Es complicado que estos días un caminante pase delante de la fachada del Colegio de Abogados de Madrid y no se detenga. Frente a su pared se ha levantado una imponente valla, reproducción de las que se encuentran en la frontera de Ceuta y Melilla. De ella cuelgan jirones de tela, como los que los inmigrantes dejan al rasgar sus ropas, y también zapatos, peluches... Y mensajes: los viandantes pueden escribir en pequeñas tarjetas y colgarlas entre los barrotes.
La valla, bautizada como "la valla de la vergüenza", fue instalada el pasado 19 de septiembre con motivo de la exposición que alberga el Colegio de Abogados, 11 Vidas en 11 maletas, que puede visitarse hasta el 21 de octubre. Este martes el viento agitaba más de 150 papeles con mensajes escritos tanto en castellano como en alemán, italiano o portugués, aunque han sido muchos más: debido a las lluvias, muchos de los tarjetones se han roto o su contenido se ha emborronado. En la entrada del edificio, junto al libro de visitas, se encuentran cerca de otro centenar de mensajes retirados por la organización, aún húmedos y con textos casi ilegibles.
Jordi Évole, que el pasado 16 de octubre estrenó su documental Astral, sobre el salvamento de refugiados y migrantes en alta mar en el Mediterráneo, también quiso dejar un mensaje en esta valla a través de las redes, que los responsables de la exposición se han encargado de colgar. Este es su mensaje y otros 19 que pueden leerse entre jirones de ropa, zapatos y peluches:
Mi mensaje para la valla de la vergüenza instalada en el @icam_es #DerechosRefugiados pic.twitter.com/fmqu2JPWav
— Jordi Évole (@jordievole) 17 de octubre de 2016









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