La calle de Chile, en pleno centro de la Ciudad de México, está repleta de tiendas con escaparates insólitos, vestidos pomposos de todos los colores, tules brillantes y corsés. Estoy fascinada ante tanto glamour que me recuerda a la Cenicienta lista para su baile. No puedo resistir la tentación, tengo que probarme un vestido sea como sea. Sin pensarlo dos veces me aventuro a entrar a la tienda repleta de maniquís.
Las empleadas son amables y no oponen resistencia a mi petición. En el camerino me encuentro a Samantha y Oralia, dos chicas de 15 años que están buscando el vestido para su inminente fiesta, típica para las chicas de esta edad en México. Entre risas y comentarios empezamos a probarnos prendas. Todo es diversión y risas hasta que la chica de la tienda me da el primer apretón al ajustarme el corsé. Me sobresalto y expulso un grito. Me viene a la mente Scarlett O’Hara en Lo que el viento se llevó. Ahora sí que la entiendo. ¡Estoy encerrada en una armadura de brillantes que pesa más de dos kilos! Pero yo estoy feliz. Por fin he cumplido mi sueño de ser princesa por unas horas.
Después de mi iniciación de brillantina y joyería de fantasía, me dirijo al Ángel de la Independencia. La plaza está rodeada por un ir y venir de limusinas. De sus puertas salen diferentes princesitas acompañadas de chambelanes y damiselas. Por un momento me olvido que estoy en el año 2016. Veo la emoción brillar en los ojos de las chicas mientras posan para los fotógrafos. Corro hacia ellas, quiero saber qué sienten. Cada una tiene su estilo: clásica, gótica, fluorescente y aristocrática.
Oralia, la chica con la que me topé en la boutique, me invita a subir con sus primas en una limusina blanca y a ritmo de reggaetón paseamos por la Ciudad de México sin parar de bailar desde la apertura del quemacocos. Me siento privilegiada de estar rodeada de chicas que parecen mariposas saliendo de su cascaron listas para volar. Compartir con ellas estos momentos tan especiales me llena de ternura.
Después de la misa empieza la celebración en un fastuoso salón rodeado de fuentes de agua donde están reunidos todos los familiares esperando la llegada de Oralia. La respiración se detiene cuando el padre la toma en sus brazos y empieza a bailar con ella. Es el momento en el que Oralia bailara con todos los hombres de la familia, su transición de niña a mujer.
Estos momentos se llenan de sonrisas y se salpican con lágrimas. Sé que estoy viviendo instantes únicos y no puedo contener la emoción. Tengo que irme y dejar que Oralia viva su fiesta tan soñada, donde lo que menos importa es el gasto económico. Las familias están dispuestas a gastarse lo que sea para que la fiesta de los 15 de la hija sea un momento inolvidable. Yo me pongo melancólica ¡Cómo me hubiera encantado tener una fiesta a mis 15 años!
¿Quién es Meteora?
Meteora llegó a Ciudad de México desde Barcelona hace seis meses. Es italiana y medio española. Primero la vimos comer picante hasta las lágrimas en este vídeo. En esta serie, descubrirá (y probará) algunas de las tradiciones más mexicanas para contarnos lo que siente, en primera persona. Puedes ver todos sus videos de su serie aquí. También puedes seguir a Meteora en Facebook.
Sigue a Verne México en Facebook, Twitter e Instagram y no te pierdas tu ración diaria de maravillas de Internet.