Al igual que hay youtubers que se han convertido en influencers -prescriptores- de sectores como la moda, la cocina o los videojuegos, el arte del encaje de bolillos también tiene sus referentes en YouTube. La posición de Raquel M. Adsuar, bolillotuber con más de 11.000 suscriptores, como protagonista de una masterclass en una feria de artesanía ha levantado las quejas de la Asociación de Bolilleras de la Comunidad Valenciana (ASBOLCV).
Tras participar en noviembre en la feria de artesanía Creativa Barcelona, la youtuber Raquel M. Adsuar fue invitada a la siguiente edición del evento, en Valencia, que comienza el 7 de abril. También tenía prevista su participación ASBOLCV. "Ofertamos a la organización diferentes actividades", explica Maribel Albert, presidenta de la asociación, por teléfono a Verne. "Cuál fue nuestra sorpresa cuando vimos que se anuncia a bombo y platillo una youtuber para una masterclass, cuando nosotros íbamos a llevar a profesores cualificados”.
La asociación reclamó sin éxito a los organizadores del salón que desvincularan a la mencionada bolillotuber de las actividades. "Nos dijeron que con la repercusión de la youtuber se aseguraban las visitas", defiende Albert. "Nos sentimos frustradas por la respuesta y decidimos retirarnos".
ASBOLCV publicó entonces una recogida de firmas de la que se han hecho eco medios como el diario regional Levante, en la señalan que algunos bolillotubers suponen una “amenaza” y provocan "muchos daños a un arte que lleva años y años de tradición". En el comunicado, afirman que estos youtubers son una "nueva moda, incentivada por la ganancia de dinero fácil".
Albert considera que el problema no es solo "la mala praxis" de algunos de estos youtubers -"aunque hay algunos que sí hacen bien su trabajo", puntualiza- sino la importancia que se les da a la hora de organizar eventos debido a sus seguidores. La presidenta defiende que ellos, a diferencia de los videoblogueros, "son artesanos y no estadísticas".
"Como si tuvieras que tener título de costurera para coser un pantalón"
Existe un título de encaje de bolillos ofrecido por la Escuela de Puntaires de Barcelona, aunque Raquel M. Adsuar defiende que la mayoría de profesoras de la Comunidad Valenciana no poseen esa formación. Ella tampoco, aunque asegura por teléfono a Verne que ha tenido más de media docena de maestras y sigue formándose. “Hay videotutoriales de gente cortándose el pelo y maquillándose sin titulación y tienen millones de visitas, ¿por qué no van a poder hacerse de encaje de bolillos?", defiende. "Es como si tuvieras que tener un título de costurera para subir un vídeo cosiendo el bajo de un pantalón".
Aunque el comunicado no incluye nombres, esta bolillotuber de 36 años, proferosa de música de profesión y residente en Denia, lo considera “un ataque personal" hacia ella y su canal, que lanzó en 2013.
Al igual que otros muchos usuarios de YouTube, Adsuar monetiza sus contenidos en la plataforma, aunque niega que haga sus vídeos por el interés económico. De sus ganancias directamente del canal comenta: "El último mes gané 120 euros, me da para pagar el móvil, el ADSL y una cena (...) Si quisiera ganar dinero con el encaje de bolillos me pondría a dar clases particulares".
La youtuber afirma que comenzó a hacer vídeos para ayudar a otros usuarios a aprender técnicas de encaje, y que esa sigue siendo su motivación. "Gracias a las redes podemos llegar a todo el mundo y, si un formato triunfa, es por el trabajo, cariño y respeto que hay detrás", afirma. "Si alguien consigue aprender a hacer un abanico o un marcapáginas sin salir de casa con la ayuda de un vídeo, para mí es un orgullo".
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