Imagina que te estás haciendo un selfie y, de repente, observas que tu nariz no es la misma que siempre, sino que está más grande de lo habitual. Eso es lo que le pasó a la modelo estadounidense Chrissy Teigen mientras grababa un vídeo con la cámara frontal de su móvil. “Mi nariz está enorme, tiene su propio Índice de Masa Corporal. ¿Cómo vas a coger peso en la nariz? Eso es fascinante”, bromeaba la presentadora en un hilo de Twitter que en cuatro días ha tenido más de 8.000 retuits y 89.000 likes. Aunque Teigen está embarazada por segunda vez, se mostró muy asombrada por la transformación de esta parte de su cuerpo:
baaaaaahahahaha pic.twitter.com/gvQULV0SHU
— christine teigen (@chrissyteigen) 1 de mayo de 2018
damn my pregnancy nose is huge. my nose has its own bmi. how you gonna gain weight in your nose. this is fascinating
— christine teigen (@chrissyteigen) 1 de mayo de 2018
Entre las casi 500 respuestas que han tenido los tuits de la modelo, varias mujeres le agradecieron que hablase de ese síntoma públicamente. Algunas, incluso, se atrevieron a hacer predicciones del sexo de su bebé a partir de la hinchazón nasal. No solo el pecho y los tobillos aumentan de tamaño cuando estamos embarazadas, también lo hacen zonas como los labios o la nariz. La explicación, según cuenta a Verne por teléfono la ginecóloga Amira Alkourdi, del hospital Virgen de las Nieves de Granada, es la retención de líquidos que se produce, sobre todo, en el último trimestre.
Las náuseas, la fatiga o la aversión a ciertos alimentos (incluso a algunos que antes del embarazo les encantaban a las futuras madres) son síntomas que la mayoría relacionamos con la gestación. Sin embargo, existen otras manifestaciones menos conocidas de las que quizá nunca has escuchado hablar y que también forman parte de la realidad del embarazo.
– Picores intensos en manos y pies. Pueden producirse durante la última etapa de la gestación, y su nombre clínico es colestasis del embarazo. La doctora Alkourdi explica que este trastorno es uno de los más molestos para las embarazadas, ya que aparece, sobre todo, por las noches y puede llegar a ser insoportable. Las causas de esta enfermedad no se conocen completamente, se cree que contribuyen factores genéticos, hormonales y ambientales. Le ocurre a entre el 1 y el 3% de las gestantes.
– Hormigueo o debilidad en las manos. Algunas embarazadas llegan a notar hormigueo o debilidad en las manos por una afección llamada Síndrome del túnel carpiano (STC). Comparado con la población general, las pacientes embarazadas tienen un riesgo de 2 a 3 veces mayor de desarrollar síndrome del túnel carpiano. El STC es la compresión del nervio mediano en el túnel del carpo (situado en las muñecas) y se manifiesta con alteraciones en la sensibilidad y en el movimiento de las manos. Según el matrón del Hospital Virgen de la Salud de Toledo Alfredo Carnicero, el STC del embarazo tiene más posibilidades de manifestarse en el tercer trimestre y tiende a desaparecer después del parto. “La causa de la mayor frecuencia de STC en el embarazo es desconocida; sin embargo, se cree que los cambios hormonales provocan un aumento del volumen vascular materno, lo que sumado a otros factores, como la compresión de la vena cava inferior, hace que aumenten las posibilidades de desarrollarlo”, cuenta a Verne.
– Calambres, movimiento de las piernas durante el sueño. Descansar mal, sentir calambres en las piernas y moverlas mucho por las noches son tres consecuencias del síndrome de piernas inquietas (SPI), una enfermedad que afecta entre al 5 y al 15% de la población. En las mujeres embarazadas esa probabilidad aumenta hasta el 30%. Aunque la predisposición genética es importante, una de las causas fundamentales para que se dé es la anemia, algo común en el embarazo, por eso el SPI muchas veces aparece por primera vez durante la gestación. “Se conoce tan poco que las embarazadas en la mayoría de ocasiones no lo consultan con el médico y con el tratamiento adecuado, vitamina B12 y suplementos de hierro, puede mejorar”, expone a Verne por teléfono Verónica de la Chica, ginecóloga en el Hospital Viamed Santa Ángela de la Cruz de Sevilla.
– Quistes en las encías. Épulis. Se trata de tumoraciones benignas que salen en las encías por los cambios hormonales durante el primer trimestre del embarazo. Normalmente desaparece después del parto, aunque en ocasiones se tienen que extirpar quirúrgicamente, explica De la Chica. Aunque este tipo de tumores no son muy frecuentes, la salud de la boca sí suele verse afectada durante el embarazo. El 75% de las gestantes desarrolla gingivitis del embarazo, lo que le produce inflamaciones y sangrados en las encías.
