El Día de Reyes trajo un regalo especial para los mexicanos: Alex, el primer pingüino subantártico nacido en el país. Se trata de un ejemplar gentú de la especie Pygoscelis papua, los más veloces de su tipo, que alcanzan a nadar a una velocidad de 44 kilómetros por hora. “Nació el 2 de diciembre y le hemos dado muchos cuidados para poder dar la noticia de su llegada”, dice a Verne Víctor Sánchez, director de acuarística del Acuario Inbursa, el recinto donde vivirá esta pequeña ave.
Alex, nombrado así en honor al fundador del acuario, es el hijo de los pingüinos gentú Mary y Beto, que llegaron hace un par de años al acuario capitalino luego de haber sido traídos de Japón. “Es la cuarta generación de pingüinos nacidos en cautiverio y estamos muy contentos de que Alex sea el primero de esta especie en nacer en México”, refiere Sánchez, vía telefónica.
En este acuario viven 16 pingüinos adultos, tres parejas de la especie gentú y cinco de la variedad barbijo (Pygoscelis antarcticus), que comparten hábitat en las zonas más frías de la Antártida. Para que este nacimiento pudiera ser exitoso, Sánchez detalla que las condiciones de vida deben ser muy específicas. “El agua en la que nadan está a seis grados centígrados, no puede ser más baja porque empieza el proceso de congelación, además de que se simularon las condiciones de una costa rocosa antártica”, precisa.
Anteriormente se llevaron a cabo esfuerzos de parte del equipo veterinario encargado de estas aves para que pudieran reproducirse. En septiembre de 2019 una de las hembras pingüino puso algunos huevos, todos ellos estériles, por lo que la noticia del nacimiento de Alex se trata de un acontecimiento histórico. “En ningún otro país con clima cálido o templado como el nuestro se había logrado la reproducción”, menciona el acuarista.
El pingüino gentú tiene un tiempo de gestación de 35 días. Al momento del nacimiento del ave pesó menos de 800 gramos y actualmente pesa 1,7 kilogramos. Cuando sea adulto, Alex podría alcanzar los 8 kilogramos y medir más de 75 centímetros. “Ha crecido rapidísimo”, dice Sánchez, y detalla que su alimentación consiste en pescados que se importan de la región polar de Alaska.
Para Sánchez es importante fomentar la conservación de este tipo de especies. El hábitat de los pingüinos se encuentra amenazada por la contaminación derivada de los plásticos. Un estudio de la Universidad de Coimbra, en Portugal, publicado en la revista Scientific Reports muestra que desde hace dos años la zona subantártica muestra signos de contaminación por microplásticos. “Nuestro acuario es consciente de invertir en la conservación de las especies marinas, no solo los pingüinos”, dice Sánchez.
El Acuario Inbursa se encuentra cerrado al público debido a la contingencia sanitaria por covid-19 en Ciudad de México, pero se ofrecerá un recorrido virtual y una presentación de Alex mediante la página de Facebook del recinto.
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