El ingenio humano no tiene límites. Lo hemos empleado para viajar a la Luna, para inventar el agujero de los donuts y para poner un trapo al final de un palo y llamarlo “fregona”. Pero el ingenio también puede ayudarte en el día a día: es lo que los anglosajones llaman “life hacks”, Trucos en apariencia elementales pero que te pueden cambiar la vida, como ahorrar pilas con una horquilla o usar anillas de lata de refresco para mejorar tu armario, tal y como hace Sebastian Vettel en el vídeo de arriba.
Ahora Fórmula Santander, que patrocina este artículo, quiere que despiertes tu ingenio y compartas tus ideas sencillas pero innovadoras en el Driving Innovation Contest. Recicla objetos aparentemente inútiles a tu alrededor, encuentra formas de maximizar los recursos cotidianos y podrás ganar merchandinsing exclusivo de Ferrari y un viaje para formar parte de la Scuderia Ferrari en los Pretest de Barcelona.
Aquí te ponemos unos cuantos ejemplos (que ya no puedes usar, claro) para que te sirvan de inspiración y que afiles el ingenio.
Bote antirrobo para la playa
El ingenio al servicio del camuflaje de objetos valiosos. Tan sencillo como practicar una rendija en un bote para poder abrirlo presionando en los lados, y ahí tienes una hucha donde meter dinero y llaves y llevarlos a la playa sin que nadie le preste atención. Ojo a dos cosas: los ladrones de bronceador, una auténtica plaga en según qué zonas de Levante; y no te olvides de fregar el bote después de vaciarlo y antes de meter cosas. O esos veinte euros para el chiringuito van a quedar hechos un desastre.
Enfriar una cerveza en cuestión de segundos
La segunda ley de la termodinámica trata las transformaciones energéticas, y en este experimento se emplea con sabio sentido práctico para enfriar una cerveza en un par de minutos. Los únicos materiales necesarios son agua, sal y hielo. El resultado no hará que se te congele el vello del antebrazo pero para salir del típico apuro en la típica noche de peli y pizza sin los típicos hielos, va más que sobrado.
Ganar siempre al piedra, papel o tijera
Para este experimento es que no necesitas ni accesorios, pero sí un poco de ingenio y rapidez mental. Está basado en una serie de probabilidades que se han estudiado analizando millones de partidas, y que se reducen a dos datos: cuando ganamos tendemos a repetir aquello con lo que hemos ganado; y cuando perdemos, tendemos a cambiar. Con ese conocimiento básico, ya tienes el poder: si ganas tienes que usar el símbolo con el que haya perdido tu oponente, y si pierdes debes usar el símbolo que no se haya usado en esa ronda. Y ahora, a vivir de las rentas.
Organiza tus cables con el cartón del papel higiénico
¿Hasta las narices de tener cajas llenas de cables enrollados? Directamente desde el cuarto de baño, rollos de papel higiénico vacíos funcionarán como perfectos archivadores de cables: no se desparramarán y, sobre todo, no se enredaran y anudarán. Con este truco, cada cable en su rollo y con un poco de maña, hasta puedes decorarlos y especificar a qué corresponde cada tubo.
Despista a tu gato para que te deje trabajar
Si tienes gato, sabrás perfectamente que adoran escachuflarse en el teclado del ordenador, restregarte el trasero por la cara y la cabeza por el monitor... todo muy incómodo si tienes una fecha de entrega pendiendo sobre la cabeza. Pues ahí mismo, en el escritorio, tienes la solución: coge una caja vacía de folios o bien la tapa de un juego de mesa -que tienen los bordes muy altos- y ponla bocarriba en una esquina. Verás como no solo deja de molestarte, sino que además se convierte en uno de sus rincones favoritos.
Apura al máximo la pasta de dientes con clips de pinza
Hace un momento hablábamos de llevar útiles de cuarto de baño (los restos, al menos) al escritorio y ahora hacemos a la inversa: un clip de pinza grande y resistente te permitirá apurar la pasta de dientes. Una cosa es enrollar bien el tubo y otra cosa asegurarte de que ni la más mínima pizca de pasta dentrífica se desperdicia. Con este truco tienes el ahorro garantizado.
El esmalte de uñas protege tus botones
¿Eres habitual de las camisas? Entonces sabrás lo que es andar a cuatro patas buscando botones que te ha parecido oír cómo caían. Puedes protegerlos con este truco sencillo pero ingenioso: cúbrelos con pintauñas transparente. Esos hilos no volverán a moverse y nadie notará que llevas un campo de fuerza sobre los botones. Eso sí, deja que la camisa se ventile un rato antes de salir a la calle.
Artículo patrocinado por Fórmula Santander.
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