Bulos y burbujas: ¿pudo influir Facebook en la victoria de Trump?

Las noticias falsas difundidas en esta red social podrían haber llevado al republicano a la presidencia, según algunos críticos

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Página de Facebook de Donald Trump
Página de Facebook de Donald Trump

La victoria de Donald Trump en las elecciones estadounidenses no solo ha desagradado a la mitad de los estadounidenses, sino que también les ha pillado por sorpresa. Tanto es así, que muchas de las reacciones han consistido en buscar culpables: se ha hablado de racismo, de machismo, de los defectos de Clinton como candidata… Y también se le ha echado la culpa a Facebook. The Guardian, Univisión, el Washington Post y New York Magazine han hablado de la influencia que han podido tener las noticias falsas que se han difundido a través de esta red social.

El consejero delegado de la empresa, Mark Zuckerberg, no está de acuerdo. Ha asegurado que las noticias falsas “son una parte muy pequeña del contenido” de Facebook. Pensar que “hayan influido en las elecciones de cualquier manera es una idea bastante loca. Los votantes toman decisiones basándose en las experiencias que viven”.

Zuckerberg hizo estos comentarios en el marco de las conferencias Techonomy, según recoge The Verge. Y añadió que explicar un voto solo por la influencia de noticias falsas supone “una profunda falta de empatía”.

No le falta razón: en general, no es acertado pensar que nuestro bando vota bien y que el otro se ha dejado engañar. Pero ¿hay motivos para pensar que Facebook ha influido en las elecciones?

1. Facebook ha influido en otras elecciones

En 2010, la red social decidió hacer un experimento en colaboración con la Universidad de California. El 2 de noviembre Estados Unidos celebraba las elecciones de mitad de mandato, en las que renovó la Cámara de Representantes y parte del Senado.

Ese día, unos 60 millones de usuarios de Facebook vieron un recordatorio de que había elecciones y un botón en el que podían anunciar que habían votado, además de las fotos de perfil de hasta seis amigos que ya lo habían hecho. Los investigadores calcularon que este mensaje movilizó a un total de 340.000 personas que no pensaban ir a votar. No solo influyó a quienes lo vieron, sino también a sus amigos y a los amigos de sus amigos.

Es decir, no es descabellado pensar que Facebook puede tener peso en nuestras decisiones, ya que, al fin y al cabo, ahí intercambiamos ideas, opiniones y experiencias con amigos, familiares y conocidos.

2. En estas elecciones se han difundido muchas noticias falsas

Siempre se han publicado noticias falsas: Snopes lleva desmintiendo bulos y rumores desde 1995, 9 años antes de que Zuckerberg lanzara su red social. Y, antes de que existiera internet, también se publicaban bulos. De hecho, internet hace que sea mucho más fácil comprobar la veracidad de una noticia.

Pero también es más fácil que nos lleguen noticias falsas. Dos terceras partes de los estadounidenses acceden a noticias a través de las redes sociales, según un estudio del centro de análisis estadounidense Pew Research. Y en Facebook, una noticia de un medio poco fiable ocupa el mismo espacio que una noticia de un medio tradicional. No solo eso, sino que una noticia falsa tiene más posibilidades de difundirse, como explica este otro trabajo de Buzzfeed.

Buzzfeed estudió un millar de publicaciones de seis medios “hiperpartidistas”: tres de izquierdas, que suman más de 8 millones de seguidores, y otros tres de derechas, con un total de 5,5 millones de suscriptores.

Los medios de izquierdas, como Occupy Democrats, publicaron un 4,7% de noticias falsas y un 14,4% de temas que mezclaban hechos reales e inventados. Los de derechas, como Right Wing News, publicaron un 12,3% de temas totalmente falsos y un 25,4% de artículos que incluían algunas afirmaciones que eran mentira. En comparación, los tres medios tradicionales que se usaron para comparar (CNN, ABC y Politico) publicaron menos de un 1% de temas con datos falsos en el mismo periodo.

Hablamos de noticias como que la NFL había prohibido rezar a un jugador de fútbol (1.300 compartidos) o que Obama había dicho en las Naciones Unidas que los estadounidenses tendrían que renunciar a su libertad tras las elecciones (compartido más de 2.000 veces). O, por el otro lado, que Trump había dicho que todas las mujeres en el ejército tenían que ser conscientes de que las iban a violar (compartido 22.000 veces) o que el Papa había asegurado que el periodismo de la Fox era “terrorismo” (compartido 13.000 veces).

Entre estos medios estudiados, los de izquierdas tienen más alcance, pero no mienten tan a menudo. ¿Podemos decir que los partidarios de Trump han mentido más y de forma más efectiva, tal y como aseguran los que acusan a Facebook de no haber hecho nada para evitar este aluvión de propaganda en favor de Trump? Según contaba en The Guardian Walter Quatrociocchi, un científico que estudia la difusión de noticias falsas y conspiraciones, “en los huecos entre lo que podemos comprobar y lo que escapa a nuestro control es donde se puede crear una narrativa. Trump ha ganado en esto. Pudo reunir toda la desconfianza en el poder institucional y proporcionar una alternativa a la gente que estaba buscando un cambio”. Ganó porque había más gente dispuesta a creerle, según Quatrociocchi.

