A Gabriel Marshall, un niño de 8 años de Kansas, le diagnosticaron un extraño tumor cerebral en 2015. La operación para eliminar el cáncer le dejó una gran cicatriz en la parte lateral derecha de su cabeza y, para mejorar la confianza en sí mismo, su padre Josh Marshall se tatuó una cicatriz idéntica.
La historia de Josh Marshall y su hijo se dio a conocer tras participar en #BestBaldDad (mejor padre calvo), un concurso organizado por la fundación contra el cáncer infantil St. Baldrick. Las fotografías de los candidatos al premio fueron publicadas el 13 de junio en un álbum en el Facebook de la fundación, donde la foto de ambos supera los 4.000 compartidos. En el texto que acompaña a la imagen, se lee: "Mi hijo y yo en un evento de St. Baldrick en Wichita, Kansas. Tengo la cicatriz de mi hijo tatuada para ayudarle a estar seguro de sí mismo".
Seis días después de publicar el álbum, los Marshall se erigieron como ganadores del concurso. "Mi hijo estaba acomplejado después de la operación", explicaba el padre al medio estadounidense ABC News, "se sentía como un monstruo". Fue por eso por lo que decidió tatuarse su cicatriz. "Yo le dije: '¿Sabes qué? Me voy a tatuar tu cicatriz. Así, si alguien te mira, entonces pueden mirarnos a los dos".
Tras el éxito de la foto, Josh Marshall afirmó a ABC News sentirse feliz del éxito. "Estoy contento de poder crear conciencia sobre el cáncer infantil", explica, aunque reconoce que no era su intención que "esto se hiciera tan grande".
Según relata ABC News, el pequeño Gabriel Marshall todavía no está curado. Una pequeña parte del tumor que le fue diagnosticado en 2015 no ha podido ser eliminada, aunque no está creciendo, y tiene que someterse a chequeos cada tres meses.
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