Mucha gente opina que las primeras horas del día son un momento crucial que puede determinar cómo irá el resto de la jornada. No tienen suficiente con tomar un café para después arrastrarse hasta la oficina, reprimiendo las lágrimas: necesitan sentirse productivos, animados y llenos de energía. Por eso abundan los artículos que proponen buenos hábitos que llevar a cabo antes de las ocho de la mañana o incluso antes de desayunar.
Muchos de estos consejos tienen sentido, como el de quitarse las tareas desagradables a primera hora de la mañana, cuando tenemos más fuerza de voluntad (aunque esta teoría se ha puesto en duda recientemente). El problema es que estas rutinas son muy variables y no dependen solo de las preferencias de cada uno. Una persona matutina puede seguirlas con facilidad, por ejemplo, pero alguien vespertino o con hijos puede tenerlo más difícil.
La única solución que se nos ha ocurrido es rastrear estos artículos y reunir en una sola lista las propuestas diferentes que hemos encontrado. Es posible que no puedan ponerse todas en práctica. Algunas se contradicen y para terminar las 54 a tiempo habría que madrugar mucho. Pero bueno, siempre es posible que cada cual escoja las que más le gusten:
1. Dormir las horas necesarias. Nada que objetar: dormir tiene efectos positivos en nuestro aprendizaje, memoria, longevidad, creatividad, estrés e incluso en el peso, entre otros beneficios.
2. Despertar a las 4:30 de la mañana. En serio. Según los defensores de este horario, a primera hora de la mañana hay menos interrupciones y es posible avanzar en los proyectos que tengamos entre manos, explica el Wall Street Journal.
3. Despertar una hora antes. Si ya te despertabas a las 4:30, despiértate a las 3:30. No, espera, ¡dos horas antes! Mira, sea cual sea tu hora de salir de la cama, avanza el despertador al menos 15 minutos.
4. De hecho, hay que despertar antes que nadie. Lo cual es técnicamente imposible porque, sea la hora que sea, siempre hay alguien despierto incluso en nuestra misma zona horaria.
5. Por cierto, las mañanas de los lunes comienzan el domingo por la noche.
6. No apretar el botón de snooze. El botón para posponer la alarma no sirve más que para fragmentar un sueño adicional, que acaba siendo de poca calidad. Evitar este vicio serviría para estar más alerta y de mejor humor.
7. Despertar lentamente y aprovechar la creatividad que al parecer emana de ese estado de somnolencia.
8. Ducharse con agua fría. Favorece la circulación de la sangre y del sistema linfático. Apetece regular en invierno, pero bueno.
9. No, espera, que hay otros que dicen que hay ducharse con agua caliente: el agua caliente relaja, libera dopamina y estimula nuestra creatividad.
10. Hacer la cama. Según SModa, este hábito “transforma el ambiente. Todo parece más arreglado”. Estoy completamente de acuerdo. En mi opinión, si llegas a casa por la tarde y la cama está sin hacer, eres un salvaje y te crió una manada de lobos.
11. Hidratarse. Esta es fácil.
12. Beber zumo de agua con limón. Es una fuente de energía “que dura toda la jornada”, aseguran en The Huffington Post, quizás confiando en exceso en las propiedades alimenticias de los limones.
13. No tomar desayunos dulces. Mejor proteínas y algo de grasa. Los dulces producen “un pico de azúcar y una caída aún más fuerte en una hora y media más o menos”. La web Inc concreta: tienen que ser 30 gramos de proteína como mínimo.
14. Tomar café.
15. Quedar para tomar café y aprovechar para hacer networking.
16. Pero sin tomar café.
17. Lavar los platos del desayuno. ¿Qué mejor que comenzar la mañana fregando?
18. Organizar el día. Planificarse es otro consejo frecuente. Ayuda a que al final de la jornada tengamos la sensación de haber terminado las tareas pendientes. ¿Incluidas también todas las que tenemos que hacer antes de salir de casa? Parece difícil.
19. Asegurarse de que nuestros objetivos son realistas, explicitando no solo lo que queremos hacer, sino cómo.
20. Pensar a largo plazo. Es decir, no solo planificar el día, sino también recordar nuestros objetivos vitales.
21. Anotar las tareas en una lista.
22. Escribir una entrada en nuestro diario.
23. Comenzar por las tareas más difíciles. Este consejo, que ya hemos comentado, es uno de los que más a menudo encontramos en muchas de estas listas. Las actividades rutinarias son para las tardes.
