Yayoflautas, maricas… y ahora manada

"Tranquila, hermana, aquí esta tu manada"

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Ilustración: Anabel Bueno con foto de Marcos del Mazo/LightRocket (Getty Images).
Ilustración: Anabel Bueno con foto de Marcos del Mazo/LightRocket (Getty Images).

Escuchamos hablar de “La Manada” por primera vez un mes después de que una chica de 18 años denunciara una violación en los sanfermines de 2016. Cuando supimos que era el nombre del grupo de WhatsApp en el que cuatro de los cinco agresores habían contado a sus amigos la agresión, a muchas se nos revolvió el estómago. Porque “manada” está unido a términos como agresividad, ferocidad, animalidad, falta de razón… Pero unos meses después, el término ya no es solo sinónimo de amenaza, como se ha podido ver en uno de los cánticos más repetido en los actos de apoyo a su víctima: “Tranquila, hermana, aquí está tu manada”.

No es nuevo ese proceso de reapropiación de un término para acabar dándole la vuelta a su significado como a un calcetín. Ha ocurrido con insultos como “bollera” y “marica”, por ejemplo, que nacieron para descalificar a gays y lesbianas y que el colectivo ha abrazado. También como palabras como “yayoflauta”, que nacieron para mofarse de los jubilados que salían a protestar y que ellos mismos acabaron adoptando.

La periodista Mar Abad, autora del libro De estraperlo a postureo: cada generación tiene sus palabras, nos explicaba este fenómeno en un artículo sobre los yayoflautas:

“Escogieron una palabra con munición. Fue un acierto. Por un lado, incluye la palabra yayo, que es muy emocional y nos recuerda a nuestros abuelos. Y por otro, cumple con un cometido, anular el insulto de la presidenta y de todos los que tildaban a los manifestantes de camorristas”. La periodista nos explicó que es un proceso similar al que en Estados Unidos hace que los negros se llaman nigger entre ellos. “Al apropiarse de la voz con la que otros quieren descalificarlos despojan al término de su intención hiriente y lo transforman en un vocablo descriptivo”, explica.

En el caso de “la manada”, hubo dos puntos de inflexión que sirvieron para redefinir el significado: el primero fue el 17 de noviembre de 2017, cuando se supo que la víctima había sido espiada por un detective contratado la familia de uno de los acusados. Ahí surgió por primera vez el “nosotras sí que somos manada”. El segundo punto fue cuando el pasado 26 de abril, cuando se conoció la sentencia y hubo manifestaciones en varias ciudades. Esta semana, al saber que los condenados saldrían en libertad, el lema se ha repetido en cánticos y pancartas.

Lola Pons, nuestra lingüista de cabecera, nos explica el proceso de reapropiación de un término. “La clave es la fuerza ilocutiva. Los insultos son elementos que se codifican como ofensivos por cuestiones culturales. O sea, nada en una palabra la hace insultante de por sí, la hacemos nosotros. Cuando un colectivo se apropia de un insulto como rasgo propio destruye toda la fuerza ilocutiva de la palabra. Con el término manada es un poco distinto porque ellos lo decían en sentido de salvajismo. Es un sentido que la palabra no tiene en sus acepciones de la RAE”.

Hay más palabras que el movimiento feminista se ha adueñado, como “señoras” o incluso “feminazis”. Ejemplos de que las palabras, como el miedo, también puede cambiar de bando.

Concentración contra la puesta en libertad provisional de La Manada frente al Ministerio de Justicia el 22 de junio. Víctor Blanco (Gtres)

ESTOS DÍAS, ME HA GUSTADO MUCHO LEER

1. “¿Por qué, dios, por qué me hiciste heterosexual?” (Volcánica). La pregunta no es mía, sino de la escritora María Fernanda Ampuero. Y no es literal sino un poco irónica (creo). En este texto titulado con otra pregunta - “¿Y ahora cómo follaremos las feministas?” - reflexiona sobre el deseo y el género:

Mientras más persona –completa, valiosa, valiente, bella, sexy, necesaria– me siento yo gracias al feminismo, menos me valoran mis compañeros sexuales ocasionales. Sé que no soy la única a la que le pasa esto. Es como si en la cama, ese otro campo de batalla, la lucha feminista nunca hubiese ocurrido”

2. ¡Bienvenida! La Primera Ministra de Nueva Zelanda ha tenido una niña y, como ya dijo cuando anunció su embarazo, se tomará las seis semanas de permiso por maternidad. Jacinda Arden es la segunda gobernante que da a luz mientras está en un cargo de estas características, después de la paquistaní Benazir Bhutto, que tuvo a su segundo hijo en 1990.

3. Discriminadas (New York Times, en inglés). No todas las mujeres pueden enfrentarse a la decisión de ser madres sin miedo a perder su trabajo. En este especial del NYT que habla sobre las grandes compañías, varias mujeres cuentan cómo fueron menospreciadas e incluso despedidas al anunciar que estaban embarazadas. Y posan con los hijos que decidieron tener. 

4. Ya querrás, ya (eldiario.es). Las mujeres que han manifestado en voz alta que no quieren ser madres han escuchado más de una y de dos veces esta frase. Suele ir acompañada de “todavía tienes tiempo para cambiar de opinión” o “eso decía yo y mira ahora”. Este artículo termina con la respuesta perfecta, que muchas no se atreverán a decir, pero que seguro han pensado: ¿cuántas mujeres no madres se sienten ahora desencantadas con su decisión de no tener criaturas?

5. Las cosas, por su nombre (Verne). En la entrevista que dio el presidente del Gobierno a Televisión Española habló de “terrorismo machista”. Hablamos con expertas que nos explican por qué este término está cada vez más extendido.

6. 24 horas, 24 besos (The New York Magazine, en inglés). Un paseo fotográfico por Nueva York para celebrar el amor y la diversidad. Hay mucho más que las 24 portadas alternativas: todo un especial repleto de historias que también habla del deseo y el desamor.

BRINDEMOS

Aunque haya días en los que parece que solo hay malas noticias, entre los motivos para la alegría está que la OMS saca la transexualidad de la lista de enfermedades mentales, que Simone de Beauvoir por fin entra en La Pleiàde, que están estudiando bajar el IVA a las compresas y los tampones y que ya es verano.

ESTO HAY QUE VERLO

Si en el anterior envío de La Matrioska hablábamos sobre la despenalización del aborto en Irlanda, estos días hemos celebrado que en Argentina están más cerca de acabar con la prohibición, después de que lo haya aprobado la Cámara de Diputados. Como explica este artículo, si finalmente se legaliza, supondrá una anomalía en América Latina, donde el 90% de las mujeres en edad reproductiva viven en países que restringen el aborto.

Después de 23 horas de debate, el Sí a la legalización ganó y se vivieron momentos tan emocionantes como estos. Aquí, más vídeos de ese instante.

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