3. Los bulos se difunden con más facilidad

Las noticias falsas de estos medios hiperpartidistas generan más reacciones y se comparten más a menudo que las noticias veraces, también según datos de Buzzfeed. No solo eso: otro de los problemas de las noticias falsas es que tardan en desmentirse, de media, unas 13 horas. Durante ese tiempo, un rumor puede difundirse y esa difusión ayuda precisamente a que nos parezca más creíble. Por eso muchas noticias falsas se resisten a los desmentidos, como en el caso de este meme de Trump que se desmontó hace ya un año, pero que sigue volviendo a nuestros móviles. No, Trump no dijo que los republicanos eran los votantes más estúpidos del país.

La revista Mother Jones incluso ha publicado una lista de todo lo que se atribuye a Hillary Clinton: según los medios de derechas, sería responsable de algunas muertes y, como a Obama y a Rihanna, se le acusa de ser una reptiliana. No es extraño que incluso Barack Obama se haya quejado de las “locas teorías de la conspiración” que se han difundido en Facebook.

Uno de los motivos principales del éxito de las noticias falsas es que nos gustaría que fueran ciertas. Encajan con nuestros esquemas mentales, como recordaba Brooke Binkowski, periodista de Snopes, en BBC: “Mucha gente quiere pruebas de que su visión del mundo es la acertada y apropiada”. No solo eso, sino que además rechazamos todo lo que nos lleva la contraria: hay estudios que explican que nos ponemos a la defensiva cuando nos dan pruebas que niegan nuestras ideas.

En Facebook, esto podría ser incluso peor. Como explicaba Quatrociocchi en otra entrevista, esta red social es un ambiente idóneo para la difusión de noticias falsas: “Sus usuarios tienden a reunirse en burbujas de pensamiento similar y reciben noticias muy personalizadas”.

4. Las redes sociales polarizan nuestra opinión

Muchos críticos de Facebook subrayan que la peor influencia de las redes es que refuerzan nuestras opiniones. Esto, que ya puede ser negativo de por sí, es aún peor en el caso de que este refuerzo provenga de noticias falsas.

Es lo que Eli Pariser llama “burbuja de filtros”. El algoritmo de Facebook aspira a mostrarnos solo lo que nos gusta, lo que está muy bien para no perdernos las fotos de nuestros amigos. El problema es que también nos perdemos contenidos que podrían ser relevantes incluso aunque no nos gusten (o precisamente por eso). Llega un punto en el que lo único que vemos son las opiniones de los amigos con quienes estamos de acuerdo y las publicaciones de los medios cuya línea editorial nos resulta más próxima.

Un ejemplo: el Wall Street Journal publicó durante la campaña un simulador que nos permitía ver el aspecto que podía tener el newsfeed de un progresista y el de un conservador en lo que respectaba a varios temas de actualidad. En la captura de pantalla se pueden ver las publicaciones sobre Hillary Clinton que podían aparecer con facilidad en la portada de un simpatizante demócrata (en azul) y en la de uno republicano (en rojo).

La burbuja de filtros no es exclusiva de Facebook: la vemos en otras redes y servicios que cuentan con un algoritmo para ordenar los resultados de acuerdo con nuestras preferencias, como Instagram, Netflix y Google. En Twitter no hay algoritmo (salvo el que muestra un puñado de tuits al abrir la aplicación), pero sí hay polarización y también tenemos tendencia a seguir a gente que piensa como nosotros.

Pero no toda la culpa es de Facebook. Como se han encargado de subrayar desde la propia empresa, somos nosotros quienes no leemos esas noticias de los medios que no nos gustan y quienes ocultamos las publicaciones de los amigos que no piensan como nosotros. Además, el propio Zuckerberg citaba en Techonomy un (discutido) estudio que pone en tela de juicio el alcance de la burbuja de filtros.

5. ¿Una plataforma o un medio de comunicación?

Zuckerberg insiste en que Facebook es una plataforma y que, como tal, ha de mantenerse neutra. La red social es una empresa de tecnología y no un medio de comunicación. Somos nosotros quienes tenemos que esforzarnos por leer diferentes opiniones y quienes tenemos que comprobar si esa noticia que es demasiado buena para ser verdad es justo lo que parece, una noticia demasiado buena para ser verdad.

La excusa de que "solo somos una plataforma" es habitual en muchas empresas tecnológicas. La ha intentado usar Uber para intentar ahorrarse los derechos de sus empleados. Y en el caso de Facebook, es cierto que, como publica Vox, la red social toma cada día decisiones editoriales, aunque lo haga a través de algoritmos y no de periodistas. Según los críticos, en parte y aunque no le guste, Facebook acaba actuando como un medio de comunicación.

No se trata de que Facebook deba controlar o censurar las publicaciones. Pero sí tiene parte de responsabilidad: los filtros que tiene para las noticias falsas no funcionan, por lo que hay que mejorarlos o aplicar otros controles que no se queden solo en los algoritmos.

Quizás estas noticias falsas no han decidido el resultado de las elecciones estadounidenses. Si tenemos en cuenta la burbuja de filtros, lo más probable es que solo hayan llegado a los ya convencidos. También es muy probable que muchos se hayan visto sorprendidos por la victoria de Trump precisamente por culpa de la burbuja de filtros: no veían en su newsfeed la mitad de lo que estaba ocurriendo en su país. Pero, aun así, estas noticias falsas están contribuyendo a que cada vez sea más difícil saber qué está pasando.

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