24. No leer ni el periódico ni el correo electrónico, para evitar comenzar el día pensando en cosas negativas y concentrarnos mejor. Hay que olvidarse de Trump hasta las nueve.
25. Tampoco se pueden mirar las redes sociales.
26. Al contrario, hay que hacer un pequeño ejercicio mental positivo: repetir un poema, una frase motivadora o escuchar música.
27. No, espera, hay que informarse. Así es como las personas exitosas se enteran de “lo que está pasando en el mundo y cómo puede todo esto afectar a su negocio”.
28. Enviar correos electrónicos. Ya sé que antes hemos dicho que no había que hacerlo, pero resulta que el 50% de los ejecutivos hace eso a primera hora porque les ayuda a centrarse después en cosas más importantes.
29. Escuchar música. Al parecer, la música anima y estimula la motivación y el rendimiento.
30. Escuchar podcasts o audiolibros que sean inspiracionales o instructivos. “La gente ordinaria busca entretenimiento. La gente extraordinaria busca educación y aprendizaje”, dicen en Inc, flipándose un poco.
31. Leer.
32. Trabajar en un proyecto personal. Estos proyectos sirven para desahogarnos, incrementar nuestra creatividad y mejorar nuestro conocimiento.
33. O podemos dedicar tiempo a un hobby.
34. Se puede incluso jugar: el juego nos hace más creativos, mejora la memoria y la concentración, la resolución de conflictos y el autocontrol, entre otros beneficios.
35. No, espera, en realidad hay que trabajar en un proyecto prioritario de trabajo.
36. Sonreír. El efecto positivo de forzar una sonrisa también se ha puesto en duda recientemente, pero es gratis y no ocupa mucho tiempo.
37. Hacer estiramientos. Mejoran la circulación sanguínea y reducen el estrés.
38. Meditar. Otra recomendación que cada vez se incluye más a menudo en estas listas, al tratarse de un acto reflexivo que nos ayuda a ser más positivos.
39. Si no te gusta meditar, se puede rezar.
40. Dar las gracias. Otro consejo que también tiene su base científica: tal y como explica el psicólogo Richard Wiseman en su libro 59 Seconds, esta actitud de agradecimiento sirve para “recordarnos las cosas buenas que están presentes constantemente en nuestras vidas”. Esto nos hace más felices, optimistas e incluso más propensos a hacer ejercicio, según los estudios citados por el autor. Eso sí, Wiseman no dice nada de que haya que hacer esto por la mañana.
41. Tomarse tiempo para apreciar la belleza de las cosas y experimentar el momento presente.
42. Dedicar unos minutos a estar a solas.
43. Nada. De nadar, no de nada. Ojalá.
44. O hacer otro tipo de ejercicio. A primera hora tenemos más energía, nos recuerdan. El ejercicio físico mejora nuestro estado de ánimo.
45. Pasar tiempo en familia. Se puede desayunar con ellos, por ejemplo. Si son las cuatro de la mañana, quizás haya que despertarles, qué remedio. El riesgo es que al regresar a casa por la noche, uno puede encontrarse con la cerradura cambiada y las maletas en la puerta.
46. Conectar con tu pareja. Ya sea charlando o llevando a cabo actividades erótico festivas.
47. Aunque no tengas pareja, dile a alguien que le quieres. Preferiblemente a alguien con quien haya algún vínculo, no al primer desconocido que se siente a tu lado en el autobús.
48. Crear un ritual. Una práctica consistente y predecible, “como sacar a pasear al perro, hacer té, escribir un diario de gratitud o estiramientos”. De los ejemplos mencionados, no recomiendo el del perro, ya que es la única actividad que aún no había salido en la lista.
49. Pasear. Con o sin perro.
51. Reunirse con gente. Al parecer, las reuniones de las 7:45 son las nuevas reuniones de las 9:00. “La gente exitosa solo tiene tiempo para reunirse antes de desayunar”. Salir de casa sin haber tomado ni un triste café y llegar muerto de hambre y de sueño a una reunión hace que todos piensen de ti: "Es un tipo exitoso".
52. Decir no. “Cuanto más difícil te resulte decir que no -asegura The Huffington Post-, más probable es que experimentes estrés, que acabes agotado e incluso que te deprimas”. Yo digo “no” a muchas de las tareas de esta lista, ya voy avisando.
53. Crear una rutina. Este mismo medio explica que sus ocho rutinas “están probadas”, pero hay que completarlas con “otras actividades que te funcionen”. Ocho son pocas. Los que hacen menos de 40 son unos vagos.
54. Mantener una rutina simple por las mañanas. Estás de broma, ¿no?
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