Un estudiante de Ingeniería explica en una carta por qué los chicos y chicas de su clase no son iguales

El texto, firmado por un alumno de Ingenería Mecánica, aborda la cuestión del sexismo en las carreras técnicas o científicas

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Jared Mauldin es un estudiante de último curso de Ingeniería Mecánica de la Universidad de Eastern Washington, en Estados Unidos, que motivado por su experiencia personal ha dedicado una carta abierta a sus compañeras de clase. Un texto en el que llama la atención sobre la discriminación de género que, en su opinión, sufren las mujeres que optan por carreras técnicas o de ciencias.

Desde que el pasado 30 de septiembre fuese publicada en la sección de cartas el director del periódico de su universidad - The Easterner - la reflexión de Mauldin se ha convertido en una especie de alegato contra las dificultades extras a las que se enfrentan las futuras ingenieras en el ámbito académico y laboral.

“To the women in my engineering classes,” writes Jared Mauldin, a senior at Eastern Washington University. “While it is...

Posted by A Mighty Girl on Miércoles, 7 de octubre de 2015

A las mujeres de mis clases de Ingeniería:

Aunque siempre es mi intención trataros como iguales en nuestras interracciones, permitidme desviarme para decir que en realidad vosotras y yo no somos iguales.

Sí, estamos en el mismo programa educativo y muy posiblemente vayáis a obtener las mismas calificaciones que yo, pero ¿nos hace eso iguales?

No, por ejemplo, yo no he crecido en mundo que me desanimaba a dedicarme a las ciencias puras.

No he vivido en una sociedad que me decía que no me ensuciara o que me llamaba 'mandón' cuando exhibía mis habilidades para el liderazgo.

En la escuela primaria nunca tuve miedo de ser rechazado por mis compañeros debido a mis intereses.

No fui bombardeado con imágenes y eslóganes diciéndome que mi verdadero valor estaba en mi apariencia y que debería abstenerme de ciertas actividades porque podría ser considerada demasiado masculina.

No era ignorado por profesores que asumían que el motivo de que no entendiese un concepto matemático o científico complicado se encontraba, al fin y al cabo, en mi género.

No he tenido ninguna dificultad con la mentalidad de un club de chicos y no tendré que enfrentarme al escrutinio o las observaciones añadidas de ser la "discriminación positiva".

Cuando tenga éxito todos asumirán que es porque me lo merezco.

Por lo tanto, vosotras y yo no podemos ser iguales. Habéis sido capaces de conseguir en este campo mucho más que lo que yo vaya a afrontar nunca.

Atentamente,

Jared Mauldin, Estudiante de último curso de Ingeniería Mecánica

La carta, publicada inicialmente en la edición impresa de The Easterner  fue después incluida en la versión online del periódico y compartida en las redes sociales. Desde el perfil en Facebook de A Mighty Girl - una web que ofrece recursos para educar a chicas "inteligentes, seguras y valientes"- ha sido compartida más de 45.000 veces y ha obtenido el 'Me gusta' de 70.000 personas. 

El protagonista de la historia, abrumado por las numerosas solicitudes de entrevistas que ha recibido de los medios de comunicación, ha utilizado Facebook para responder a algunas de las dudas que ha generado su carta. Ha explicado, por ejemplo, que son situaciones que ha experimentado una y otra vez a lo largo de sus estudios. Aunque en un principio, dice, no fue consciente de su importancia, "una vez que eres capaz de verlo y darte cuenta de lo habitual que es, no puedes ignorarlo nunca más".

Mauldin, que cree que el éxito de su carta se debe a la escasez de hombres que denuncian públicamente estos hechos, también relata el caso que le marcó especialmente. Fue el de su compañera en las clases de Cálculo, Holly Jeanneret. A pesar de ser muy buena en matemáticas sus opiniones no eran valoradas por sus compañeros hombres: "Holly superaba ampliamente mis calificaciones en los exámenes y en las tareas extras; entendía los conceptos a un nivel que yo no era capaz. Sin embargo, a menudo veía como otros hombres pasaban de largo por su lado y se buscaban otra pareja. Si llegaban a trabajar con ella, eran supercríticos, le interrumpían al hablar o directamente se dirigían a mí como si ella no estuviese allí. Si Holly mostraba su desacuerdo con una respuesta, en lugar de comparar ambas respuestas para ver quién de los dos había hecho algo mal - algo habitual cuando he trabajado con otros hombres - los veía llegar directamente a la conclusión que quien debía haberse equivocado era ella".

"Ayudo a desarrollar 'software' para empresas. #ParezcoUnInginero" dice el cartel que sostiene Isis Anchalee

En la misma línea de la carta escrita por Jared Mauldin, el pasado mes de agosto se hizo popular en redes sociales el hastag  #iLookLikeAnEngineer (#ParezcoUnIngeniero).  Según explicó en Medium Isis Anchalee, la chica que lo inició, surgió en respuesta a los comentarios sexistas que siguieron al anunció que protagonizó para la compañía en la que trabajaba.  Comentarios que cuestionaban que una persona con su aspecto pudiera ser ingeniero. La etiqueta sigue siendo utilizada en la actualidad por chicas de todo el mundo que quieren demostrar que su apariencia no tiene nada que ver con su valía profesional.

El debate sobre la desigualdad de hombres y mujeres en el ámbito científico no es nuevo. Ya en 2013 el periódico The New York Times se preguntaba por qué la representación femenina era tan escasa. Y ese mismo año la revista Nature mostraba datos que evidencian que las mujeres científicas seguían siendo menos y estaban peor pagadas. Otro ensayo más reciente de la Universidad de Vermont analiza los estereotipos sobre las mujeres académicas que aún perviven en la sociedad, y los resultados de esta encuesta realizada por la Fundación L'Oréal señalan que , en 2015, el 63 % de los españoles cree que las mujeres no pueden ocupar cargos científicos de relevancia.

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