Lola es una perra mestiza que vive en Ciudad Victoria (Tamaulipas, al norte de México) de unos seis o siete años de edad. Suele estar, desde la tarde hasta entrada la noche, acompañando a los comensales de la Taquería Torres, ubicada en la calle de Villarreal. Aunque no a todos les ha caído bien la compañía de esta canina. Ante las quejas de varios comensales, la taquería publicó una foto de Lola en Facebook, aclarando que no es un canino callejero, sino que es una colaboradora y amiga del local de comida. La imagen se ha compartido más de 97.000 veces tras las primeras 36 horas de su publicación.
Melissa Pineda, encargada de las Taquerías Torres, cuenta a Verne que Lola y varios perros de la calle donde se ubican, son bienvenidos como colaboradores perrunos. “Recibimos comentarios de por qué teníamos perros que a veces dan mal aspecto”, cuenta por teléfono. “Ellos siempre han estado aquí y tienen sus propietarios, su casa y alimentos, pero en taquería Torres nos han caído muy bien y los adoptamos como colaboradores”, comenta la empleada tamaulipeca.
Este establecimiento es la segunda sucursal de un negocio que inició en 2019 en la capital de Tamaulipas y que ha vivido varios problemas debido a la contingencia sanitaria por la crisis del coronavirus. Sin embargo, Pineda cuenta que buscan dar un buen servicio a sus clientes sin dejar de lado las necesidades de sus amigos perros. “Esperamos a todos los clientes y queremos que tengan comprensión con los perros, porque son seres vivos que también merecen respeto aunque no tengan hogar”, indica. Además de Lola, en este local hay otros dos perros, Peluche y Archi, que también acompañan a los seis empleados de este local.
En México, miles de perros deambulan por las calles buscando alimento. Aunque no existen cifras precisas de la cantidad de caninos que no tienen hogar, la asociación Defensoría Animal calcula que hay medio millón de perros abandonados que buscan hogar, compañía y sustento. “Ahora que tenemos esta atención esperamos hacer un poco de conciencia sobre los perritos, que también son seres vivos”, dice Pineda.
De las cinco y hasta las once de la noche, las dos sucursales de la taquería Torres atienden a decenas de comensales. Algunos ven con malos ojos a los caninos, otros hasta les ofrecen un taco. Para los empleados y para José Torres, el fundador de esta cadena de comida típica, se trata de colaboradores que no hacen más que acompañar el bistec, el pastor y sus también famosos tacos de tripa.
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