"Me pasé la noche llorando de lo duras que eran las historias que leía. Imagínate vivirlas". Loreto Ballesteros, Yungflaca666 en Twitter, lleva desde anoche retuiteando desde su cuenta los cientos de mensajes en los que otras usuarias narran cómo, en su infancia o juventud, sufrieron algún tipo de abuso. "Es abrumador no solo porque no cesan de llegar experiencias", afirma, "sino porque son descorazonadoras y me he visto reflejada en muchas".
El problema está en cómo nos vean (indefensas, sumisas) y no en cómo nos vistamos nosotras (estética infantil, ropa de niña)
— kinki $copie (@yungflaca666) agosto 9, 2015
El problema está en los hombres a los que le atrae ese estilo de vestir porque piensan que representa la indefensión de la mujer
— kinki $copie (@yungflaca666) agosto 9, 2015
No nos confundamos: no es nuevo que los hombres sexualicen a niñas y menores. De hecho, está prácticamente normalizado.
— kinki $copie (@yungflaca666) agosto 9, 2015
La hipersexualización de la mujer comienza desde pequeña
— kinki $copie (@yungflaca666) agosto 9, 2015
Esta fue la serie de mensajes sobre sexualización desde la niñez lanzados por la usuaria y que ha desencadenado numerosos tuits, en los que cientos de mujeres narran situaciones de acoso, machismo o abusos sufridos en su infancia y adolescencia. "No tengo un cálculo aproximado de mensajes", explica en una conversación digital la estudiante de Filología Inglesa, de 22 años, a Verne, "pero diría que más de 1000 fácil". Entre ellos, muchos que hablan de tocamientos de familiares cercanos, abusos en la escuela o encontronazos con exhibicionistas.
Ballesteros reconoce que todo este aluvión de mensajes comenzó "muy de improvisto". "Empecé a comentar que la hipersexualización de la mujer comienza muy desde niña, pensando en experiencias propias que yo misma he vivido", explica "pero para nada esperaba que la gente empezase a compartir sus vivencias. En cuanto hubo diez compañeras que se atrevieron, empezaron a salir un montón de testimonios".
Muchas de estas vivencias han quedado registradas en Ascodepatriarcado, un Tumblr feminista con el que Ballesteros no está directamente relacionada. "Es una compañera que solo conozco de Twitter", explica, "Ahora estamos haciendo otro, No Son Depravados, con la idea de visibilizar lo que nos ha pasado a casi todas y no es una excepción de un tío raro pervertido. Es una problemática social".
*Gente contando experiencias personales dolorosas en Twitter* - ''FIJO QUE ES MENTIRA'' - ''ESTÁN EXAGERANDO'' - ''SON IMBÉCILES''
— kinki $copie (@yungflaca666) agosto 10, 2015
Las historias de las mujeres que la tuitera está recopilando no han venido solas: junto a ellas, también ha llegado un aluvión de críticas y burlas crueles, tanto para la usuaria como para aquellas que se han decidido a contar su historia. Algunos han intentando desacreditar a la tuitera por su físico, aunque ella reconoce estar acostumbrada: "me llaman feminazi, hembrista o simplemente puta por cómo visto y las fotos que subo", se lamenta. "Es más fácil echarnos la culpa y vernos como provocadoras antes que asumir que tienes actitudes machistas y retrogradas".
@yungflaca666 tu avatar es el perfecto para hablar de ello...
— Ko (@pochettedamour) agosto 9, 2015
Me voy a la cama. Despertadme dentro de 500.000 años. pic.twitter.com/Gs25HY69eF
— Nacho Vigalondo (@vigalondo) agosto 10, 2015
Otros han tachando de mentirosas o "subnormales" a las que han dejado sus testimonios. "A muchos les parece más punible que alguien cuente un abuso por una red social que el abuso en sí", reconoce Ballesteros. "Es aterrador".
Esto me parece ASQUEROSO con todas las letras pic.twitter.com/8ZhdpW0XV1
— kinki $copie (@yungflaca666) agosto 10, 2015
Este fenómeno troll no es una rara avis cuando una publicación que trata de poner en evidencia los abusos machistas se vuelve viral: algunos de los casos más sonados son los sufridos, ya en 2011, por June Fernández en "Paranoias" (463 comentarios, con mensajes como "a las mujeres se os 'enseña' a haceros las víctimas por cualquier situación y liarla como ahora, patético"), o las respuestas que Ander Izagirre recibió por "Son unas histéricas", un artículo en sintonía con el de Fernández. Entre sus 277 comentarios se encuentran mensajes como "a veces la gente va por la calle y se les cae una maceta encima o les atropellan y se mueren. A veces les tocan el culo. Tragedias todas ellas de las que podrían huir si quieren vivir en una isla desierta".
Como ejemplo más cercano en el tiempo, el de hace apenas unos meses de Laura Gómez con el post "Una semana jugando online siendo mujer". En el tema, que ya aglutina 257 comentarios, algunos usuarios recomendaban a la autora que "acepte la realidad. Que cuatro tonterías por chat de desconocidos no es machismo ni es nada. Son ganas de socializar".
No os engañéis: no os sentís incómodxs pq la gente cuente cosas personales en Twitter si no por la visibilización del acoso, que no interesa
— kinki $copie (@yungflaca666) agosto 10, 2015
Son las dos caras del anonimato: por una parte, Ballesteros considera mucha gente se ha abierto a contar sus problemas porque "Twitter da una cierta seguridad, no es lo mismo que contarlo a viva voz delante de su gente". Por otra, muchos usuarios aprovechan su identidad oculta para lanzarse al insulto gratuito. "El anonimato es lo que tiene", reconoce la tuitera, "pero habría que replantearse muy seriamente que este no es un tema del que se deba frivolizar. Hacer eso es una falta de respeto a todas las víctimas que se han abierto".
A pesar de todo, Loreto Ballesteros prefiere quedarse con las reacciones positivas: "el buen feedback que he recibido se come con creces a los comentarios feos e irrespetuosos", reconoce, "y lo que más feliz me hace es que esto no va a quedar aquí: va a ser una labor de apoyo y concienciación a las víctimas". A raíz de los mensajes que la tuitera ha sacado a la luz, varios sexólogos se han puesto a disposición de las víctimas de abusos para ayudarles de forma altruista. "Muchas personas se ha ofrecido para dar apoyo a la gente que ha compartido su experiencia", explica Ballesteros. "Para que luego nos digan que las redes no sirven de nada".
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