Prince falleció el 21 de abril de 2016 en su casa de Paisley Park, en Minneapolis, a la edad de 57 años. Dejó a todos los amantes de la música más de 40 discos y cientos de canciones, entre ellas, uno de los grandes éxitos de la historia del rock: Purple Rain.
Purple Rain es, de lejos, el trabajo más exitoso de Prince, un artista que nunca destacó por las ventas de sus discos. Grabada en 1984, la composición ni siquiera nació como un álbum de estudio al uso, sino como la banda sonora que acompañaba el debut en el cine del cantante. Porque su célebre grabación fue en realidad la película semiautobiográfica que siempre soñó. Michael Jackson había triunfado años antes con The Wiz, la adaptación afroamericana de El mago de Oz, y Prince deseaba intentarlo también en el cine.
A principios de los 80, era el niño mimado de la industria musical. Todas las compañías soñaban con su fichaje y él aprovechó que el viento soplaba a su favor para incluir una cláusula en su contrato musical: debía ir acompañado del rodaje de una película, en la que aparecería como guionista y actor principal. Warner aceptó sus condiciones.
La trama de la cinta se centra en The Kid, un talentoso cantante criado en una familia disfuncional, marcada por el maltrato de su padre a su madre. El joven artista canaliza su ira a través de su incipiente carrera en la música. El proyecto arrasó en todos los aspectos posibles: el disco logró un Oscar y un Grammy a mejor banda sonora y fue número uno en Estados Unidos durante casi medio año seguido. La película, llamada también Purple Rain, recaudó en taquilla 80 millones de euros de la época, cuando apenas había costado la décima parte.
La enorme determinación que Prince mostró durante el rodaje fue en gran medida responsable de tal éxito, aseguraba a Rolling Stone en 2014 el que fuera su representante, Alan Leeds, con motivo del 30 aniversario de Purple Rain. “Supongo que experimentó una gran vulnerabilidad, como no había ocurrido antes en ninguno de sus conciertos y discos”, comenta Leeds sobre una persona a la que consideraba “de naturaleza reservada”.
Y eso que muchas grandes estrellas de la época se negaron a colaborar con Prince en este proyecto: Stevie Nicks, la cantante de Fleetwood Mac, no quiso firmar a medias con el músico la canción central del disco. “Esa pista de 10 minutos era tan abrumadora que la escuché y me asusté ”, reconoció en Star Tribune. “Lo llamé y le dije: no puedo hacerlo. Me gustaría poder hacerlo. Es demasiado para mí”. Jennifer Beals, la protagonista de Flashdance, se negó a ser la protagonista del filme después de que Vanity, la novia actriz de Prince, prefiriera rodar con Marton Scorsese y abandonara al músico por otro hombre.
La primera vez que Prince tocó el tema en directo fue antes del estreno de la película, en un concierto de en el Minnesota Dance Theatre que se celebró el 3 de agosto de 1983. Era un concierto benéfico y la grabación no salió a la luz hasta hace un par de años.
Aunque la versión larga de la canción dura algo más de 7 minutos –existe otra más corta, de solo 4–, la original era todavía más larga. Según recuerda el magazine musical británico NME, la primera versión alcanzaba los 11 minutos. Recortaron finalmente coros y esta estrofa:
Honey I don't want your money, no, no.
I don't even think I want your love.
If I wanted either one I would take your money and,
I want the heavy stuff.
Algunas partes de Purple Rain recuerdan a otra de las grandes baladas rock de la época, Faithfully, de Journey. Tanto que, según cuenta Rolling Stone, Prince llamó al compositor de esta, Jonathan Cain, para que diera su visto bueno. Cain, teclista de la banda, no puso pegas.
En el año 2007, Prince interpretó Purple Rain en el momento de máxima audiencia en la televisión estadounidense: la SuperBowl. A pesar del diluvio que caía durante el espectáculo, su actuación está considerada como una de las mejores de la historia del evento.
El mismo año que cerró con ella el show de la SuperBowl, Prince anunció que dejaría de tocar Purple Rain y otros de sus grandes éxitos en concierto. Mintió: en Piano & Microphone, la peculiar gira en solitario en la que estaba inmerso antes de fallecer, seguía siendo una de sus favoritas para los bises.
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