Imagina que estás en pleno atasco. Llegas tarde al trabajo, tienes legañas que parecen meteoritos, estás solo en el coche, la radio da malas noticias y llevas el ruido de los cláxones metido en el cerebro. Y por si esto fuese poca desgracia, a solo unos metros hay un carril por el que los coches circulan a 120 kilómetros por hora, pero tú no puedes acceder a él. No, esto no es una pesadilla. Es lo que le ocurre a mucha gente por las mañanas cuando intenta llegar a Madrid desde Las Rozas por carretera.
Si no eres usuario, probablemente lo hayas olvidado desde la autoescuela, pero ese carril milagroso del que hablo es el carril Bus-VAO. Por el Bus-VAO de Madrid solo pueden transitar coches con dos o más personas (de ahí lo de VAO, que significa "vehículos de alta ocupación"), el transporte público (autobuses y taxis) y las motos. Esto, claro, lo que consigue es que la gente comparta el coche y se reduzca el tráfico y la contaminación. Pero yo no tenía con quien compartir coche, así que solo me quedaba observar con envidia de la mala a los conductores del Bus-VAO.
Pero una mañana tuve una idea. Acerqué el coche hasta una parada de autobús y pregunté a quienes esperaban: "¿Alguien quiere subir a mi coche y vamos juntos por el carril rápido?". Y, para mi sorpresa, una persona se subió sin conocerme de nada. Ese día fue glorioso: en vez de 35 minutos, como suele ocurrir, solo tardé 15 en llegar a Madrid. Ahora repito la jugada todos los días, de modo que me ahorro 20 minutos cada mañana, lo que equivale a unos 100 minutos semanales o a unas 87 horas anuales. Es como si tuviese tres días y medio libres al año. No está mal, ¿eh?
Antes que yo, otra gente había intentado beneficiarse del Bus-VAO con técnicas más originales pero menos exitosas. Está, por ejemplo, aquel tipo al que cazaron por llevar un maniquí en el coche, simulando ir acompañado. Suena divertido, pero la broma de circular por ahí sin derecho sale a 300 euros. Y, además, si vas con un maniquí dejas escapar una de las grandes ventajas de mi sistema: la posibilidad de conocer a gente.
Quizás esto sea lo mejor de todo. Y por eso me he abierto un perfil en instagram y otro en facebook donde compartirlo. Se llama historiasdelbusvao y ahí cuelgo las fotos de mis acompañantes. He conocido historias hermosas. Por ejemplo, un día subí a una persona que, tras varios años en paro, llegaba tarde a su primer día de trabajo. De no haber parado yo, igual su primer día de trabajo también habría sido el último.
Mis colegas me preguntaban: "¿No te da miedo subir a desconocidos?". Y yo respondía: "La desconfianza deberían sentirla ellos, ¿no?". La verdad es que casi siempre se sube alguien y eso me ha permitido descubrir que la gente es muy confiada, que construimos demasiadas barreras entre nosotros y que deberíamos sumar más a menudo nuestros esfuerzos.
Yo no cobro a nadie. Les bajo gratis, aunque muchos se empeñan en hacerlo por el dinero del autobús que se ahorran. Me da igual, porque yo salgo ganando de otras maneras. Y no solo lo digo por el rato de conversación. El otro día subí a un matrimonio argentino y él era fisioterapeuta. Así que me recomendó un tratamiento para mis problemas de rodilla.
Pareja de argentinos super divertidos. Los dos iban en los asientos de atrás, taxi total. Él es traumatologo y aproveché...
Posted by Historiasdelbusvao on Lunes, 12 de octubre de 2015
En las redes está empezando a hablarse de mi iniciativa. Hay quien dice que va a seguir mi ejemplo, hay quien me manda mensajes de ánimo ("doy gracias a que existe internet porque gracias a él he conocido tu historia", me escribió hace poco una persona) y también hay quien ya conocía mi historia en el momento de subir en mi coche:
Soy famoso. Buenoooo , solo un poco. Es q hoy he llegado a la parada, se ha subido Ana y me ha dicho q ya me conocía,...
Posted by Historiasdelbusvao on Viernes, 30 de octubre de 2015
También me he convertido en un maestro en las técnicas para romper el hielo en las conversaciones: me siento más que preparado para coincidir con mis vecinos en el ascensor. Aunque no todo el mundo tiene las mismas ganas de hablar:
4 palabras. Debora. Rumanía. Sí. Gracias. O no hablaba bien español o era modelo silencio. Nunca lo sabremos. #Debora #historiasdelbusvao
Posted by Historiasdelbusvao on Lunes, 12 de octubre de 2015
Y también hay gente que impone más respeto:
Efectivamente daba un poco de respeto, pero no pasa nada. Se sube, nos presentamos, me da la mano con fuerza 8,se pone...
Posted by Historiasdelbusvao on Jueves, 22 de octubre de 2015
En fin, hay bailarinas, pianistas, patronistas, telecos... las historias podrían ser interminables. Y espero seguir contando muchas más. Estáis todos invitados a echar un vistazo en mis páginas de instagram o de facebook. Y también, si vivís por Las Rozas, a ser mis copilotos por un día.
Aquí tenéis los enlaces a mis páginas: https://instagram.com/historiasdelbusvao/ y https://www.facebook.com/historiasdelbusvao/
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