Que levante la mano quien no haya practicado yoga alguna vez, o quiera intentarlo. En sus mil y una variedades, algunas rozando el surrealismo, esta disciplina milenaria continúa su conquista del mundo. Hasta las Naciones Unidas le dedica un día, el 21 de junio.
El yoga ocupa el séptimo lugar entre las tendencias de fitness más seguidas en el mundo, de acuerdo con ACSM Worldwide Survey of Fitness. En Estados Unidos, 20 millones de personas lo practican, y el 40 por ciento de los adultos dicen que quieren practicarlo, según la revista Yoga Journal, líder del sector. “El yoga se reinventa y se refresca a sí mismo cada año, convirtiéndose en una forma más atractiva de ejercicio”, señala el sondeo.
Las posibilidades de transformación de esta disciplina son, efectivamente, pasmosas. Desde el yogilates (mezcla de yoga y pilates) al voga (yoga a ritmo de discoteca), pasando por talleres de yoga y vino, yoga y chocolate, acroyoga (yoga y acrobacia), yoga ecuestre, o yoga en una tabla de surf, por citar sólo algunos.
Esta proliferación de pseudoyogas –algunos tan estrambóticos como Praise Moves, la “alternativa cristiana al yoga”, donde se recitan fragmentos de la Biblia mientras se practican posturas –trae de cabeza a los ortodoxos, molestos por esta desatada mezcolanza de churras con merinas.
La otra gran controversia –consecuencia de su gran éxito– es la batalla por patentar los derechos de propiedad de las posturas, que comenzó en 2002 cuando Bikram Choudhury trató de obtener los derechos de propiedad para su serie de 22 posturas practicadas en una sala caldeada a 42 grados. Con 900 estudios repartidos por el planeta, Bikram es uno de los personajes con más popularidad. Lo cual no quita para que también sea un cretino (o eso aseguran desde Dickipedia, la enciclopedia de cretinos de la que acaba de entrar a formar parte) que se enfrenta además a varias demandas por abusos sexuales.
¿A quién pertenece, en fin, el yoga?, Como señala el documental titulado así (Who owns yoga?) de la cadena de televisión Al Jazeera, “la oportunidad de hacer dinero está cambiando la forma en que la gente piensa sobre el yoga, e incluso la forma en que lo practican”. Desde la India, donde nació hace 3.000 mil años, llega el vídeo (subtitulado al español) que muestra la visión tradicional de qué es y cómo debe ser practicado el yoga.
Son, por tanto, las posturas clásicas las que se practicarán en las celebraciones. Eso sí: excluyendo el saludo al sol y los cantos de OM para no incomodar a la población musulmana, que los considera propios de la religión hindú.
María Cebrián, del sitio de yoga online Aomm, señala que los saludos al sol son una parte fundamental de la práctica del yoga. “Esta disciplina es inmensamente respetuosa con cualquier creencia o religión, por lo que no creo que falten al respeto a los practicantes de la religión musulmana, y no entiendo por qué se ha desatado esta polémica”, señala Cebrián. Naren Herrero, autor de varios libros sobre la India y profesor de yoga, cree por su parte que “si uno retira los saludos al sol, luego el canto de OM, después los nombres en sánscrito, no habla de espiritualidad ni ofrece los frutos de su práctica y finalmente se relaja con música pop de fondo, hay que hacer un esfuerzo para etiquetar eso como yoga, al menos en sentido tradicional”. A pesar de todo, Herrero se coloca del lado de los que opinan que, “aunque edulcorado y hasta corrupto”, prefiere que el yoga esté de moda “antes que otras disciplinas puramente gimnásticas. Alguien que hace yoga puede que, a la larga y gracias a la práctica, termine interesándose en un aspecto que transcienda la salud física”. Algo similar piensa Cebrián. “Es inevitable que el yoga se ramifique. Esta variedad de estilos aporta una enorme riqueza a esta disciplina, que es increíblemente versátil y capaz de amoldarse a lo que cada persona requiere en cada momento. El yoga se adapta a las personas y no las personas al yoga”.
El debate sobre la religiosidad del yoga viene de atrás. Hace dos años, unos padres de California se quejaron de que sus hijos recibieran adoctrinamiento religioso en clases de yoga. Para atajar esta discusión, además de borrar del mapa los saludos al sol y los OM, el gobierno indio ha dicho que el yoga no tiene nada que ver con la religión. “Puede no tener nada que ver con religión, aunque sin duda se trata de una práctica espiritual o, al menos, está totalmente ligado a una práctica espiritual -apunta Herrero-. Las posturas de yoga pueden ser similares a ejercicios de gimnasia en su forma externa, pero la gran diferencia está en la intención, en la actitud y, también, en el trasfondo filosófico que las sustenta y del cual surgieron”.
España no es ajena al boom del yoga, como prueban las numerosas celebraciones en las que los espacios públicos de grandes ciudades quedan atiborrados de esterillas. Las asociaciones del sector no disponen de cifras oficiales, pero la idea generalizada es que “el yoga ha sido en los últimos años un fenómeno emergente en España, como lo fue antes en otros países de nuestro entorno”, señala Pepa Castro, directora de Yoga en Red y ex directora de Yoga Journal España.
“Muchos conocidos yoguis españoles se quejan de que esta popularización del yoga tenga que ver con la proliferación de ofertas de estilos y prácticas que, abusando de la palabra yoga, no siempre son respetuosos con esta tradición, aunque sean consumidos con avidez en el mercado del culto al cuerpo. Ciertas voces alertan incluso de que el yoga tradicional también se está corrompiendo o adulterando”, dice Castro. Su apuesta pasa por “dar visibilidad a todo lo que supone el yoga. Que se conozca que, lejos de ser un deporte o un exótico método de relajación, tiene todo el potencial para aportar no solo más salud, sino autoconocimiento, armonía personal, social y universal”.
La crisis tiene mucho que ver con el auge del yoga. “El sistema de vida que propone el yoga cada vez se está abriendo más camino como alternativa (¡milenaria!) a un creciente deseo generalizado de regeneración y de vuelta a los valores que nos hacen seres humanos”, señala Castro, que recuerda que, en paralelo al yoga, la popularización de la práctica de mindfulness o atención plena es otra prueba de la necesidad de cultivar prácticas introspectivas que persiguen la felicidad dentro de uno mismo.
La iniciativa para lanzar este Día Internacional del Yoga, respaldada por 170 países, corresponde al primer ministro de la India, Narendra Modi, un ávido practicante. “El yoga es una inestimable contribución de la antigua tradición de la India”, señaló Modi cuando lanzó la propuesta ante la Asamblea de las Naciones Unidas. “Encarna la unidad de la mente y el cuerpo, el pensamiento y la acción, la moderación y la satisfacción plena, la armonía entre el hombre y la naturaleza, y un enfoque holístico de la salud y el bienestar”.
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— aomm.tv (@aommtv) junio 11, 2015
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