Seguro que has oído la canción California Gurls de Katy Perry. Ve al segundo 0:51. Ese gritito que se repite también en el estribillo (1:05) es lo que el músico estadounidense Patrick Metzger llama el "Millennial Whoop" (el grito millennial), una melodía que se repite en decenas de grandes éxitos de los últimos años.
Según explica Metzger en su blog la estructura de este grito consiste en “alternar la quinta y la tercera nota de una escala mayor, por lo general comenzando en la quinta”. No tiene más letra que el fonema “oh” al principio, seguido del esquema “¡wa-oh! ¡wa-oh!”.
Tras compartir su texto en Twitter y después de la publicación de un artículo sobre su hallazgo en Quartz, Metzger ha acabado recopilando una lista de canciones con esta fórmula que incluye éxitos como los siguientes:
Demi Lovato: I Really Don’t Care (en el minuto 1:00)
Frank Ocean: Ivy (en el minuto 2:53)
Fifth Harmony: Anything Is Possible (en el minuto 0:20)
CHVRCHES: The Mother We Share (en el minuto 0:33)
Boy: Little Numbers (en el minuto 1:02)
One Direction: Live While We’re Young (en el minuto 0:53)
The Lumineers: Ho Hey (en el minuto 0:58)
Justin Bieber: Baby (featuring Ludacris) (en el minuto 0:46)
Kings of Leon: Use Somebody (en el minuto 1:28)
Death Cab for Cutie: Lightness (en el minuto 0:32)
Y también está Alejandro Sanz, con su Looking for Paradise, con Alicia Keys. El grito millennial se puede escuchar a partir del minuto 0:14.
Aunque se repite con especial insistencia en los últimos años, Metzger ha encontrado antecedentes en Video killed the radio star, el éxito de los Buggles de 1979 ("¡oh-a! ¡Oh-a!"), en canciones de niños e incluso en el tono que usan los adultos cuando hablan con bebés.
Todas las canciones suenan igual
Metzger, que combina la música con su trabajo como product manager en Planned Parenthood Federation of America, recuerda que la música popular está llena de patrones conocidos. Incluso afirma que “la razón por la que la música pop tiene éxito es que casi cada canción suena familiar incluso antes de terminar de escuchar los primeros diez segundos”.
Quartz recuerda el famoso vídeo viral de 2009 de The Axis of Awesome. Este grupo cómico musical recordaba muchas de las canciones que se pueden tocar con los mismos cuatro acordes, una progresión armónica muy común (aunque no única). Y esto no se da solo en el pop: también hay progresiones habituales en el blues y en el jazz, por ejemplo.
Las fórmulas también se repiten en las canciones del verano, como escribía en Verne el músico y periodista Miguel Pérez. Estas canciones recurren a ritmos sincopados, fusionan ritmos musicales cada vez más acelerados y también repiten estructuras armónicas.
Partir de progresiones comunes es normal a la hora de componer, pero hay quien se lamenta de que la música es cada vez menos original. Y con datos: un estudio de Joan Serra, del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), concluyó en 2012 que las canciones pop son más parecidas ahora que hace décadas. “Los cambios de acordes sencillos, los instrumentos comunes y el volumen fuerte son los ingredientes de la música actual. Y realizar estos cambios sobre canciones antiguas puede hacer que suenen a nuevas”.
Conviene recordar una de las tesis de Daniel J. Levitin en su libro Tu cerebro y la música, donde apunta que la buena música ofrece una mezcla justa de previsibilidad y de sorpresa.
La música consiste en ofrecer “patrones a lo largo del tiempo”, explicaba este autor en una entrevista en Newsweek, “por lo que, lo sepas o no, tu cerebro está constantemente intentando averiguar cuál será la siguiente nota. Como has estado expuesto a la música tonal occidental, conoces cuáles son las opciones que pueden seguir tras una secuencia de acordes. (...) Si una canción no deja de optar por las notas más probables, te aburrirá, y si siempre son las que menos te esperas, te irritará". Para que la fórmula funcione hay que buscar una "proporción adecuada”, que además varía según las preferencias de cada oyente.
No es que haya una gran parte de sorpresa en estas canciones con el grito millennial, pero como apunta Metzger al final de su texto, de eso se trata: "Estás a salvo (...). Puedes tomarte un rato para olvidarte de todo y gritar todo lo que puedas. Solo baila y siente lo formidable que estar vivo ahora mismo. Wa-oh-wa-oh".
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