El pasado 17 de febrero una mujer acudía al Juzgado de Violencia sobre la Mujer número 1 de Vitoria para prestar declaración. Embarazada de cuatro meses había interpuesto el día anterior una denuncia a su pareja por agresión sexual y solicitaba una orden de protección por maltrato habitual - físico y psíquico. En un momento de la interpelación la juez planteó la siguiente cuestión: "¿Cerró bien las piernas? ¿Cerró toda la parte de los órganos femeninos?”
Una pregunta que - según ha trascendido esta semana a raíz de la denuncia pública de los hechos - dejó “atónita” a la víctima y a la asociación Clara Campoamor que defiende la igualdad y los derechos de las mujeres. Sus responsables han solicitado formalmente que se aparte de su cargo a la juez titular, María del Carmen Molina, por su "constante vulneración de derechos" de mujeres víctimas de violencia de género.
Según las declaraciones - recogidas por la agencia EFE- de la presidenta de la asociación, Blanca Estrella, han decidido denunciar el caso porque se trata de una pregunta "ofensiva, degradante y humillante, y carece del mínimo rigor profesional y ético para con la víctima".
Una actitud, señala, que se mantuvo a lo largo de todo el interrogatorio cuando la juez mostró una "clara y manifiesta predisposición de incredulidad hacia el testimonio de la denunciante, interpelándola sin dejar terminar la respuesta, realizando preguntas sugestivas y condicionando su declaración".
El miedo a ser culpabilizaba sigue siendo uno de los principales motivos por los que las mujeres no siguen adelante con sus denuncias de malos tratos y los episodios de consultas controvertidas por parte de jueces no son nuevos. En noviembre de 2015 el magistrado canadiense Robin Camp fue apartado de un caso de violación después de preguntar a una joven de 19 años "¿Por qué no bajaste el culo para evitar ser penetrada?". En España, en la década de los 90, hubo varias sentencias con interpretaciones que causaron cierto estupor. Un ejemplo es el conocido como 'caso de la minifalda': una resolución de la Audiencia de Lérida que indicaba que la chica denunciante "pudo provocar" al acosador "por su vestimenta".
El polémico interrogatorio del juzgado de Vitoria - que quedó registrado en un vídeo - se une a más quejas previas hacia la labor de la magistrada Molina presentadas por otras mujeres. "Es tal la insostenible situación que se ha generado una cultura de miedo", ha explicado Estrella, y su organización pide al Consejo General del Poder Judicial que aparte o suspenda a la magistrada.
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