Hace unos días, Jesús María Martínez (51 años) llegó a la cita con su traumatólogo para recoger los resultados de una resonancia, pero no consiguió pasar de la recepción de la clínica privada a la que acudió. Tras una mampara de plástico y con la ya imprescindible mascarilla cubriéndole nariz y boca, uno de los trabajadores administrativos le denegó el acceso con la cabeza; quizás le explicó el por qué, pero Jesús María no pudo entender el mensaje porque padece una discapacidad auditiva desde los 15 años. Sin audífono ni implante coclear, este vecino de Barcelona se manejaba bien leyendo los labios de la gente, hasta que comenzó la pandemia. Ahora, con la imposición del cubrebocas tanto en Cataluña como en el resto de comunidades autónomas, Jesús María y otras personas con discapacidad auditiva están teniendo "graves problemas" para comunicarse.
Este incidente fue compartido en Twitter por su hija, Amanda Martínez, el pasado 31 de agosto: "Llevo toda mi vida viviendo la extrema insensibilidad y discriminación que sufren las personas sordas en su día a día, pero esto es la gota que colma el vaso", escribió aquel día. "Le dijeron previamente que debía acudir acompañado a la clínica porque el traumatólogo, de edad avanzada, no iba a bajarse la mascarilla para hablar con él", cuenta a Verne en conversación telefónica la joven, de 23 años. "Al principio le iba a acompañar una amiga, que haría de intérprete entre el médico y mi padre, aunque tendría que bajarse la mascarilla igualmente porque mi padre no sabe lengua de signos; pero finalmente no pudo ir con él".
Llevo toda mi vida viviendo la extrema insensibilidad y discriminación que sufren las personas sordas en su día a día, pero esto es la gota que colma el vaso. pic.twitter.com/INSmQ9HSvn
— Amanda-ちゃん⁷ 🌸 🔥 (@rasenkai7) August 31, 2020
Como explica Carmen Jáudenes, presidenta de la Confederación Española de Familias de Personas Sordas (FIAPAS), no solo las mascarillas dificultan la comunicación: "Las mamparas que ya vemos en muchos lugares donde se presta atención al público, o la propia distancia social son también barreras para que estas personas puedan entenderse con sus interlocutores".
La presidenta de FIAPAS cree que los centros sanitarios deberían tener garantizados protocolos que permitan atender a personas con necesidades especiales, entre ellas, las personas sordas. "Imagínate la angustia y el miedo de estar enfermos y no saber qué nos pasa o qué pruebas nos van a hacer porque no podemos entender a los médicos y enfermeros que llevan la mascarilla puesta", dice.
Según el INE, en España hay más de un millón y medio de personas que padecen alguna discapacidad auditiva, aunque son datos de la última encuesta que se realizó sobre discapacidades en 2008. De ellas, unas 16.500 llevan un implante coclear (un dispositivo que mejora su capacidad auditiva), según la Federación AICE (Asociación de Implantados Cocleares de España). Su presidente, Joan Zamora, asegura que estas barreras comunicativas también afectan a las personas que tienen un implante coclear y a las que llevan audífono.
"Por suerte, mi padre no ha tenido todavía este tipo de problemas en su trabajo (transportista)", dice Amanda Martínez. Además de los espacios sanitarios, las personas sordas pueden encontrarse estas barreras comunicativas en otros ámbitos de la vida. "En el trabajo, en el supermercado, en centros educativos, por la calle...", relata Jáudenes.
Todos podemos mostrar más empatía con estas personas, como aconseja Jáudenes, bajándonos la mascarilla momentáneamente para facilitar la comunicación, pero aumentando aún más la distancia y siempre que la otra persona nos lo pida. Recuerda que las mascarillas quirúrgicas e higiénicas, recomendadas por las autoridades sanitarias, protegen a los demás, es decir, que en ese caso la desprotegida sería la persona con dificultades auditivas. "También debemos hablar más despacio cuando nos dirijamos a ellos, no gritar para evitar la distorsión, gesticular o utilizar el móvil para escribir lo que queremos decirles", añade la presidenta de FIAPAS.
Mascarillas "comunicativas"
Otra de las posibles soluciones que se plantean para este problema de comunicación es el uso de mascarillas transparentes que dejan ver la boca a través de una ventana de plástico, al menos en espacios donde se presta atención al público y a los que pueden acudir personas que las necesiten. Por ejemplo, en el caso del administrativo que atendió a Jesús María Martínez en su cita con el traumatólogo.
Marcos Lechet, una persona sorda, le trasladó esta necesidad al ministro de Sanidad Salvador Illa a través de Twitter. El propio Illa le contestó con otro tuit asegurando que ya han iniciado "una revisión del mercado para comprobar qué tipo de mascarillas podrían cubrir esta necesidad". Lechet, que estaba reuniendo firmas para pedir la homologación de estas mascarillas, ha conseguido reunirse con el ministro.
Durante estos meses se han creado mascarillas de este tipo en varios países. También en España, como explican Jáudenes, fabricadas de acuerdo a las normas establecidas por el Ministerio de Industria, pero no homologadas por el Ministerio de Sanidad todavía. En FIAPAS, están testando algunos modelos actualmente. Si queremos una de ellas, la presidenta de esta asociación aconseja "comprobar siempre el etiquetado y que cumplen las normas de fabricación del Ministerio de Industria".
Por su parte, Federación AICE lleva distribuyendo desde abril unas mascarillas transparentes o "comunicativas" –como ellos las denominan– en varios lugares de España con atención al público, entre ellos hospitales como el Hospital Universitario Son Llátzer (Palma de Mallorca), el 12 de octubre (Madrid), el Hospital Universitario Virgen Macarena (Sevilla) o el Hospital del Perpetuo Socorro (Albacete).
Como explica Zamora, los centros hospitalarios presentaron estos cubrebocas ante su departamento de riesgos laborales y fueron aprobados para su uso. "Estas mascarillas se fabrican de acuerdo a las normas del Ministerio de Industria: tienen una ventana de plástico suficiente para que se vea la boca, pero no muy grande que no interfiera en la respiración", explica.
La secretaria general del PSOE de Andalucía, Susana Díaz, utilizó en el parlamento andaluz el pasado mes de junio una de las mascarillas de AICE, para reclamar a la Junta su implementación. "También es una buena solución no solo para el sector de la salud, sino para el de la educación o para muchos otros ámbitos", concluye Zamora.
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