Cómo pueden ayudar los famosos a normalizar la ayuda del psicólogo

Los participantes de Operación Triunfo han sido los últimos en admitir en público que necesitaron ir a terapia

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OT: El reencuentro ha ocupado muchos temas de conversación en las últimas semanas, más allá de la relación entre Bisbal y Chenoa. Una de las cosas que no han pasado desapercibidas para el público ha sido la revelación de que todos los concursantes necesitaron ayuda psicológica cuando salieron de la academia. Rosa López, Nuria Fergó y David Bustamante ejercieron de portavoces de los 16 participantes y admitieron que fueron a terapia para afrontar el éxito repentino y los cambios personales surgidos a raíz del programa. No son los únicos casos mediáticos: Bruce Springsteen, Andrés Iniesta y Amanda Seyfried son algunos de los que lo han reconocido recientemente. Y no solo los famosos. Socialmente, aceptar que alguien acude al psicólogo ya no es tan tabú como antes.

La psicóloga Iria Mato, del Colegio Oficial de Psicología de Galicia y especializada en terapia cognitivo-conductual, encuentra como principal causa de esta tendencia hacia la visibilización el “efecto llamada”. “Que alguien famoso reconozca que va al psicólogo es muy importante, porque son modelos de conducta y la gente los admira. Este gesto contribuye a la normalización de las emociones y a animar a más personas con problemas a tratarse”, afirma.

Una teoría similar es la que defiende Sergio García, del Colegio de Psicólogos de Madrid y que trata a pacientes famosos. “Hace 12 años, yo tenía pacientes que antes de entrar en la consulta miraban quien había en la calle para que no les conociese nadie. Pero eso ya no sucede. Las declaraciones de artistas como Ana Torroja o Alejandro Sanz ayudan a que la gente entienda que la psicología es un servicio del siglo XXI, del que antes nadie hacía uso por miedo a estar etiquetado como el débil”, dice.

Acabar con el estigma

Los expertos coinciden en que la figura del psicólogo está muy estigmatizada y eso debe cambiar, ya que no son pocas las personas que necesitan algún tipo de atención psicológica. En España, alrededor de tres millones de habitantes padecen una enfermedad mental grave (esquizofrenia, demencia, trastorno bipolar…) y si a eso se le añaden los otros tres millones aproximadamente que siguen terapia por depresión o ansiedad, el resultado es que casi un cuarto de la población española requiere algún tipo de atención en salud mental, según el Ministerio de Sanidad. Los trastornos más comunes son la ansiedad y la depresión – 615 millones de afectados en el mundo, un 10% de la población mundial. Además, el estrés es la segunda causa de los problemas de salud relacionados con el trabajo y ya es considerado por la OMS como una “epidemia global”.

Mato considera que también es positivo decir en voz alta que se acude al psicólogo. “La gente tiene que convencerse de que, por tener un problema emocional, no es peor persona. De hecho, un individuo es más inteligente y completo en el momento en que decide cambiar las cosas y no se avergüenza de sentir”, explica.

Sobre los estigmas asociados a acudir a terapia, Joseph Knobel –psicoanalista de Barcelona- lamenta que aún queda mucho que avanzar. “La estigmatización viene sobre todo de que ir al psicólogo está demasiado asociado con la locura y para nada es así, los profesionales estamos para ayudar a las personas y no solo para cuando les ocurra algo especialmente grave”, señala.

Otros psicólogos como García son más optimistas. “La televisión lo ha cambiado todo. Gracias a series como Los SopranoEn terapia la psicología es otra y se ha roto un poco el pensamiento de que el psicólogo es alguien ajeno; ahora a estos médicos se les cuentan más intimidades porque la gente ha comprendido que les pueden ayudar de forma positiva”, comenta.

Las soluciones que los expertos proponen para normalizar la figura del psicólogo son diversas. Knobel propone que es necesario concienciar a las personas de que no deben llegar a su límite para reclamar la ayuda de un psicólogo. “Como profesional prefiero que llegue a mí una persona antes de que se descompense por la fama u otros motivos. La causa principal es la falta de información, se debe informar en las escuelas, en las empresas y en todas las instituciones de que ir al psicólogo es positivo”, explica.

A su vez, Alejandra Hallin afirma que el cambio de imagen de los psicólogos tiene que pasar por un esfuerzo conjunto de la sociedad de informar a la gente de que la mayor parte de las enfermedades psiquiátricas se pueden curar y hay tratamientos, pero es tajante. “Me parece una vergüenza que hoy en día una persona tenga que padecer de depresión, ya que hay multitud de tratamientos que se le pueden aplicar para curar este tipo de trastorno”.

Iniesta: 'No era feliz'

La cantante Nuria Fergó pedía hace días en una entrevista en Vanity Fair hablar con naturalidad de ir a terapia: "Ir a un psicólogo no significa que estás loco como se cree mucha gente en España. Es un profesional que te hace preguntas clave que nunca te harías y te da las pautas para que tomes nuevas decisiones. Cuando aprendí a sobrellevar todo aquello mejor, deje de ir". "Yo necesité la ayuda de mil psicólogos", ha dicho su compañera Rosa López. "Necesité la ayuda de varios psicólogos para recuperar las riendas de mi vida", ha afirmado David Bustamante.

En una entrevista con El País Semanal, el futbolista Andrés Iniesta también apostó por visibilizar su caso frente al hecho de que a muchas personas les de vergüenza reconocer que van al psiquiatra o al psicólogo:

Para eso están, ¿no? Para ayudar cuando los necesitas. Supongo que es porque no lo quieres ver. Yo llegué a un momento que necesitaba ayuda y la tuve; hubo días en que veía que no salía, que me hundía en mi propia persona. Y tuve gente que me ayudó, gente muy valiosa. Es muy duro tener la sensación de que no eres tú. Era una persona física, pero por dentro no era nada, no era yo. Tú ves una persona, pero por dentro no sabes qué hay. Y cuando me veías a mí, por dentro no era yo. Es difícil de explicar hasta que no lo sientes. Físicamente era yo, yo iba a entrenar, pero por dentro era vacío, inseguridad, la nada. No era feliz.

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