Cuernos de unicornio y apuntes de ingeniería: los objetos perdidos en el Viñarock

Esta es la crónica de otra cara del festival

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Algunos de los objetos perdidos que la organización de Viñarock ha entregado a la Policía Local de Villarrobledo
Algunos de los objetos perdidos que la organización de Viñarock ha entregado a la Policía Local de Villarrobledo.

"Perdona, se me ha perdido un cuerno de unicornio. ¿Lo tenéis?"

Sara Monteagudo trabaja en uno de los dos puestos de objetos perdidos del Viñarock, el festival de música de Villarrobledo (Albacete) que este lunes 30 de abril finalizó su vigesimotercera edición. Cuando una asistente se acerca a preguntarle por un cuerno de unicornio, no le queda otra que reírse. Pero todo es posible: "Pensé que era broma", cuenta por teléfono a Verne. "Pero luego paseando por el festival encontré a su grupo de amigos y todos llevaban puesto un cuerno de unicornio".

El primer día de festival, según Monteagudo, casi nadie pasa por objetos perdidos. La actividad empieza a la mañana siguiente: los asistentes se despiertan, intentan reconstruir la noche anterior, se echan la mano a los bolsillos... Y echan algo en falta. "Lo que más se pierde son carteras, móviles, llaves, mochilas y riñoneras", cuenta a Verne Andoni Loizaga, responsable de comunicación del festival. Cuando concluye el Viña, envían todos los objetos perdidos sin reclamar a la Policía Local de Villarrobledo, que ha publicado estos bodegones:

Son, en total, más de un centenar de objetos a pesar de que, según la organización, "se suele entregar casi todo". En el Viñarock hay dos puntos de recogida de objetos perdidos, y Sara Monteagudo calcula que por el suyo pasarían cerca de 600 personas entre los que se acercan a preguntar por sus pertenencias y los que acuden a entregar objetos, que también dejan escenas surrealistas: "Este año ha llovido mucho en el festival y un chico se acercó a traer unos calcetines empapados y embarrados que claramente no se habían perdido, los habían tirado", cuenta. "Se lo agradecimos, pero le explicamos que dudábamos que alguien fuera a reclamarlos, daban bastante asco".

La culpa es de los pogos

El pogo es un baile característico de los conciertos de punk, hardcore y metal en el que los asistentes saltan y se empujan unos a otros. Es un clásico de las primeras filas del Viña, y es ideal para salir con algún moratón de más y algún móvil o zapatilla de menos. "Se pierden muchas cosas en los pogos", cuenta Andoni Loizaga. "En uno de los conciertos de esta edición, una chica encontró al que había perdido el móvil en pleno concierto, se le cayó en el pogo y lo recuperó gracias a ella".

En el punto de objetos perdidos logran, en ocasiones, dar con el propietario de algunos objetos antes incluso de que los reclamen. "Si vemos que un móvil tiene llamadas perdidas de un número, llamamos para ver si esa persona puede localizar al propietario", cuenta Sara Monteagudo. "Este año logramos que un chico que estaba en Madrid localizara a un amigo que había perdido su móvil en el festival". La documentación perdida, según ha comunicado la Policía Municipal, se enviará por correo a sus destinatarios durante los próximos días, y los móviles han sido enviados a la Guardia Civil para cotejarlos con las denuncias interpuestas.

Entre los objetos perdidos que más llamaron la atención de Monteagudo estaban un par de mochilas con apuntes. "No recuerdo de qué carrera eran, pero sé que era una ingeniería", cuenta. "¿Quién se lleva los apuntes de una Ingeniería a un festival?". Sin embargo, la mayoría de los momentos surrealistas los protagoniza la gente que acude a buscar sus pertenencias. Monteagudo nos cuenta algunos de los casos que atendió.

El acróbata de la bolsa de basura

Por su punto de recogida de objetos perdidos pasó chico muy joven preguntando si podían dejarle una bolsa de basura. "En el festival estaba diluviando y el chaval iba empapado, así que pensamos que la quería como chubasquero o para ponérselas dentro de las botas, para mantener secos los calcetines", cuenta. Error: "Conforme se alejó del punto de recogida, se metió entero dentro de la bolsa y se alejó dando volteretas y rodando por el suelo".

Primero el calimocho, luego el dinero

Unos de los objetos que más se han extraviado en esta edición del Viña, según Monteagudo, son DNI y tarjetas de crédito. Una pérdida que, en algunos casos, no impidió que los afectados siguieran con la fiesta: "Un joven vino preguntando por su tarjeta de crédito, pero nosotros no la teníamos, así que le recomendé que se acercara al otro punto de Objetos Perdidos por si hubiera suerte", cuenta. "Conforme se dio la vuelta, escuchamos cómo le decía a su amigo: vamos a por un calimocho. Pensó antes en el calimocho que en darla de baja".

El que la sigue, la consigue

Algunos de los asistentes que pierden algo acuden varias veces durante el festival a Objetos Perdidos para informarse de si sus pertenencias han aparecido. Monteagudo destaca la insistencia de un chico que acudió "cerca de 50 veces" en busca de sus gafas de ver. Tuvo final feliz: "Finalmente, aparecieron", cuenta.

Los bromistas y los altruistas

La chica que acudió buscando su cuerno de unicornio extraviado no estaba de broma, pero hay quien se acerca a Objetos Perdidos solo para vacilar. "Hay mucha gente que viene preguntando si ha aparecido una cartera con 200.000 euros", asegura Monteagudo. Es broma pero, al igual que con el cuerno de unicornio, podría haber ocurrido: este 2 de mayo unos jóvenes han entregado a la policía una cartera con más de 500 euros perdida en la calle y, durante el festival, se entregaron en Objetos Perdidos decenas de móviles, entre ellos varios IPhone. "Tenemos la suerte de que en el Viñarock se devuelve casi todo, muchas cosas de valor", explica Loizaga. "El rock es diferente".

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