Un hombre que no es policía intenta resolver un crimen. Una mujer deja de ser sumisa para buscar justicia para ella y su hija. México de noche no solo esconde luces y galantería, sino crímenes y misterios que fueron retratados por varios directores en la época de oro del cine mexicano y que pertenecen a la corriente denominada cine negro.
Durante el mes de noviembre, varias redes sociales retoman el hashtag #Noirvember para compartir títulos de películas de cine negro o también llamado Film Noir (en francés) y que define una corriente de trabajos centrados en misterios y narrativa policiaca, con gran auge entre la década de los años treinta y cincuenta.
En México, esta corriente (o subgénero, según varios críticos de cine), tuvo ciertos matices que la separaron de los exponentes del cine de Estados Unidos, Francia, Italia o Japón, por mencionar algunos. “México aportó una faceta interesante al aportar melodrama a la narrativa donde los personajes no eran representantes de la ley o policías, como sucede en otras películas, sino que cada personaje se construía por buscar la justicia por diversos métodos”, dice a Verne José Felipe Coria, director de la Escuela Nacional de Artes Cinematográficas de la UNAM.
El amor ligado al crimen y desde luego, la política, son grandes protagonistas de estos trabajos. En una retrospectiva del Festival de Cine de Morelia, el crítico Rafael Aviña destaca que fue en el periodo del presidente Miguel Alemán (de 1946 a 1952) donde este tipo de cine encuentra un gran auge con la búsqueda de modernidad y la inversión de capital extranjero. “ Una etapa especialmente lúbrica y sensual en la que cobrarían fuerza los salones de baile, los cabarés, los hoteles de paso, las bailarinas exóticas a ritmo de mambo, danzón y bolero, y por supuesto el hampa”, menciona.
La corrupción y el desencanto social son un tema central de esta corriente. En Mientras México duerme (1938), el actor Arturo de Córdova se presenta como el líder de una banda de criminales que actúa por las noches. Para este trabajo, el director, Alejandro Galindo, se basó en el asesinato real de un boticario en el centro de Ciudad de México.
Las fallas morales de los protagonistas mexicanos son uno de los centros de estas películas. “El héroe no es muy definido e incluso los protagonistas no tienen claro el concepto de la ley, pero sí de la justicia”, refiere Coria. “Las tramas se sitúan en problemas sociales del país que no eran tan retratados en su época y en muchas ocasiones, resultan muy crudas”, comenta el académico de la UNAM.
En Distinto amanecer (1943), dirigida por Julio Bracho, se muestran varios de los elementos claves del cine negro mexicano. “Escenarios vaporosos y claustrofóbicos, haces de luz que parecen marcar a los protagonistas, una obsesión por las decisiones del pasado y una narración dramáticamente romántica para contar la historia de un matrimonio en crisis”, dice Aviña.
Las protagonistas mujeres cobran mucha más relevancia en el cine negro mexicano a diferencia de otras películas de la época. “Las protagonistas, incluso cuando daban la apariencia de frágiles, al final se reivindicaban con una fuerza que buscaba hacer justicia para ellas mismas”, dice Coria. Un ejemplo de ello es María Félix en Doña Diabla, una mujer que, al margen de la ley, busca seguir su propia causa y por su hija, en medio de crímenes y delitos de cuello blanco. En La otra (1946) dirigida por Roberto Gavaldón y protagonizada por Dolores del Río, cuenta la historia de dos hermanas envueltas en una trama de mentiras y donde se busca retratar la disposición al crimen y la corrupción.
La Filmoteca de la UNAM reúne en su catálogo en línea varias obras de cine negro mexicano que pueden ser vistas desde casa. Adicionalmente existen un par de antecedentes del cine negro. Se trata de dos películas de los años veinte dirigidas por Gabriel García Moreno en los años veinte. Una de ellas, El puño de hierro, la primera película mexicana que aborda abiertamente la problemática de las drogas y su violencia, en torno a picaderos de heroína en la ciudad de Orizaba, Veracruz.
“El cine negro mexicano fue pionero en retratar la violencia antes de que el narcotráfico fuera retratado en la pantalla posteriormente, en los años setenta y ochenta, pero con una estética muy definida”, dice Coria. Según el director de la Escuela Nacional de Artes Cinematográficas, en mes de noviembre y el #Noirvember, hay una oportunidad para los espectadores de crear contrastes entre la sociedad de mediados del siglo XX y cuyas problemáticas sociales no están tan separadas de lo que se vive hoy en el país.
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