Luis Maldonado lleva 23 años trabajando como enfermero en el SAMUR (Servicio de Atención Sanitaria de Urgencias del Ayuntamiento de Madrid). El sábado 30 de julio a las 7 de la mañana acudió a las instalaciones que el servicio tiene en la Casa de Campo para cumplir con su último turno de guardia antes de jubilarse. Allí, entre la penumbra, le esperaban sus compañeros para sorprenderle con un homenaje muy particular: encender al unísono las luces y sirenas de las ambulancias.
El momento fue grabado en vídeo por unos de sus compañeros, Enrique Martín, quien lo ha subido a su perfil en Facebook acompañado de un mensaje de agradecimiento a la labor de su colega. En menos de 9 horas la publicación se ha compartido más de 1.000 veces y ya ha superado las 39.000 reproducciones.
"No habíamos planeado grabarlo", explica por teléfono a Verne Martín, "pero como algunos compañeros no estaban trabajando esa mañana, pensamos que estaría bien para que lo pudiesen ver después. Tenemos varios grupos en WhatsApp, así que primero lo compartí ahí y luego, aunque yo no suelo utilizar Facebook, lo publiqué porque pensé que, al final y al cabo, era un gesto de despedida bonito y agradable".
Martín fue el encargado de entretener al homenajeado mientras el resto esperaba en la nave junto a los vehículos, aunque la idea, recuerda, fue de otro compañero, Oscar Casasano. En el momento de la sorpresa se encontraban allí unos 50 compañeros que se encargaron de poner en marcha las 17 ambulancias con las que cuentan. "Imagino que hubiéramos hecho algo así por cualquier compañero", señala Martín, "pero quien conozca a Luis sabe que se lo merecía. Yo llevo trabajando 14 años con él y además de ser un excelente profesional es una maravillosa persona".
¿Y cómo reaccionó el sorprendido al gesto de sus compañeros? El propio Luis Maldonado lo cuenta subido a una ambulancia en su último día de trabajo: "Ha sido un momento muy entrañable. Digamos que me han hecho pasar un mal rato muy agradable", explica a Verne en conversación telefónica.
A sus 67 años Maldonado se jubila después de una prórroga de dos años que había solicitado al cumplir los 65 años: "Todo el mérito es de mi equipo. Era muy fácil trabajar con ellos, además de un privilegio", señala. El enfermero asegura que no notó nada raro -"Se puede ver en el vídeo la cara de tonto que se me queda"-, pero que al ser consciente de lo que ocurría se vio desbordado por las emociones. "Con mis compañeros, con los que he trabajado tanto tiempo, tengo una relación tan estrecha que trasciende lo laboral. Somos amigos, nos respetamos, nos preocupamos los unos por los otros y nos queremos", explica.
Maldonado no tiene perfil en Facebook -"prefiero tirar de WhatsApp o de teléfono para quedar con un amigo y luego vernos cara a cara"-, pero no le importa que su vídeo se haya hecho popular en esta red social: "Si ha servido para que se vea que del trabajo también se puede sacar algo satisfactorio, bienvenido sea". Tampoco le asusta la nueva etapa que ahora inicia porque, dice, hay muchas cosas que le interesan: "Seguiré haciendo lo mismo que hasta ahora -ocuparme de mi familia y amigos-, pero con más tiempo, más desahogado. Además, hay cinco guitarras que me están esperando, me gustaría aprender inglés o informática y colaboro con la Fundación Médico Rural".
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