Noviembre es el “mes nacional de escritura de novelas” (Nanowrimo), una iniciativa que nos propone un reto fácil y al alcance de cualquiera: escribir una historia de 50.000 palabras (unas 175 páginas) entre el 1 y el 30 de noviembre. El objetivo: ayudar a que la creatividad forme parte de nuestras vidas.
Que sí, que no es tan difícil. Algunos ejemplos clásicos:
- Dostoievsky escribió El jugador en 26 días, con el objetivo de pagar sus deudas de juego. La dictó a una mecanógrafa con la que se acabó casando. El amor y la inmortalidad en menos de un mes.
- Georges Simenon escribía entre 60 y 80 páginas al día, por lo que en un noviembre malo podría tener listas 1.800 páginas. Tenía fama de escribir tan rápido que Alfred Hitchcock le telefonéo y cuando le contestaron que no podía ponerse porque estaba comenzando una nueva novela, el director respondió: “Bueno, espero”. Publicó más de 500 libros.
- Corín Tellado firmó en 1946 un contrato con la Editorial Bruguera por el que se comprometía a escribir una novela corta cada semana. Acabó publicando más de 4.000 libros sin ayuda de negros literarios (decía). Si lees 50 de sus libros al año, tardarías 80 años en leerlos todos.
- Más autores prolíficos: Barbara Cartland escribía un libro cada 40 días. De media, ojo. En total firmó 722. Isaac Asimov (506). Alejandro Dumas (277). Lope de Vega (unas 2.200 obras). César Vidal (28 libros sólo en 2006).
Vale, sé lo que estás pensando: “¡Yo no soy Dostoievsky! ¡Ni siquiera tengo una barba tan chula!”. Pero aun así, el reto es asumible. Cualquiera puede escribir una novela. No lo digo yo, lo dice Javier Marías.
Y mucha gente está de acuerdo: según la organización de Nanowrimo, el año pasado participaron más de 300.000 personas y se espera llegar en esta edición a las 400.000, incluyendo los 100.000 estudiantes de su programa dirigido a jóvenes.
Para participar, sólo hay que inscribirse y formar parte de su comunidad. El grupo español cuenta de momento con casi 4.000 inscritos y ha organizado charlas y talleres en la biblioteca Cubit de Zaragoza. A medida que se avanza en el proyecto, uno va ganando insignias. Por ejemplo, cuando se llega a 5.000, 10.000 o 25.000 palabras. También se puede optar a los premios de los patrocinadores.
Obviamente, no todos los inscritos consiguen terminar su obra. Hay que tener en cuenta que el objetivo es escribir 1.667 palabras al día. Unas 5 o 6 páginas. Y sin días de descanso. El proceso es tan costoso que Chris Baty, fundador de la iniciativa en 1999, ha publicado un libro con consejos. L.A. Times avanza algunos de ellos, que no proporcionan ninguna fórmula mágica (como es natural) y que incluyen:
- Bebe café.
- Hazte una playlist. Por cierto, en Spotify ya hay unas cuantas.
- No te preocupes por la limpieza del hogar.
- No edites. Sigue adelante.
- Haz descansos.
Nosotros añadiríamos:
- Pregunta a alguien que haya participado en Inktober (31 días, 31 dibujos a tinta) si puedes utilizar alguna de esas ilustraciones para la portada de tu novela.
- Aprovecha que es noviembre y no tienes tiempo para afeitarte, y apúntate también a Movember con un buen bigote.
- Sigue el hashtag #nanowrimo en Twitter para buscar apoyo y consejos.
- Pero no caigas en ese agujero negro que es “qué estarán diciendo en Twitter - consultar el correo - a ver qué hay Facebook - voy a mirar el correo otra vez - quizás esté esa camisa en mi talla” y de repente son las 11 de la noche.
- Si un día te quedas sin inspiración, teclea la palabra “manzana” 1.667 veces. En ningún sitio especifica que las palabras deban ser diferentes. Y siempre puedes decir que es un capítulo experimental.
- Sigue los consejos de Stephen King. Al fin y al cabo, él escribe 10 páginas diarias y al menos nueve son muy buenas.
- No des mucho la tabarra con el tema, que los escritores podéis ser muy intensitos, como explica Hayley Campbell en este artículo elegantemente titulado (traduzco): “Atención, fans de #NaNoWrimo: a nadie le importa cómo va vuestra novela de m***da”.
Una vez acaba el mes, ¿qué puedes hacer con ese librito? Primero, darte a ti mismo una palmada en la espalda. Después, revisarlo. No eres Dostoievsky (¡es imposible: murió en 1881!). Seguro que hay erratas y cambios a hacer. Y si te sigue pareciendo buena, puede que consigas un editor: en los 15 años que lleva la actividad en marcha, se han publicado 250 de estos libros.
Y si te rindes en la página 12, no te preocupes: compra una guitarra y prepárate para FAWM, February Album Writing Month: compón 14 canciones en 28 días.
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