Si veraneas en Huelva, si compras toallas en Portugal, si dices ‘tuverá’, si te expresas con el diminutivo ‘ino/ina’: poquino, bajino, mijina. Si eres de los que dices siempre: “Eh, en Extremadura tenemos el castúo como idioma oficial”, si terminas tus comidas con chupitos de licor de bellota, si llevas a tus colegas a buscar gamusinos como si jugaran al Pokémon GO, si presumes de tener cigüeñas negras (aunque no hayas visto una en tu vida), si te pones el chambergo antes de salir de casa, si en invierno no hay que quien te quite la faldilla y el brasero, si en las ferias te montas en los coches chocones, si terminas tus borracheras cantando "¡verde, blanca y neeegra!". Entonces, a(migas) extremeñas y amigos extremeños, estaréis jartos de escuchar estas 11 cosas que os recordamos con motivo del día de Extremadura (también es el de Asturias, por cierto):
1. “Este es de Andalucía, tiene acento andaluz”
Efectivamente, no. No somos de Andalucía. Tampoco, que conste en acta, tenemos nada contra ellos. Es más, nos caen bien porque nos bañamos en sus playas: en las de Huelva y en las de Cádiz, concretamente. Nuestro acento es (y será) extremeño. Nuestro lema: jacha, jigo, jiguera.
2. “Ufff, es un secarral. Ahí no hay paisajes verdes como en el Norte”
Así es, está todo sequísimo. Tan seco, que... ¿sabías que es la región con más kilómetros de costa de agua dulce de la Península? ¿Sabías que el embalse de Orellana, Badajoz, posee una playa de agua dulce con bandera azul, la primera de interior con esta distinción en España? ¿Conoces la Garganta de los infiernos?, ¿y la de Jaranda? ¿Te suenan las piscinas naturales de Trabuquete y el Lago de Jaraíz de la Vera? ¿Has oído hablar de las pozas de Las Mestas, Sauceda, Ovejuela, Pinofranqueado, Vegas de Coria o Casar de Palomero?
3. “¿Cáceres es la de abajo y Badajoz es la de arriba, ¿verdad?”
Sí, eso es.
4. “El AVE a Extremadura puede esperar, hay otras prioridades”
Claro que sí, ¿qué prisa hay? Si ya estamos acostumbrados a echar seis horas para recorrer 400 kilómetros. ¿Cómo vamos a querer el AVE si las comunicaciones por ferrocarril en nuestra región son perfectas? ¿Cómo vamos a necesitar un tren de alta velocidad si con el retraso de más de 45 minutos de media en el ferrocarril que nos lleva a Madrid nos da tiempo de sobra para ver dos capítulos de Friends o uno de Juego de Tronos? Si hasta tiene una máquina tragaperras, la del kit-kat, que con todo lo que se ha comido tendríamos ya el AVE pagado. Además, el trayecto ofrece un viaje gratuito a la Antártida de la mano de los conductos de refrigeración de Renfe. No queremos un AVE, queremos dos.
5. “No hay nada que ver”
Hay que asumirlo. No tenemos nada que visitar. Extremadura no merece una excursión.
6. “Ahí no hay comida típica”
Para empezar tenemos las tapas gratis. “¿Tapas gratis?, ¿serán dos aceitunas?” Correcto. Pero con esas dos aceitunas te sale una garrafa de aceite de 25 litros. Aquí los pinchos son contundentes. Siempre. S I E M P R E. Y muy raro es si por menos de dos euros no tienes tu caña y tu suplemento alimenticio. Después, marchando una de migas, tostadas con caldillo, manteca colorá, morcilla patatera, morcón, sopas de tomates, de ajo, de antruejo, el zorongollo, la caldereta de cordero, la chanfaina extremeña, la torta del Casar y de la Serena, las perrunillas… ¿Oído cocina? Poca cosa, vaya.
7. “Tenéis muy buen jamón serrano”
¿Jamón “serrano” dices? Repite conmigo: jamón ibérico de bellota de pata negra. Y añade: De cerdos criados en la dehesa.
8. “Ahí siempre hace calor”
Como todo el mundo sabe en verano suele hacer frío en toda España y los telediarios no dedican 45 minutos para hablar de ello. Por eso en Extremadura durante esta época hace… calor. Aunque, eso sí, en la zona de Badajoz pega más que en la de Cáceres. El clima es mediterráneo y, qué raro, el termómetro puede llegar a superar los 40 grados. En invierno (¡atención!) suele hacer FRÍO. Sí, la gente se pone su chambergo antes de salir de casa y su braserito con su faldilla (o falda de camilla) nada más levantarse.
9. “No vocalizáis”
“Ni viquiliziis”. No vocalizamos para ahorrar tiempo, porque somos unos paletos que vivimos rodeados de calor. Además, cuando abrimos las ventanas de los trenes tan veloces que tenemos nos entra aire por la boca y eso nos impide hablar correctamente.
10. “¿Pitera?, ¿changao? ¿PERO ESO QUÉ ES?”
Pitera: brecha en la cabeza. Abarrancarse: agotarse, cansarse. Acho-a: deformación del término muchacho-a, se utiliza exactamente igual que tío/a. Guarrapazo: caída. Apechar la puerta: cerrar la puerta. Atacarse: meterse la camiseta interior por debajo del pantalón o la falda. Escarrancharse: despatarrarse. Entraparse: congestionarse (la nariz) o atascarse las tuberías. Changao: averiado. Chuchurrío: algo desastroso, mal hecho. “¡Qué palabras tan raras!”. ¿En qué quedamos? Primero nos dais porque no vocalizamos y cuando ya vocalizamos, también. Menos mal que nos queda el mítico bar de la esquina de casa donde nos gastamos el dinero que nos dan todas las autonomías (¡solo faltaba!), y así aprendemos a leer y a pronunciar correctamente.
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