EE UU negó la visa a un joven tseltal que llevó internet a toda su comunidad

Ganó un premio de `Internet Society´ pero no pudo viajar a California para recibirlo

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Mariano Gómez cerca de su comunidad Abasolo en 2013
Mariano Gómez cerca de su comunidad Abasolo en 2013.

En Abasolo, el hogar de Mariano Gómez, el internet era un lujo casi de otro planeta. La comunidad registra uno de los más altos grados de marginación en el municipio de Ocosingo, en el centro de Chiapas. “En mi comunidad no hay telefonía, no hay televisión, no hay radio, pero tenemos internet”, dice Gómez, de 23 años, a Verne vía telefónica. “Mucha gente no se imagina a un campesino con su celular whatsappeando en medio de la milpa o la señora dándole de comer a las gallinas recibiendo mensajes”. Después de que el colectivo de Gómez, Ik’ta K’op, creó una red pública en el pueblo desde 2016, esto ya es una realidad.

Por esta iniciativa, Gómez fue seleccionado por Internet Society, organización internacional que promueve el acceso libre a la web, en su certamen 25 de menos de 25. La premiación fue el pasado 19 de septiembre en Los Ángeles, pero el joven tseltal (una de las etnias mexicanas con mayor población) no pudo acudir. Su solicitud de visa fue rechazada en la Embajada de Estados Unidos en la Ciudad de México.

“Después de unas cuatro o cinco preguntas me dijo (el cónsul): lo lamento, no puede aplicar para la visa”, cuenta Gómez. El funcionario de la embajada, dice el chiapaneco, entregó una hoja en la que se le explicaba que no podía ser candidato a una visa de turista porque no tenía suficientes lazos en México que lo motivaran a regresar de Estados Unidos.

“No hay manera de demostrar dónde vivo en la forma digital que hay que llenar”, comenta Gómez. “Aquí no pagamos predial, y para ellos eso significa que yo no tengo casa”. El también maestro de primaria añade: “Apenas empecé a trabajar (a mediados de 2017) por lo que todavía no estoy registrado en una nómina o en un listado. Lo que más me molestó fue la idea de que yo me iba a quedar allá, hasta me dio risa”.

Imagen de presentación de Gómez para la premiación de Internet Society '25 under 25'. Internet Society

Los cónsules que realizan las entrevistas de solicitud de visa nunca explican las razones del rechazo de una petición. “Por ley, las Embajadas y Consulados deben asumir que las personas que solicitan una visa tienen la intención de permanecer en Estados Unidos”, de acuerdo con la web de la Embajada en México. “La razón más común de ser rechazado es que el oficial concluya que los vínculos familiares, económicos y sociales no son suficientemente fuertes para que se excluya un intento de migrar”. 

Luis Miguel Martínez, presidente de Internet Society en México, explica a Verne a través de un correo electrónico, que otros dos premiados bajo el mismo certamen de otros países tampoco pudieron acudir a la premiación por una situación similar. La organización entregó a Gómez cartas dirigidas a los cónsules explicando el motivo de su viaje, pero estas no afectaron su decisión. Gómez asegura que el oficial que lo entrevistó no aceptó las cartas de Internet Society y de otras personas que participaron en la nominación del joven al premio.

Ante la situación, un par de organizaciones ofrecieron alternativas para que Gómez viajara a Estados Unidos, como a través de un permiso de trabajo o un programa especial para migrantes, pero él rechazó las ofertas. “No era la forma correcta de llevarme, era una forma de ocultar o engañar para pasar”, dice. “Nos sentimos ofendidos. Si nos van a llevar, nos van a llevar bien”.

Gómez escribió una carta explicando las razones por las que no acudió a la premiación y fue publicada en el blog de medios alternativos Comunicares. Esta recibió mucha atención mediática. “Más allá de hablar de racismo o discriminación, quisiera que la gente conozca nuestro proyecto”, apunta. “Lo bonito de internet, de tener una red comunitaria, es que gracias a ella pude difundir la carta y la gente pudo conocer mi historia”. El chiapaneco aún no ha recibido un reconocimiento o constancia de su premio.

