La historia de cómo un artista asturiano acabó pintando un edificio de 70 metros en Kiev

Algún vecino del edificio se quejó de que el niño retratado fuese negro

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Cedida por Javier
Cedida por Javier

Javier Robledo es un tatuador y artista urbano que vive y trabaja en Oviedo. En mayo de este año y en mitad de una jornada rutinaria, recibió un email con el siguiente asunto: "Mural en Kiev 2017".

Al abrirlo descubrió una invitación, de parte de los creadores del proyecto de arte urbano ArtUnitedUs, para pintar un mural de 70 metros de altura en la capital ucrania.

Sin perder tiempo, Javier Robledo buscó en internet información sobre ArtUnitedUs. Así es como supo que se trata de un proyecto artístico que, literalmente, ha tomado las calles de Kiev.

Su propuesta a largo plazo consiste en pintar 200 murales por el mundo -en su web citan Siria, Irak o Afganistán- con el objetivo de promover la paz. Desde su inicio en marzo de 2016, el proyecto suma varias decenas de murales en Kiev y otro en la ciudad industrial de Avdeevka, que hace dos años sufrió los enfrentamientos entre las tropas ucranias y prorrusas:

A continuación, Javier Robledo buscó el nombre de otros artistas que ya habían participado en ArtUnitedUs, y encontró a artistas renombrados como los españoles Okuda y Kenor, dos referentes para él.

"Después de informarme a través de Internet y ver que todo encajaba, me dije 'adelante'", cuenta Javier Robledo a Verne en conversación telefónica. El 7 de julio viajó a Kiev.

Ya en Kiev

Javier Robledo, que ya había estampado su nombre artístico -Xav- en los muros de Murcia, Gijón o Jerez, no se había enfrentado con ningún proyecto en el extranjero. Ni tampoco a uno de semejantes dimensiones: 70 metros de alto por 15 de ancho.

"Cuando me enviaron la foto del edificio ya me pareció imponente. Pero no cobré conciencia de su verdadera magnitud hasta que estuve ya en Kiev, bajo las 20 plantas del edificio", nos cuenta.

Al tratarse de un país en conflicto, Javier quiso plasmar un mensaje positivo, por lo que optó por dibujar a un niño sonriente. Un niño sonriente. ¿A quién podría no gustarle una imagen así? Pues la imagen encontró detractores entre los vecinos del edificio, según nos cuenta Javier.

"A la mayoría de los vecinos les gustó, pero hubo quien protestó porque el niño era negro. Me quedé muy sorprendido, porque no había previsto una posible reacción racista a mi trabajo. Pero prefiero quedarme con que a la mayoría de vecinos sí les gustó".

Javier tuvo que superar otras dificultades insospechadas, aunque de carácter técnico. Por ejemplo, aunque pensaba que la grúa abarcaría todo el ancho de la fachada, solo alcanzaba la mitad, lo que le obligó a pintar primero la mitad izquierda de la cara, de arriba abajo, y después la mitad derecha.

O, por ejemplo, la lluvia. Pese a que Javier no tuvo que enfrentarse a unas condiciones climáticas demasiado adversas ("aunque cuesta acostumbrarse al viento cuando estás a 70 metros de altura", aclara), un día le cayó un chaparrón que, al tratarse de pintura acrílica, se llevó por delante su trabajo de todo un día.

Estas dificultades -además de la complejidad del proyecto en sí- hicieron que el proyecto se alargara dos semanas más de lo previsto y alcanzara el mes de duración.

Benditas redes sociales

Geo Leros fue quien escribió a Javier el correo electrónico con el asunto: "Mural en Kiev 2017". Según nos expica por correo electrónico, conoció el trabajo de Javier a través de Instagram.

"Benditas redes sociales -exclama el propio Javier-. Hoy subes una foto a Facebook y a Instagram y, antes de darte cuenta, ya ha recorrido el mundo. El de Kiev no es el primer proyecto que me sale gracias a las redes sociales desde que en 2013 empecé a pintar murales de una manera más profesional".

Geo Leros, que destaca los ojos del niño como la parte que más le ha gustado en el mural de Javier, destaca que el proyecto está convirtiendo a Kiev en "la nueva capital mundial del muralismo".

Efectivamente, en los pocos ratos que le quedaban para pasear, Javier quedó impresionado por la magnitud de los murales que afloraban en los edificios de la ciudad.

De entre los favoritos de Javier se cuentan las dos obras que ha aportado al proyecto el artista Guido van Helten, cuyos proyectos comparten la apuesta por el realismo del artista asturiano. La primera, la mencionada anteriormente en Avdeevka. Y, la segunda, la que realizó en el interior de un reactor nuclear inacabado en Chernóbil.

Photo by @byefilm at Chernobyl, Ukraine #artunitedus

Una publicación compartida de Guido van Helten (@guidovanhelten) el

Otra de las obras del proyecto con más historia detrás es la del artista kievita Artem Proot, en cuya elaboración participó un niño de 12 años con parálisis cerebral llamado Oleskii, según explica esta noticia de Euro Maidan Press.

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