se ha utilizado también para simplificar muchos otros conceptos: desde calzadas romanas a autopistas estadounidenses, pasando por eventos en festivales o incluso plano de metro de metros. Pero no había (o yo no encontré) una representación del caos que me atormentaba, esa madrileña mezcla de emetreintas, emecuarentas, radiales, nacionales, radiales de pago, carreteras de peaje, carreteras convencionales… y por eso me puse a ello.
It's finally done: the Roman Roads of Iberia in all their glory!
— Sasha Trubetskoy (@sasha_trub) November 21, 2018
Buy hi-res here: https://t.co/wVcSlPztWM
Read about it here: https://t.co/OC6NfqUoDr pic.twitter.com/vRCGNEjLnA
Finalmente acabé: las calzadas romanas de Iberia en todo su esplendor.
Cómo lo hice
Diseñar un plano de autovías madrileñas estilo metro era una manera de organizarlas en mi mente, y además me servía por fin para decidirme a aprender a manejar Illustrator. Soy un diseñador gráfico frustrado y siempre me había quedado la espinita de no saber manejar este programa de dibujo vectorial.
Cuando subí el primer boceto a Twitter, la respuesta de la gente fue impresionante y el mensaje ya suma más de 3.000 retuits y 10.000 likes, así que decidí que no podía quedarse en un esquema sucio y me puse a pulirlo. Siempre me ha atraído el diseño de los mapas y esquemas, más allá de su función cartográfica. Uno de los primeros regalos que pedí a los Reyes Magos fue una guía de calles, y me pasaba las noches recorriendo sus páginas con el dedo hasta llegar a aquellas que decían: “Limita con el campo”. Hoy tengo las paredes de mi casa llenas de mapas de países y planos de ciudades, por lo que decidí cuidar al máximo la estética para poder ofrecer láminas.
Bueno, pues el otro día estaba pensando que siempre que conduzco por Madrid me hago un lío porque no sé en qué carretera estoy ni a dónde va, y que los planos son muy liosos, y que lo entendería mejor si fuese estilo plano de metro... y abrí Illustrator y bueno, esto. pic.twitter.com/sp6Q0G2iNx
— Fernando de Córdoba 🏳️🌈 (@gamusino) August 13, 2019
El proceso de diseño de este plano ha sido bastante transparente y abierto: he ido comentando mis avances en un hilo de Twitter, y la gente me hacía llegar sus propuestas de carreteras que añadir, o ideas para simplificar tramos. En paralelo, monté un comité de sabios por WhatsApp con mis amigos Antonio y Jaime, aficionados a los viajes e infraestructuras. A ratos toda esta participación era un poco desesperante: cuando parecía que ya había logrado encajar todas las carreteras, aparecía otra que también resultaba importante añadir. Pero he de reconocer que el reto de equilibrar la información con la simplicidad me atraía bastante, y los ánimos y apoyo de la gente me ilusionaban.
Aunque bueno, los inicios reales fueron estos: pic.twitter.com/tpc6Vl8O1V
— Fernando de Córdoba 🏳️🌈 (@gamusino) August 13, 2019
Me hacían sufrir por WhatsApp, aunque sea por mi bien pic.twitter.com/bEXU8ausp7
— Fernando de Córdoba 🏳️🌈 (@gamusino) August 13, 2019
Curiosamente, uno de los problemas que más dolores de cabeza me dio no fue tanto el encaje de las carreteras como los colores. Para que el plano tuviera sentido, cada carretera tenía que tener un color único de modo que su recorrido fuese fácil de seguir (ese es el mayor problema que presentan los mapas de carreteras convencionales: todas las autopistas, radiales… tienen el mismo color, por lo que el caos no se arregla).
La primera inspiración para los colores vino, por supuesto, del plano del metro madrileño, al que también he querido homenajear empleando su tipografía corporativa (Helvetica) y su manera de representar los transbordos (con círculos blancos). La M-30, la carretera de circunvalación más urbana, toma el color gris de la línea circular de metro. La M-40, una circunvalación exterior, lo toma de la línea 12, la circular sur. Los colores de las carreteras nacionales también están basados en el metro: la A-1, A-2, A-3, A-4 y A-5 son azul, roja, amarilla, marrón y verde respectivamente, como sus líneas homónimas del metro. La A-6 se tuvo que conformar con el rosa de la línea 8 (y no negaré que este desequilibrio me angustia un poco).
Me gusta la idea que me habéis sugerido de que las autopistas de peaje estén de color inverso (rollo metro ligero). Y me sugiere @jd_frutos que las radiales de peaje que "sustituyen" a las A-xx vayan del mismo color que éstas.
— Fernando de Córdoba 🏳️🌈 (@gamusino) August 14, 2019
Prueba rápida: pic.twitter.com/6SlpAxvPDR
Por otro lado, creo que voy a seguir el consejo de alguien (lo siento, he perdido la mención) que ayer me proponía poner todas las carreteras no autovías en gris. Al final no quiero ser exhaustivo con ellas, sino mostrar conexiones, simplifica el entendimiento y no gasta colores pic.twitter.com/LZIYFi46EQ
— Fernando de Córdoba 🏳️🌈 (@gamusino) August 18, 2019
Pero claro, generalmente una red de metro o cercanías suele tener unas 10 líneas y en este plano hay más de 30 carreteras, así que he tenido que elegir tonalidades para decenas de ellas, buscando que fuesen colores igualmente brillantes y propios de una red de metro. Un reto.
Por ahora, el plano ha sido un éxito. La gente me comenta que se lo ha imprimido, o lo lleva en el móvil o compran láminas o tazas con su dibujo (se me hace raro que alguien desayune en un esquema que salió de mi ordenador). También me han propuesto retos como hacer un plano de todas las autovías europeas (insertar aquí meme de "vamo a calmarno") o algunas ideas para una futura versión 2.0 del plano. De momento, ya tengo algunas ideas para seguir simplificando el mundo.
* También puedes seguirnos en Instagram y Flipboard. ¡No te pierdas lo mejor de Verne!