“El aire es de todos”

Ik’ta K’op, el nombre del colectivo de Gómez, podría traducirse del tzetzal como hablar a través del viento. “El internet viaja a través del aire y el aire es de todos. Eso es lo que queremos lograr con la red comunitaria”, dice el veinteañero.

Gómez instala una antena como parte de la red comunitaria en Abasolo. Cortesía: Mariano Gómez

Su iniciativa comenzó como una idea para crear una radio local para la comunidad, pero después de acudir a talleres sobre redes y acceso a internet público en el Estado, su colectivo decidió experimentar con ese medio de comunicación. “Para la gente en las ciudades, el internet sirve más como una forma de entretenimiento”, dice Gómez, también maestro de primaria. “Para nosotros es una forma de comunicación, una ventana al exterior para poder informarse e informar y para defender y reclamar nuestros derechos”.

En México, casi el 60% de la población se considera usuaria de internet, según datos del INEGI. La mayoría de estos internautas ingresan a la web a través de sus celulares. Este es el caso de los habitantes de Abasolo y otras localidades de la región. “Cada vez es más común que los jóvenes trabajen en las ciudades o en las zonas de playa y ahí adquieren smartphones”, explica Gómez. “Mucha gente comienza a tener celular, principalmente para comunicarse con sus familiares que trabajan fuera de la comunidad".

El acceso a internet y otros tipos de comunicaciones usualmente son limitados en zonas remotas y rurales de México por la dificultad de acceso y porque las empresas tienen pocos incentivos por parte del Gobierno para instalar tecnología en esas zonas, según un reporte de Forbes.

Estudiantes de Abasolo utilizando un intranet, también creado por Ik'ta K'op para que tengan a acceso a recursos educativos. Cortesía: Mariano Gómez

Por esa razón, Ik’ta K’op adoptó la misión de conectar a la localidad. Las primeras conexiones iniciaron con un internet satelital que había adquirido la familia de Gómez, pero la red se ralentizaba demasiado conforme más personas se conectaban. Optaron por un servicio de WiFi de Telmex de 10 megas, que fue instalado en un municipio cercano y a través de amplificadores y receptores expandieron la red hasta Abasolo.

El financiamiento para la infraestructura proviene de los bolsillos de Gómez y otros miembros de Ik’ta K’op, así como de patrocinios de organizaciones promotoras de este tipo de proyectos. El conocimiento para su instalación lo obtuvieron del mismo internet, explica Gómez. “No tengo una preparación técnica, todo lo aprendí en foros en línea y, como en la vida, alguien pregunta cómo se hace algo y siempre hay muchas personas que responden. Así fui adquiriendo el conocimiento”.

Nicolas Pace, miembro de Altermundi, una organización argentina que promueve la creación de redes comunitarias, dice que el logro de Mariano es excepcional. “Sin ningún conocimiento previo en informática aprendió lo necesario para materializar esa red”, dice a Verne vía telefónica. “Lo que él hizo podría ser el equivalente de compartir tu clave de WiFi con muchas personas, pero en su contexto tiene una gran importancia, pues él vive en una comunidad remota y desconectada. Él pudo haber optado por usar el internet solo para él, pero decidió compartirla”.

Hay varias formas para que los habitantes de Abasolo y zonas aledañas se conecten a la red pública. Pueden comprar cupones de 10 pesos por una hora de conexión o un mes por 200 pesos, que adquieren en un local en el pueblo. También tienen la opción instalar un nodo o amplificador en sus casas por 100 pesos mensuales y pagar el costo de la electricidad. Las personas que no pueden pagar las cuotas por el internet pueden convertirse en voluntarios para ayudar a la instalación de infraestructura y hacer revisiones de conexión a cambio de acceso a la red.

Ik’ta K’op busca llevar las redes comunitarias a otros sitios en Chiapas. Desde las últimas semanas, la organización se encuentra instalando una red comunitaria en una localidad cerca de la frontera con Guatemala.

Gómez (de verde, al frente) trabajando en la instalación de la red comunitaria en Abasolo. Cortesía: Mariano Gómez

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