Muchos nos llevamos una sorpresa cuando vimos a Karmele Marchante en el último vídeo de la plataforma independentista catalana Ara és l’hora. Pero aunque es cierto que Marchante es conocida sobre todo por su trabajo como periodista del corazón, también es una activista del feminismo y una de las protagonistas de la prensa contracultural de los 70 y de los 80, siendo cofundadora de la mítica revista Ajoblanco. Charlamos con ella por teléfono sobre estos temas, sin mencionar (casi) los programas de televisión de cotilleos.
- ¿Cómo surge esta colaboración con Ara és l’hora?
- Llevo años colaborando con plataformas civiles catalanas. Me lo propusieron y, como siempre, dije que sí. De lo único que me arrepiento de ese vídeo es que no tuve tiempo de hablar de dos temas que a mí me interesan mucho, que son la violencia de género y la prostitución. En una nación catalana nueva, joven y diferente no tiene que haber violencia de género. Tampoco tiene que existir la prostitución, por lo que apelo a una ley como la sueca, que la ha erradicado en este país. Esta una ley que nace en el año 1999 y considera que la prostitución es una forma más de violencia de género contra las mujeres. La ley penaliza a los proxenetas y a los clientes. Yo quiero lo mismo para Cataluña.
- ¿Crees que tanto estos temas como lo que comentas en el vídeo sólo sería posible en una Cataluña independiente?
- No, tendría que ser posible en todas partes. Mira lo que está pasando ahora: hay más mujeres muertas por violencia de género que víctimas del terrorismo de ETA, pero eso no lo dice nadie. No quiero menoscabar el terrorismo de ETA, desde luego; lo que quiero decir es que se han disparado las cifras de víctimas de violencia de género y nadie se implica.
- ¿Desde cuándo eres independentista? ¿Siempre habías tenido esta inquietud?
- Nunca he estado en ningún partido político. Yo estuve siempre con el feminismo. Desde hace unos diez años empecé a pensar con ideas independentistas y a estudiarme los temas y a debatirlos. Cuando brotó el sentimiento en las calles, me pidieron que me implicara y me impliqué, como hago con todo.
- ¿Qué esperas que pase en Cataluña?
- Me gustaría que el 28 de septiembre nos depertáramos en una Cataluña independiente y que a partir de ahí pudiéramos formar un país nuevo, joven y lleno de posibilidades no sólo para la gente que está, sino también para la que quiera estar. Sé que es una idea muy romántica sobre un tema político muy controvertido, pero tengo derecho a tener mi propia utopía.
- ¿Te has encontrado con la sorpresa de mucha gente que no sabía que eras independentista?
- Con lo que me he encontrado ha sido con los insultos. Insultos de gente que desconocía esa faceta mía e insultos también en los medios de comunicación por parte de gente que tendría que ser compañera mía. El otro día en la COPE me dijeron de todo. Y en La Razón y en todos esos medios españolistas. En el vídeo por ejemplo hablo de la desobediencia civil pacífica. Pues lo han desvirtuado y dicen que estoy llamando a la guerra civil.
- ¿Te esperabas esta respuesta?
- Sí… Desde que empezó.
- En el vídeo sí que hablas de feminismo. ¿Para ti es la parte fundamental, por encima de otros temas que también se tocan, como la economía?
- Sí, por supuesto. Siempre he estado dedicada al feminismo.
- Supongo que también te habrás encontrado insultos con este tema.
- Sí, siempre, pero como ya estoy acostumbrada, me da igual. Te tienes que acostumbrar porque si no, no podrías salir a la calle y no podrías continuar luchando por lo que tú crees. Yo tengo mucho sentido del humor y al final me río.
- Hablabas de utopía respecto a Cataluña. ¿Con el feminismo también eres utópica?
- Con el feminismo no quiero ser utópica porque están pasando cosas horribles. Lo que quiero son actuaciones contundentes y firmes. Y sobre todo, una concienciación de la ciudadanía. Nos tenemos que plantar y decir que basta ya, que de aquí no pasa.
- Una de tus iniciativas en lo que se refiere al feminismo es el Club de las 25, que fundaste hace más de 20 años y que presidiste hasta el año pasado. ¿Cómo surgió esta iniciativa?
- Yo venía de trabajar activamente en Barcelona en el feminismo ya desde la época de Ajoblanco, y al llegar a Madrid, el hotel Palace me propuso organizar desayunos políticos. Les dije que no tenía ganas de hacer de hacer eso y les propuse organizar sesiones feministas. Me dijeron que sí y empecé este grupo con algunas amigas, hasta que hemos llegado a una iniciativa consolidada y seria.
- ¿Qué tipo de actividades lleváis a cabo?
- Organizamos almuerzos mensuales para tratar temas de actualidad y para generar debate. Trabajamos con temas de violencia de género, hemos estado haciendo la guerra contra el gobierno de Rajoy por la ley del aborto, recogemos dinero para las casas de acogida porque el PP ha cerrado muchas... También ayudamos a las mujeres a crear conciencia para que denuncien cuando tengan problemas de violencia. Y una vez al año hacemos una fiesta, porque no somos mujeres aburridas en absoluto, y damos los premios Mujeres del Año.
- En la entrega de los últimos premios comentabas que estamos peor que en 1994, cuando se entregaron estos premios por primera vez. ¿Lo sigues pensando?
- En cuanto a las mujeres, sí. Estamos en retroceso por culpa de las políticas de los gobiernos, sobre todo con el Partido Popular, por ejemplo, con su ley del aborto. Tampoco han frenado en absoluto la violencia de género, han cerrado casas de acogida... También es peor la mentalidad de la gente joven y la falta de educación sexual.
