La letra N proviene de la letra semítica nûn, que representaba la imagen de una serpiente, al igual que en los jeroglíficos egipcios. Está al inicio del 1,46% de las palabras del diccionario, siendo la decimoctava en el ranking. Eso sí, en el total de un texto, su frecuencia es mayor: un 6,71%, siendo la sexta letra más usada en español. Más incluso que la M.
Narina. Cada uno de los orificios nasales externos.
Neblumo. Esmog. Fusión de niebla y humo, calco del inglés smog, que es fusión de smoke, humo, y fog, niebla.
Nefando. Indigno, torpe, de que no se puede hablar sin repugnancia u horror.
Nefario. Sumamente malvado, impío e indigno del trato humano.
Nefelibata. Dicho de una persona: Soñadora, que no se apercibe de la realidad.
Por eso los astutos, los listos, dicen que
no conozco el valor del dinero. ¡Lo sé!
Que ando, nefelibata, por las nubes... Entiendo.
Que no soy hombre práctico en la vida... ¡Estupendo!
Sí, lo confieso: soy inútil.
Fragmento de Epístola, de Rubén Darío.
Nefología. Estudio de la evolución y movimiento de las nubes.
Nema. Cierre o sello de una carta.
Nemoroso. Perteneciente o relativo al bosque. También, cubierto de bosques.
No es que la ciudad carezca de parques y jardines, muy al contrario, pero vale la pena hacer la digestión por el entorno campestre y nemoroso de esta ciudad vieja.
Carlos Pascual Gil en la crónica de un viaje a la ciudad portuguesa de Évora, publicada en EL PAÍS en 2011.
Nervura. Conjunto de las partes salientes que en el lomo de un libro forman los nervios o cuerdas que sirven para encuadernar.
Nictálope. Dicho de una persona o especialmente de un animal: Que ve mejor de noche que de día. Y, también, casi lo contrario: Dicho especialmente de una persona: Que tiene dificultad para ver de noche o con luz escasa.
Nictémero. En biología, que tiene la duración de un solo día. También efímero. Dicho de un ave o de un pez: que ofrece una mezcla de colores negro y blanco. Su cuarta acepción: Fenómeno que se repite cada 24 horas. Viene del griego nyktós, noche, y heméra, día.
Noctívago. Noctámbulo.
Los hombres y las mujeres que van, a aquellas horas, hacia Madrid, son los noctámbulos puros, los que salen por salir, los que tienen ya la inercia de trasnochar: los clientes con dinero de los cabarets, de los cafés de la Gran Vía, llenos de perfumadas, de provocativas mujeres que llevan el pelo teñido y unos impresionantes abrigos de pieles, de color negro, con alguna canita blanca de cuando en cuando; o los noctívagos de bolsillo más ruin, que se meten a charlar en una tertulia, o se van de copeo por los tupis. Todo, menos quedarse en casa.
Camilo José Cela en La colmena.
Niquiscocio. Negocio de poca importancia. Cosa despreciable que se trae frecuentemente entre manos.
Nonada. Cosa de insignificante valor. Nada.
Y todo va desta manera: que confesando yo no ser más santo que mis vecinos, desta nonada, que en este grosero estilo escribo, no me pesará que hayan parte y se huelguen con ello todos los que en ella algún gusto hallaren, y vean que vive un hombre con tantas fortunas, peligros y adversidades.
El Lazarillo de Tormes, en el Prólogo.
Numen. Deidad dotada de un poder misterioso y fascinador. Cada uno de los dioses de la mitología clásica. Musa (inspiración del artista).
Examen sorpresa: la M
Texto redactado por Jaime Rubio con aportaciones de Mari Luz Peinado, Héctor Llanos, María Sánchez, Pablo Cantó, Anabel Bueno y Lucía González.
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