A Luken, un niño de cinco años de Bedia, un pueblo de Bizkaia, le gusta pintarse las uñas. "Le encanta", nos corrige su padre, Fernando Ruiz, que atiende a Verne por teléfono. "Hace poco, mientras íbamos en coche me dijo: Aita, hay niños que me llaman mariquita por llevar las uñas pintadas. Me enfadé mucho y pensé en alguna forma de quejarme", añade. Entonces, el 11 de diciembre, Ruiz le pidió a su hijo que le pintara las uñas. Se hicieron un par de fotos y el padre publicó el siguiente mensaje en Facebook. En cinco días lleva más de 30.000 compartidos. Debajo puedes leer el mensaje completo.
A mi HIJO le encanta pintarse las uñas y yo le apoyo dejando que me las pinte a mí.
Lo hago debido a que últimamente pide que se las limpiemos antes de ir al colegio porque algunos de sus compañeros de clase de 5 AÑOS se burlan y comentan que es una niña o un mariquita y él se pone triste.
Intentamos convencerle de que el problema lo tiene el que mira sin ver, pero es duro verle así.
Aunque lo que mas me entristece a mí es el estado del cerebro de esos niños que sin duda están siendo encauzados hacia unas ideas retrógradas, anticuadas y sexistas.
Pido a los padres que piensen en el tipo de ideas que están implantando en esos cerebritos en pleno desarrollo y qué cicatrices les van a provocar. Además de lo que va a costar borrarlas, si es que es posible.
Vivan las uñas de colores.
Viva Luken.
El mensaje de Ruiz está dirigido a los padres que no aceptan la diversidad, a aquellos que solo conciben los roles de género clásicos. "No saben el daño que pueden infligir en muchos niños fomentando la intolerancia", dice Ruiz a Verne. Cuando Luken contó que le estaban molestando, su padre tenía clara la respuesta: "Seguro que te tienen envidia y también se quieren pintar las uñas, que te quedan muy bien".
"Estoy convencido", continúa Ruiz, "de que los niños que se meten con Luken le han contado a sus padres que se pinta las uñas y ellos habrán contestado: Eso es de niñas. No se pueden decir esas cosas a niños pequeños. Pido a los padres que no inculquen sus prejuicios a sus hijos. Ese poso se queda ahí. Me enfada mucho que se metan con él".
Según el padre, en el colegio están al tanto de esta situación: "Alguna que otra vez, Luken nos ha dicho que se habían metido con él. Cuando la profesora escucha a algún niño diciendo que pintarse las uñas es de niñas le deja claro que eso no es así. Animan a los niños a hacer lo que quieran".
La publicación de Ruiz en Facebook ha captado mucha atención. "Hay muchísimos padres que atraviesan situaciones parecidas y que me han escrito para agradecerme el post. También hay comentarios negativos, pero son una minoría", indica el padre de Luken. "Escribí eso en Facebook porque me enfadé y quería mandar un mensaje a esos padres, pero no esperaba tantos compartidos", añade.
La sección especializada en crianza de EL PAÍS, De Mamas & De Papas, contó un caso parecido al de Luken en primera persona: "Lo preocupante es que niños tan pequeños se rían e insulten a otros por hacer algo diferente a lo que ellos ven, o a lo que les han enseñado que es normal".
"Luken es muy pequeño para entender qué significa tanto apoyo en Facebook, pero sí le he dicho que hay mucha gente que me ha dicho que le encantan sus uñas pintadas", dice el padre de Luken, que a sus 45 años acepta la diversidad sin complejos ni prejuicios.
Hay otros muchos padres que han demostrado la misma actitud y lo han difundido en internet. En junio hablamos con Begoña, la madre de un adolescente que se puso un vestido en su graduación. Su mensaje también iba dirigida a los padres retrógrados: "Que abran los ojos. Que valoren a sus hijos por lo que son y no por tonterías que no le importan a nadie. Que se den cuenta de que lo importante es que se conviertan en personas de provecho. Que no vivan a través de sus hijos, sino que respeten sus decisiones".
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