"Por favor, que llegue esta carta. No sé la dirección"

Seguro que el expresidente de Cantabria, Miguel Ángel Revilla, recibe a diario muchas cartas, pero entre su correspondencia de ayer jueves hubo una que le hizo especial ilusión y decidió compartirla con sus miles de seguidores en Twitter. En el sobre podía leerse, escrito a mano: “Señor Miguel Revilla. Presidente de Cantabria. Por favor que llegue esta carta. No sé la dirección. Muchas gracias”. Efectivamente, la carta llegó.

“Correos sigue funcionando”, dijo Revilla en el tuit que acompañaba la foto y que este viernes habían retuiteado más de 1.300 personas. “Sin duda!”, le contestaba más tarde la cuenta oficial de Correos. Ricardo Balaguer, su Social Media Manager, cuenta a Verne que estos casos son bastante habituales y que no le sorprendió que la carta llegara a su destino. “Llama la atención porque le ha ocurrido a un personaje público, pero hay muchos pueblos de España donde las cartas llegan solo con el nombre del destinatario y el del municipio. Y las cartas llegan. Tenemos 30.000 carteros y 14.000 vehículos y estamos en todo el territorio nacional”.

Aunque desde Correos insisten en que hace falta que las cartas - además de sello - tengan nombre y apellido, dirección completa y código postal, también aseguran que intentan por todos los medios que las cartas lleguen a sus destinatarios y que el porcentaje de devoluciones anuales “es mínima”. El servicio reparte a diario unos 15 millones de envíos, es decir, que cada día hace una entrega (envíos o paquetes) a uno de cada tres españoles, aproximadamente.

“Probablemente, el cartero de Revilla lo conozca desde hace mucho. Nos ha ocurrido otras veces como en una ocasión en el que una carta en la que ponía solo Julia Otero y Barcelona llegó a su destino. Si es que en Correos tenemos 100% de cobertura, es nuestra virtud”, bromea Balaguer, que lleva en Correos 22 años y fue cartero varios de ellos.

El Social Media Manager aclara que hacen un esfuerzo muy grande por descifrar las cartas que llegan en otros idiomas, como el chino o el árabe y que para ello acuden a “los sabios” de la organización, es decir, a los más veteranos, "que han visto de todo". Incluso cartas jeroglíficas de antes de la Guerra Civil que recogieron en un blog.

Revilla publicó después en Facebook una foto con el contenido de la misiva y pidió ayuda pública para poder dar una solución a su remitente. En la carta, Pedro, un hombre de Cartagena le pedía ayuda para localizar a una persona que entre los años 1959-1962 trabajaba en unos barcos petroleros de una empresa cántabra.

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