Roberto Saviano acusa a la "mojigatería italiana" del suicidio de la joven acosada en redes

"No era ella quien tenía que pensar en las consecuencias. No", dice el periodista italiano

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Una joven italiana se suicidó el martes de la semana pasada, tras el acoso en redes sociales a causa de un vídeo sexual difundido por su expareja a través de WhatsApp. Televisiones locales, conocidos futbolistas e internautas anónimos colaboraron en la oleada de burlas e insultos a la joven que se prolongó durante más de un año. El periodista y escritor Roberto Saviano ha reaccionado en su perfil de Facebook ante el caso de su compatriota con un texto que ha superado las 68.000 reacciones y en el que asegura que "no era ella quien tenía que pensar en las consecuencias".

La publicación del autor de Gomorra también ha generado más de 2.000 comentarios y se ha compartido en más de 15.000 ocasiones.

A continuación puede leerse el texto completo en castellano, traducido por la periodista de El PAÍS Laura Delle Femmine.

Estoy dolido por su muerte. Estoy dolido porque es una víctima de voyerismo, porque se han burlado de ella, porque los vídeos que protagonizaba se han hecho virales y han sido primero difundidos, y después vistos aunque se supiera que ella no hubiese querido su difusión. Porque después de su muerte ha habido quien (sobre todo hombres) todavía ha tenido el morro para decir: tenía que pensar en las consecuencias, se lo ha buscado.

El derecho a la privacidad y a la libertad sexual es constitutivo de toda democracia. Muertos estos derechos ya no hay ninguna posibilidad para sentirse libres y respetados como ciudadanos. No era ella quien tenía que pensar en las consecuencias. No. Ahora tenemos que ocuparnos nosotros de lo que ha pasado y entender de una vez por todas que ella no ha muerto por su frivolidad o por algo que hizo, sino porque en Italia existe una relación increíblemente morbosa con el sexo.

Ha muerto, se ha matado, porque mujer en un país en el que las mujeres no deben hablar de sexo, no deben escribir de ello, tienen que practicarlo con timidez, a escondidas. Y si lo hacen con facilidad y disfrutan de ello es inoportuno, pecaminoso. Es la mujer quien es objeto de dardos, risitas, codazos, invectivas. Así ha sido para ella. Para los hombres el honor. La mujer que se lo pasa bien haciendo sexo es una prostituta, el hombre es "un guay". A ella no la ha matado su frivolidad, sino la mojigatería italiana.

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