– Aumento de la miopía. Si eres miope puede que durante el embarazo lo seas un poco más. Puede, incluso, según explica Alkourdi, que después del parto tengas mayor graduación que antes. “Este es el motivo por el que a las mujeres que quieren ser madres se les recomienda operarse [de la vista] una vez hayan pasado los embarazos”, dice la ginecóloga. Durante la gestación, aunque tengas una vista completamente sana, puedes llegar a ver borroso, doble, o con alguna mancha. En la mayoría de casos, esa pérdida de visión responde a los cambios hormonales y los efectos desaparecen una vez nace el bebé.
– Acné. Bienvenida a la pubertad de nuevo. Los cambios hormonales pueden provocar que las mujeres embarazadas tenga acné, como cuando eran adolescentes o por primera vez en su vida. “Aunque lo normal es que se seque la piel durante el embarazo, a veces ocurre lo contrario y muchas mujeres presentan acné, por ejemplo, en la espalda”, cuenta por teléfono Maite Villar, matrona del Hospital Universitario de Getafe.
– Mocos, muchos mocos. Se llama rinitis del embarazo y suele aparece en el primer trimestre. Aproximadamente entre el 20-30% de las mujeres embarazadas desarrollan esta rinitis, pareciendo estar constipadas o con algún tipo de alergia. Tos constante, estornudos, congestión, picazón nasal e incluso jaquecas son algunos de los síntomas.
– ¡Y ronquidos! La congestión nasal, el aumento de peso y la postura con la que duermes puede provocar ronquidos durante el embarazo. Hasta el 30% de las embarazadas roncan durante la gestación, sobre todo en el segundo y tercer trimestre.
– Hemorragias nasales. Aunque no es muy frecuente, durante la gestación algunas futuras madres sangran de vez en cuando por la nariz. Esto se debe a que la coagulación de la sangre se altera, los vasos sanguíneos de la nariz no drenan bien y se produce sangrado. La matrona Villar asegura que no es preocupante si no ocurre con mucha frecuencia.
– Hemorroides. “Uno de los tabúes del embarazo”. Así define Maite Villar a estas pequeñas venas y arterias que se hinchan por la presión del útero, los cambios intestinales y la retención de líquidos. Pueden ser internas o externas y las sufren alrededor de la mitad de las embarazadas. “Cuando se da a luz normalmente vuelven a su ser, pero si han sido muy molestas, a veces tienen que tratarse después del parto”, dice la matrona.
– Manchas en la piel. El paño del embarazo. No es raro ver a las futuras madres huir del sol o proteger su rostro con sombreros y cremas solares. El motivo es el temor a que aparezcan manchas oscuras en la piel, conocidas como cloasma facial o paño del embarazo. Esto sucede por los cambios hormonales, que tienen un efecto estimulante sobre los melanocitos, las células que producen la melanina. La ginecóloga Amira Alkurzi recomienda utilizar mucha protección, ya que, aunque suelen desaparecer después del parto, asegura que es más difícil si la piel ha sido expuesta al sol.
– Oscurecimiento de la línea alba. En realidad la línea alba siempre ha estado ahí, entre el pubis y el ombligo, pero, normalmente, hasta que no te quedas embarazada no hablas de ella. ¿Por qué? Porque a algunas mujeres se les vuelve más oscura durante esos meses y no suele agradarles. El motivo es el mismo que el del paño del embarazo: los cambios hormonales hacen que la piel se pigmente. La línea alba suele aparecer en el segundo o tercer trimestre, desaparece cuando das a luz y solo el 10% de las embarazadas se libran de ella.
– Cambios en el pelo. Son muchas las mujeres que notan cambios en su cabello. La matrona Maite Villar explica que la caída del mismo es totalmente normal en el embarazo. A partir de ahí, cuenta, algunas mujeres lo notan más graso, debido a los cambios hormonales, y otras, más seco. “Las reservas nutricionales son muy importantes durante el embarazo y cualquier alteración, anemia, por ejemplo, se puede ver reflejada en el pelo o en las uñas”, dice.
– Hipersensibilidad olfativa. Algunas mujeres embarazadas suelen contar que durante los primeros meses no pueden soportar el olor de ciertas cosas que antes les gustaban o les eran insignificantes, como un perfume o un alimento concreto. Los llamados “ascos” tienen una base científica: las culpables de esa hipersensibilidad olfativa son dos hormonas, la gonadotropina coriónica y la progesterona.
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