El día 22 de diciembre, un puñado de personas sentirá un ataque de felicidad. Desgraciadamente, los abrazados por el Gordo y otros premios de enjundia serán una aguja en un pajar. Las vidas del resto seguirán como si nada, con la expectativa de recibir 400.000 euros caídos del cielo evaporada. Pero no pasa nada. La felicidad es otra cosa. Depende de muchos factores.
¿Es tan importante el dinero para ser feliz?
Los psicólogos consultados por Verne parten de una premisa similar: la escasez de dinero complica la felicidad, pero su abundancia no la asegura. "El dinero no da la felicidad como tal, pero sin unos niveles razonables de ingresos sabemos que es más difícil ser feliz", comenta Guillermo Fouce, doctor en Psicología de la Universidad Complutense, mientras que la psicóloga Amaya Terrón opina que "con nuestras necesidades básicas cubiertas, nuestra felicidad depende más de disfrutar lo que tenemos que de desear más cosas".
"No debemos cargarnos la felicidad que todos llevamos dentro con expectativas y deseos irreales. Lo mejor es vivir el presente y centrarnos en lo que tenemos, sin crearnos necesidades que en la mayoría de los casos son causantes de un estrés que nos dificulta ver lo que nos rodea. Eso nos aparta precisamente de lo que vamos buscando", añade Terrón.
¿Existe una fórmula perfecta para ser feliz?
"Esa es la pregunta del millón", dice la psicóloga, que niega la existencia de una respuesta única y universal, pero sí aporta consejos útiles: "La felicidad consiste en estar en paz con uno mismo, en no tener demasiados conflictos que superan nuestras capacidades, en la esperanza de convertirnos en mejores personas, en ser capaces de amar y en poder disfrutar más de lo que nos rodea, en lugar de estar tan pendientes de lo que nos falta". "Casi nada", añade irónicamente Terrón.
Por su parte, Fouce indica un camino parecido hacia la felicidad: "Lo mejor es disfrutar de lo que se tiene y del momento actual, lo que se conoce como pensamiento pleno actual o mindfulness: valorar lo conseguido y ponerse pequeñas metas de las que disfrutar". Al fin y al cabo, como dice Fouce, "la felicidad es relativa".
¿A qué dedicar el dinero (aunque tengas poco) para ser feliz?
El psicólogo Richard Wiseman incide en la misma idea en su libro 59 seconds, ya que "nos acostumbramos enseguida a lo que tenemos". Por ello, desaconseja gastar el dinero en objetos, que pierden su novedad en cuanto salen de la caja, y recomienda las experiencias (como viajes y cenas), que mejoran en nuestro recuerdo con el tiempo. Además, las experiencias “también promueven uno de los comportamientos que más ayudan a la felicidad: pasar tiempo con otras personas”.
¿Cuál es la mejor actitud ante el sorteo de la Lotería de Navidad?
Terrón recurre a Aristóteles para responder a esta pregunta: “La virtud está en el término medio”. “En ese punto se puede soñar despierto con lo que haríamos con ese dinero, sin dejarse llevar por la desesperanza si no toca”, dice la psicóloga. “Hay que asumir que si llega es suerte o casualidad, partiendo de que no ganar es lo más probable”, añade Fouce. De hecho, no es lógico esperar un premio, aunque eso no siempre sea lo más importante.
¿Es normal sentirse infeliz si no toca?
“Sí”, contesta Fouce. “Sobre todo si invirtieron un dinero que no tenían o necesitaban para otras cosas. Hay pensamientos como esta es mi última esperanza”, dice el psicólogo. En la misma línea se pronuncia Terrón: “Si las expectativas no se ajustan a realidad, es posible sufrir frustración. Lo que no debería ser normal es adquirir boletos de forma compulsiva".
“Compramos ilusión temporal”, añade la psicóloga, que relaciona las expectativas desmedidas con personas con poco ajuste al principio de realidad: “En ese caso, la Lotería no será la única faceta donde se manifieste”. Fouce añade una variable más para comprender el empeño en comprar décimos pese a las escasas probabilidades de éxito: “Es una costumbre, con la lógica de si todo el mundo lo hace estará bien”.
Otros consejos para ser feliz
Jaime Rubio Hancock
1. Puedes influir en tu felicidad. El 50% de tu felicidad viene marcada por la genética. Un 10% se debe a las circunstancias (nivel educativo, de ingresos, vida personal…) y un 40% se deriva de tu comportamiento diario y de la forma en la que piensas acerca de ti mismo y de los demás, según explica en Scientific American la psicóloga Sonja Lyubomirsky.
2. Olvida eso del pensamiento positivo. Un estudio de la Universidad de Hamilton, en Nueva York, mostraba que quienes intentaban suprimir sus pensamientos negativos acababan pensando más en ellos y terminaban “más ansiosos, más deprimidos y con menos autoestima”.
3. Escribe. “Hablar puede añadir más confusión, mientras que escribir proporciona una perspectiva más sistemática y dirigida a las soluciones”, comenta Wiseman.
4. Da las gracias. Expresar agradecimiento ayuda a recordar las cosas buenas que nos ocurren y además crea retroalimentación en las relaciones sociales, como escribe el colaborador de Time Eric Barker: si eres agradecido con los demás, ellos también lo serán contigo.
5. Compórtate como si fueras feliz. “Cuando la gente es feliz, sonríe. Cuando está de acuerdo, asiente con la cabeza. Hasta aquí, sin sorpresas, pero de acuerdo con un área de investigación conocida como psicología propioceptiva, el mismo proceso funciona a la inversa. Haz que la gente se comporte de una forma determinada y harás que sientan ciertas emociones y tengan ciertos pensamientos”, considera Wiseman.
6. Sé constante. Lyubomirsky recuerda que muchos de los participantes en sus estudios prueban técnicas que aumentan el bienestar, pero al finalizar la investigación, dejan de ponerlas en práctica y su nivel de felicidad baja: "Como una medicina o una dieta, estos ejercicios solo funcionan si sigues con ellos".
* También puedes seguirnos en Instagram y Flipboard. ¡No te pierdas lo mejor de Verne!