A pesar de que en un primer momento Sony cedió al supuesto chantaje de Corea del Norte y decidió no estrenar The Interview, el filme que ha vuelto a poner en jaque las relaciones diplomáticas entre Estados Unidos y el país asiático finalmente llegó a 300 cines el día de Navidad al mismo tiempo que se podía descargar (previo pago) por Internet. Nosotros ya hemos visto la película. Y antes de que sigas leyendo, una advertencia, este texto contiene todos esos spoilers que en el fondo estás deseando conocer.
The Interview amalgama en algo menos de dos horas todas las versiones que el cine estadounidense ha traducido en comedia, pero sin pizca de humor. Aterriza como puedas, Ace Ventura, Dos tontos muy tontos, Scary Movie… Todas aparecen en esta película, aunque remozadas de una pátina de impostada intelectualidad que termina por traicionar al género. La supuesta afrenta al país asiático desvelada el día de Navidad resulta pueril. Aun así, solo la noche del 25 consiguió recaudar casi un millón de dólares (unos 800.000 euros), al mismo tiempo que se convertía en la película más vendida en Google y YouTube (a un precio de entre 4 y 9 euros la descarga), según la revista especializada Variety.
Los actores y productores Seth Rogen y James Franco se han inventado un taquillazo navideño que ha terminado por agujerear el sistema informático de Sony Pictures, que sufría a principios de diciembre el ataque de un grupo de hackers autodenominados los Guardianes de la Paz (Guardians of Peace, GOP, por sus siglas en inglés). Detrás de estos piratas digitales se encontraba el régimen de Pyongyang, según confirmaba el FBI.
“Es solo entretenimiento”, comentaban algunos espectadores a la salida del cine según ha recogido EL PAÍS. “No tenían que haberla censurado en un principio”, decían otros en referencia a la decisión que Sony tomó en un primer momento y que fue discutida hasta por el propio Barack Obama.
The Interview cuenta la historia de un productor y un presentador, reyes de la franja nocturna de la televisión estadounidense, a los que la CIA encarga una peligrosa misión: asesinar al líder supremo de Corea del Norte. Hasta aquí, las premisas clásicas de una película de acción y de espías. Pero a partir del momento en que los protagonistas se encuentran con la autoridad competente, el filme se convierte en una sucesión de tópicos.
James Franco es una suerte de Ace Ventura en forma y fondo. Gesticula con vehemencia, sufre de incontinencia verbal y por supuesto, cuatro de cada cinco palabras que pronuncia tienen que ver con el sexo. Seth Rogen pretende ser el contrapunto. En su lado de la balanza debería estar el sentido común que una película de este tipo aguanta. Es decir, ante un escote reacciona con la misma naturalidad que un mandril, pero cuando se trata de salvar a su país se convierte en un héroe americano capaz de empuñar un arma o arrancar los dedos de un funcionario norcoreano a mordiscos (literalmente). Es en este tipo de escenas en las que se concentra la cuota (fallida) de acción.
Tal vez, el mayor logro de estas dos estrellas es saber leer las normas de la nueva cultura dominante: Internet. Estos son algunos de los ejemplos más representativos.
- La banda sonora es una sucesión de canciones pop y del hip hop más comercial. Para desmontar al líder supremo James Franco, en la que es la entrevista de su vida, recita Fireworks de Katy Perry. Kim Jong-Un se desmorona y, por fin, comienza la revolución democrática en Corea del Norte.
- Eminem, Rob Lowe y Joseph Gordon-Levitt se han prestado a hacer un (¿hilarante?) cameo. El rapero, superviviente caucasiano del hip hop en inglés, debía confiar tanto en el filme que su intervención consiste en confesar su homosexualidad y la de sus letras. Peor suerte ha corrido Matthew McConaughey. El actor no aparece físicamente, solo se menciona la promesa de que un vídeo suyo con una cabra será emitido en horario de máxima audiencia.
- Rogen y Franco, Aaron y Dave en la película, son como Frodo Bolson y Samsagaz, los protagonistas de El señor de los anillos. La referencia se repite hasta el paroxismo. Además de otras menciones seriéfilas como The Big Bang Theory, el programa favorito del líder norcoreano, o Homeland, representada en la necesaria inclusión de un personaje femenino al frente de la CIA.
- Esos maravillosos bichinos que hacen la vida de cualquier internauta mucho más llevadera un lunes por la mañana también tienen representante. Un gracioso (y monísimo) perrito.
- La habilidad de los guionistas para convertir diálogos en hashtags. El personaje de James Franco une improperios con gran naturalidad formando nuevas palabras muy útiles para desahogarse, como por ejemplo fugly, la mezcla de fuck y ugly. Es muy probable que la versión doblada que llegue a España no consiga el mismo resultado viral.
- Al final de la película, Corea del Norte no solo consigue sus primeras elecciones democráticas, también descubre qué es Skype y sus ventajas para mantener el amor a distancia.
- El selfie no es un término desconocido para la cúpula que rige el país asiático, como tampoco lo son las juergas al estilo Resacón en Las Vegas o El lobo de Wall Street que se recrean en varias secuencias de la película.
“Solo entretenimiento”, decían los espectadores. El experimento de Rogen y Franco resulta poco novedoso. Han fallado, incluso, cuando se trataba de reírse de sí mismos.
* También puedes seguirnos en Instagram y Flipboard. ¡No te pierdas lo mejor de Verne!