¿Cuáles son los hábitos que nos ayudan a llevar una vida más productiva? En la red social de preguntas y respuestas Quora han planteado este tema y ha gustado especialmente la respuesta de Charles Duhigg, periodista del New York Times y autor de El poder de los hábitos. Su texto se ha visto casi 120.000 veces y lo traducimos y adaptamos del original con autorización de Quora.
Esta es una muy buena pregunta y hay muchas respuestas posibles: deberías dormir más, meditar, hacer ejercicio, leer un libro, hacer el pino, rezar, comer más verdura, pasar más tiempo en tu mesa. Y, para algunas personas, esos hábitos diarios funcionarán. Pero para otras serán una pérdida total de tiempo.
Por desgracia, las publicaciones académicas muestran que no hay un hábito único y concreto que garantice que alguien se volverá más productivo. (A mí personalmente me aburre muchísimo la meditación).
Aun así, hay una forma de abordar la creación de hábitos que se ha demostrado que mejora la productividad de manera significativa. Consiste en experimentar con diferentes rutinas hasta encontrar la que ayuda a pensar con un poco más de profundidad en los comportamientos que sabemos que están relacionados con la productividad, como escoger las metas adecuadas, orientar enfoques, o tomar mejores decisiones.
¿Qué significa esto en la práctica? Bien, la mayoría de la gente saca tiempo para pensar de forma más detenida acerca de sus objetivos y prioridades cuando mantiene rutinas diarias que obligan a un poco de instrospección. Se conocen como "rutinas contemplativas" o "estrategias contemplativas". Para algunos, puede tratarse de la meditación: sentados tranquilamente, dedican un rato a pensar en el día que les espera o en lo que quieren hacer esa semana.
Estas "rutinas contemplativas" también pueden ser mucho más activas. A veces, ni siquiera tienen nada que ver con la contemplación. Por ejemplo, escribir una lista de tareas pendientes. La mayoría de la gente usa estas listas simplemente para estar al tanto de sus obligaciones, utilizándolas como una especie de dispositivo de memoria externo.
Pero hay estudios que muestran que las personas más productivas usan (y escriben) listas de forma diferente. La gente productiva las utiliza como estrategia para obligarse a pensar sobre sus prioridades, más que para hacer un simple seguimiento de sus tareas.
Esto ocurre porque a menudo las personas productivas se obligan a escribir listas de temas pendientes con sus objetivos más importantes arriba. En psicología, estos objetivos se conocen como "objetivos ambiciosos" (stretch goals) y suelen ser el tipo de cosas que escribimos al final de una lista si es que las escribimos) y que luego nunca volvemos a mirar. En cambio, la gente productiva les da una posición central para verlas en cada vistazo a sus tareas pendientes.
Además, estas personas hacen otra cosa que convierte su lista en una "rutina contemplativa": se preguntan con frecuencia si lo que están haciendo en ese momento se alinea con sus objetivos más ambiciosos. Si no es así, cambian de tarea. También se obligan a sí mismos a reescribir su lista cada día y a preguntarse: "¿Mi objetivo de ayer sigue siendo mi tarea más importante de hoy? ¿O he aprendido algo nuevo que debería hacer que mis prioridades cambiaran?".
Esto no significa que usar las listas de tareas sea la opción correcta para todo el mundo. Algunos preferirán meditar y alcanzarán resultados similares.
Pero la clave está en que la mayoría de las personas productivas tratan de imbuir en sus hábitos y rutinas diarias todos aquellos factores que les animen a pensar más profundamente. Y además varían entre rutinas ("esta semana probaré con la meditación, la siguiente haré ejercicio y la otra escribiré mis objetivos cada mañana") hasta que encuentran algo que funciona. Entonces se mantienen fieles a esta idea y la convierten en un hábito al darse una recompensa cada vez que la llevan a la práctica.
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