El gurú de la nevera, la alfombra de pipas y otras situaciones que hacen único el cine de verano

También están el jugador de baloncesto que siempre te toca delante

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Ni un cine de verano sin sus sillas de plástico. En la imagen, el cine de verano de Alcobendas, en Madrid
Ni un cine de verano sin sus sillas de plástico. En la imagen, el cine de verano de Alcobendas, en Madrid. Europa Press

Poder mirar de forma simultánea una película y las estrellas es algo que solo ocurre en un lugar: los cines de verano. Este año, debido a la crisis del coronavirus y el cierre temporal de muchas salas, los cines al aire libre supondrán el reencuentro de muchos cinéfilos con la gran pantalla tras meses de ausencia. Sin embargo, los cines de verano no son solo territorio de cinéfilos empedernidos. Es posible que te lo hayas planteado como plan para los próximos meses, y debes saber que, junto a ti, habrá: familias cargadas de bocadillos, tejedores expertos en hacer alfombras de cáscaras de pipas, pequeños macarras de 14 años… Ellos son parte de la fauna de estos cines, en los que ni la película suele escucharse especialmente bien ni las sillas son demasiado cómodas. Y aun así, volvemos verano tras verano. ¿Por qué? Si este va a ser tu primer contacto con estos cines, estas son algunas de las situaciones y personajes que los hacen inigualables y que debes conocer.

COSAS QUE SOLO PASAN EN EL CINE DE VERANO

1. Sales con tatuajes temporales gratis

Hay gente que gasta dinero en tatuajes temporales cuando en el cine de verano van incluidos con la entrada. Mejor dicho, con la silla: tras más de hora y media de película, tus glúteos y muslos tendrán el dibujo de la silla, especialmente si vas en pantalón corto o falda. Hay distintas variedades, según el cine: agujeritos de silla de plástico, líneas horizontales de silla metálica…

Estas sillas dejan un característico tatuaje de rombos en tus glúteos y muslos. Jekaterina Nikitina (Getty)

2. Permisividad con la comida y la bebida

Es posible que, en una sala de cine tradicional, te haya pasado o hayas escuchado esto: alguien abre una lata de refresco, el chasquido se escucha en la sala y, acto seguido, se escuchan murmullos y ruidos de desaprobación de parte del público. Estos ruidos de desaprobación en ocasiones hacen más ruido que el chasquido de abrir la lata. En los cines de verano da igual: nunca serás el primero en abrir una cerveza o refresco, ni en desenvolver el papel de aluminio de un bocadillo. Y a nadie le va a molestar.

Ni siquiera hay por qué elegir: en un cine de verano puedes tomarte el tomate, el botellín y, si te quedas con hambre, pedir unas palomitas.

3. Aplausos y carcajadas

Los cines de verano son como los vuelos de una aerolínea low cost: los asientos no son cómodos y al final, independientemente de cómo haya ido la experiencia, el público aplaude. A veces, incluso en medio de la película: una buena escena cómica se puede premiar con carcajadas y aplausos sin complejos. En los cines de verano no hacen falta risas enlatadas. Corren a cargo de los espectadores.

FAUNA TÍPICA

4.Veteranos del cine de verano, gurús de la nevera

A los que no son asiduos a los cines de verano les suele chocar ver a alguien cargado con una nevera y un cojín para cada miembro de la familia. Hasta que la película llega a la mitad y lo entienden todo: un cine de verano, sobre todo uno con sesión doble, es un deporte de resistencia en el que los que llevan su propio cojín y su propio avituallamiento llevan las de ganar. En septiembre, cuando empiezan a bajar las temperaturas, el gurú de la nevera incorpora un elemento adicional: la mantita, por si refresca.

La diferencia entre novatos y veteranos de los cines de verano la marca el cojín.

5. El jugador de la ACB que se te sienta delante

Si en el cine hay alguien que te saca dos cabezas o más, se te va a sentar delante. Esto forma parte de la Ley de Murphy cinéfila y puede pasarte en cualquier tipo de cine, pero el drama suele ser mayor en los cines de verano. En la mayoría de los cines y auditorios el patio de butacas suele estar inclinado para evitar que un jugador de la ACB te fastidie la película. En el patio de butacas completamente llano de un cine de verano estarías perdido de no ser por un detalle: puedes mover las sillas a tu antojo. Siempre encontrarás un hueco por el que ver la película.

6. El artesano de las alfombras de pipas

A este artesano no le hacen falta agujas, ni siquiera tela, para tejer una alfombra gigantesca bajo sus pies. Y bajo los tuyos, si estás cerca. Solo necesita sus dientes y una bolsa gigantesca de pipas para montar su alfombra de cáscaras. También hay fanáticos de las pipas en otros gremios de la artesanía. Por ejemplo, los escultores, que en vez de tejer alfombras crean obras como una gran montaña, pequeños montículos... A veces, traen espectadores adicionales al cine: las hormigas.

El artesano de las alfombras, antes y después de la película. Montaje de Verne a partir de dos fotos Getty: la de arriba, de Laura Smith. La de abajo, de Mike Kemp, tomada en una exposición de Ai Wei Wei en Londres.

7. Adolescentes macarras de la vieja escuela

El público del cine de verano se reparte de forma similar al de las clases en el colegio: en la zona central están los que quieren prestar atención, en la delantera los que quieren prestar atención pero ven mal de lejos y, en las últimas filas, los malotes. Da igual en el año que estemos, siguen creyendo que es gracioso apuntar con un láser a la pantalla y, al igual que si estuvieran en clase, querrás decirles: “Venga, dime qué es tan gracioso, que nos riamos todos”. Suelen ser buenos artesanos de alfombras de pipas, y en sus creaciones mezclan cáscaras con colillas.

CARACTERÍSTICAS TÉCNICAS ÚNICAS

8. La calidad de proyección, ese bingo

Da igual que el cine tenga el mejor proyector del mundo. ¿Hay luna llena? La película se va a ver regular. ¿El pase es temprano? Hasta que no se cierre la noche vas a ver poco. ¿Algún vecino cercano ha encendido una luz potente en su balcón? Estás perdido. Por suerte, todo tiene su lado bueno: a más iluminación, menos se verá la peli… y mejor tu bocadillo.

El mito de la Caverna, adaptado al cine de verano.

9. Sonido envolvente de verdad

Los cines de verano son los únicos en los que, en una escena de persecución, puedes escuchar coches derrapando de verdad si el cine está cerca de una calle o una carretera concurrida. También el ruido de cláxones, de gente gritando o jugando fuera del cine… Lo malo es que da igual que, si la película es romántica o de terror, es posible que el sonido ambiental sea el mismo y no acompañe tanto.

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