El pasado 10 de octubre falleció el actor mexicano Gonzalo Vega a los 69 años. Participó en decenas de películas, series de televisión y obras de teatro desde finales de los sesenta. Su rol más emblemático es el de los gemelos Martín y Martina en la comedia de enredos La señora presidenta. Al vestirse de mujer para interpretar a Martina, Vega rompió muchos paradigmas sociales y del teatro en México. No fue el único papel del actor que desafió las convenciones. Él y el actor Roberto Cobo protagonizaron el primer beso gay visible en el cine mexicano. Fue en la película El Lugar sin Límites (1977) de Arturo Ripstein.
El filme está basado en la novela del autor chileno José Donoso sobre los habitantes y clientes de un burdel en un pueblo marginado. Su dueña es La Manuela, una travesti interpretada por Roberto Cobo (Jaibo en Los Olvidados). Ella tiene un amorío complicado con Pancho, un residente del pueblo quien niega sus sentimientos por ella para no perder su estatus de macho. “Soy uno de los primeros, si no es que el primero que en tratar el tema de la homosexualidad con más seriedad o mostrándolo más claramente”, dijo Ripstein en una entrevista con el Canal 22.
La Manuela y Pancho no fueron la primera pareja homosexual en el cine mexicano, sino la representada por Héctor Bonilla y Manuel Ojeda en Matinée de Jaime Humberto Hermosillo, explica a Verne Miguel Cane, dramaturgo y crítico de cine. "Pero fue en El Lugar Sin Límites en la que se ve el primer beso gay en el cine nacional", agrega.
El cineasta Roberto Fiesco dice vía telefónica que este filme también es el primero protagonizado por una persona transexual. “Junto con el cine de Hermosillo, esta película es una de las primeras en trata el tema de la homosexualidad. Las películas de Hermosillo, sin embargo, la trata de una forma más soterrada, mientras que en El Lugar sin Límites se manifiesta de manera muy franca y abierta”.
En su entrevista con Canal 22, Ripstein contó que a pesar de las adversidades a las que se enfrentó para hacer la película, como un presupuesto muy bajo y equipo escaso, esta logró un lugar en el Festival de San Sebastián en 1978. La escena del beso, sin embargo, no fue bien recibida. “España todavía mantenía algunas ideas franquistas, por eso el momento causó mucha conmoción”, comentó. “Había un gritadero, todo un escándalo, fue divertidísimo”. Pese a las reacciones Ripstein obtuvo el Premio Especial del Jurado por la película.
Fiesco asegura que la película gozó de mucho éxito en los cines mexicanos. “No hubo un elemento de censura, probablemente porque la película tenía ese sustento de estar basada en una novela muy conocida”, comenta el cineasta. El Lugar sin Límites es considerada una de las películas más significativas del cine mexicano, añade. “Es memorable por su manejo de cámara, porque se logró con un presupuesto limitado y por su contenido”, dice. Rebasó las barreras del género gay y cambió la mirada de la homosexualidad en el cine mexicano”.
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