- Cofundaste Ajoblanco en 1974. ¿Cómo comenzó esta revista?
- Surgió en medio de la ebullición de la Barcelona de aquel momento, cuando había jornadas libertarias, las primeras jornadas catalanas de la mujer… En Ajoblanco eran todos amigos míos y cuando formamos la redacción yo les dije que me quedaría con los temas de feminismo. Todo surgió de una manera muy fácil. Y entonces decía las mismas cosas que digo ahora. Mi acento o mi manera de ser sigue siendo exactamente igual de radical.
- ¿Qué te parece que se use la palabra radical como insulto?
- Esto lo hacen los partidos conservadores para crear miedo y sólo demuestra que desconocen lo que significa la palabra radical. Yo siempre he sido feminista radical. ¿Esto que quiere decir? Pues que si alguien me llama radical queriendo insultar es porque no se ha enterado de nada y no ha leído, no se ha documentado. Y tendría que saber que dentro del feminismo están el feminismo socialista, el radical, el de la diferencia, el de la teoría queer… Es un abanico muy amplio.
- En el vídeo del aniversario de Ajoblanco mencionas que os traíais muchos libros de fuera que aún no se habían traducido. ¿Qué tipo de lecturas eran?
- En Ajoblanco mis lecturas feministas eran fundamentalmente de autoras italianas, francesas e inglesas, que eran las más avanzadas y las más teóricas dentro del feminismo… Y lo siguen siendo. Ser feminista no significa sólo salir a la calle. Ser feminista significa tener una formación. Y en aquel momento, para tener una formación había que salir fuera.
- ¿Qué autoras te han marcado más?
- Hay muchas… Mira, te voy a decir una cosa: mientras nosotras perdíamos el trasero leyendo a Simone de Beauvoir y yendo a Bruselas a besarle las manos porque aparecía en actos políticos feministas, ignorábamos por completo que Clara Campoamor se estaba muriendo en Suiza sola y arruinada. Eso para mí siempre ha sido una asignatura pendiente.
- ¿Cuánto tiempo estuviste en Ajoblanco?
- Me resulta imposible saberlo porque estaba en otros medios, como Star, y al mismo tiempo que estaba en la prensa contracultural, trabajaba en la convencional en Barcelona. Entonces estaba en el Tele/Express, en el Noticiero Universal...
- ¿En qué sección trabajabas?
- Me tocaba de todo: deportes, sucesos, reporterismo, cultura, espectáculos, entrevistas… Recuerdo un logro muy importante en un periódico de Barcelona que ya no existe, para el que creamos una página feminista que se llamaba "La hoja violeta". Escribíamos sobre feminismo cada semana. Yo escribía lo más radical del mundo y nadie me decía nada.
- ¿Era más fácil que ahora?
- Por supuesto. Porque ahora no hay ninguna página feminista en ningún periódico.
- Leí que el hecho de que trabajaras en otros medios y tuvieras carnet de prensa era muy útil para solventar trámites legales en revistas como Star.
- En todas las revistas contraculturales en las que estaba, facilitaba las cosas que yo fuera periodista y tuviera acreditación de otros medios.
- ¿A qué tipo de problemas os teníais que enfrentar en aquella época?
- Que no nos dieran permiso, que secuestraran la revista, que nos censuraran… Todas las cosas difíciles que pasaban en aquel momento.
- ¿Por qué decides ir a Madrid?
- Yo entonces estaba ya en el grupo Zeta, trabajando con Interviú. Era enviada especial y reportera, y como era un culo inquieto, les propuse que me mandaran a algún sitio. Yo pensaba que me mandarían, no sé, a ultramar, pero me enviaron a Madrid. Al cabo de seis meses me llamaron de Televisión Española, donde estuve seis o siete años, tanto en Informe Semanal como en informativos y programas. En Informe Semanal eran todo reportajes, algunos de ellos peligrosos.
- ¿Por ejemplo?
Por ejemplo, ir a entrevistar a los capos de la droga de Medellín, lo que me obligó a cruzar la frontera por la selva. Son anécdotas que tenemos todos. No presumo de eso. A todos los periodistas que hemos hecho ese trabajo nos ha sucedido lo mismo. Lo que sí quiero recordar es que cuando empieza la televisión privada en España y nace Antena 3, yo estuve en el primer informativo que se lanza desde esta cadena. Tenía una sección sobre crónica rosa.
- ¿Así empezaste en el corazón?
- Empecé con María Teresa Campos. Primero estaba en la mesa política de su programa en Televisión Española y cuando ella se fue a Tele Cinco pasé de la mesa política a hacer crónica social.
- Esto me llama la atención: cómo pasas de hablar de política, entre otros temas, a dar información del corazón.
- Sorprende porque ahora ya no hay prensa rosa -ahora hay otras cosas-, pero entonces pasar de una crónica política a una social era mucho más fácil. De hecho, cuando nacen los programas matinales en Televisión Española, yo hacía espectáculos. Y de ahí viene este cambio.
- Desde entonces, la gente te conoce sobre todo por esta actividad. ¿Echas de menos la etapa de periodismo en otras secciones?
- Por supuesto. Lo que más echo de menos es escribir en prensa. Porque a mí lo que me gusta es escribir.
- ¿Crees que puede ser compatible la crónica social con otro periodismo? Por ejemplo, hacer prensa rosa en televisión y escribir de política en un periódico.
- Para mí, no. Porque a mí la política me apasiona. Si miras mi Twitter, lo único que encuentras es política y feminismo.
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