A la mitad de los visitantes del Exploratorium, museo de ciencia de San Francisco, le hicieron las siguientes preguntas:
- ¿La secuoya más alta mide más o menos de 365 metros?
- ¿Cuánto crees que mide la secuoya más alta?
La otra mitad recibió las mismas preguntas, pero en lugar de 365 metros, se proponía la cifra de 55.
Resultado: el primer grupo estimó, de media, que la secuoya más alta medía 257 metros y el segundo, 86 metros. (Superan los 115 metros, por cierto).
Se trata de uno de los ejemplos del sesgo de anclaje que recoge Daniel Kahneman en su libro Pensar rápido, pensar despacio. Consiste en la tendencia a tener demasiado en cuenta una referencia o información anterior. Este sesgo tiene implicaciones en fusiones empresariales y en negociaciones de compraventa, por el peso que tiene la primera oferta. El efecto se da incluso con números al azar o absurdos.
Algo parecido ocurre en las manifestaciones: nos han acostumbrado a la cifra mágica del millón de asistentes, por lo que cuando se dice que a una concentración acudieron 100.000 o 200.000 personas parece que ha sido un fracaso.
Cómo contar manifestantes
Contar manifestantes de forma bastante aproximada no es difícil: hay que medir los metros cuadrados de la marcha y considerar que no caben más de dos personas por metro cuadrado si la manifestación es en movimiento y hasta cuatro si se trata de la cabecera o de un grupo muy compacto y estático.
No es nada nuevo: este sistema está incluido en el Libro de Estilo de EL PAÍS y se llama método Jacobs, por Herbert Jacobs. Este profesor de periodismo en la Universidad de Berkeley, en Estados Unidos, lo usó para contar manifestantes contra la guerra de Vietnam en los años 60. Incluso hay herramientas online como MapChecking que ayudan a hacer este cálculo aproximado.
Puede parecer que caben más de dos personas en un metro cuadrado, pero el periodista de EL PAÍS Kiko Llaneras apunta que no es tanto espacio como puede parecer. De hecho, le mostró varias fotografías de la manifestación de la Diada de 2017 a Steve Doig, profesor de la Universidad de Arizona especializado en estos asuntos. Según la Guardia Urbana, a esta manifestación acudió un millón de personas. Según el cálculo de EL PAÍS, fueron 500.000 personas, contando tres personas por metro cuadrado.
Doig apuntaba por correo electrónico que es evidente que la asistencia fue excelente, pero hay que tener en cuenta que la gente “camina, se gira, mueve los brazos, lleva banderas”. Teniendo en cuenta todo esto, el profesor considera que una estimación realista sería de 2 personas por metro cuadrado.
La disputa se repetirá este año: el periodista Matthew Bennet avanzaba un cálculo teniendo en cuenta el área prevista de la manifestación del 11 de septiembre. Para alcanzar el objetivo del millón, la cifra debería estar entre las 3 y 5 personas por metro cuadrado a lo largo de todo el recorrido. No es un número que se pueda mantener para multidudes en movimiento, como se ve en este vídeo de Keith Still, profesor de la Universidad de Manchester.
Llaneras también recuerda que hay 7 millones de habitantes en Cataluña y 2 millones de votantes de formaciones independentistas. Resulta difícil pensar en un millón de manifestantes en Barcelona, que tiene 1,6 millones de habitantes.
El problema es que nos hemos acostumbrado a esa cifra del millón, a la que las cifras oficiales también recurren a menudo. Si hemos estado en una manifestación de "un millón", luego resulta difícil creer que otra protesta similar solo tiene 100.000 personas.
La cifra mágica del millón
En octubre del año pasado, Álex Grijelmo publicaba en EL PAÍS un artículo hablando de esta cifra mágica del millón de personas, que supuestamente se ha alcanzado en muchas manifestaciones: por ejemplo, en la de protesta por el asesinato de Francisco Tomás y Valiente y tras los recortes del Estatut en 2010.
Ni siquiera es reciente: Grijelmo recuerda que también se usaba para las demostraciones de adhesión a Franco en la plaza de Oriente de Madrid, donde no caben más de 160.000 personas. Y se lleva usando desde entonces: por ejemplo, cuando Josep Tarradellas volvió del exilio, tras el golpe de Estado del 23-F, después del asesinato de Miguel Ángel Blanco y tras el 11-M.
Sin embargo, la cifra no es realista. Teniendo en cuenta las densidades y superficies, es difícil que la manifestación contra ETA tras el asesinato de Tomás y Valiente superara las 380.000 personas, por ejemplo. La manifestación del Estatut se habría quedado en unas 75.000.
En este último caso, Grijelmo habla de Lynce, empresa que entre 2009 y 2011 contaba con un sistema de conteo para el que también se usaban fotografías cenitales. Durante esos años, Lynce redujo las cifras de asistencia aún más de lo habitual con el método Jacobs.
Aparte de Lynce, hubo otra experiencia conocida, que demostró que hacer estos cálculos no era tan difícil. Los blogueros del Manifestómetro estuvieron varios años calculando los asistentes a muchas manifestaciones, teniendo en cuenta las densidades y ajustándolas según su experiencia en el terreno.
Los resultados de sus cálculos también decepcionaron a muchos de los asistentes a estas concentraciones. Por ejemplo, la manifestación de 2007 contra ETA en Madrid reunió a un máximo de 150.000 personas, según el Manifestómetro. Los cálculos de EL PAÍS dejaron la cifra en 210.000. Estas discrepancias podrían ser razonables: pueden depender de la hora del cálculo o de diferencias en la densidad o en la consideración del área total de la manifestación, por ejemplo.
En cambio, la Comunidad de Madrid dio la cifra de millón y medio de participantes, lo que suponía una densidad media de 39 personas por metro cuadrado. Ni añadiendo metros cuadrados de otras calles ni suponiendo que hubo gente que llegó o se marchó antes se puede llegar a cifras semejantes. Estaríamos hablando de varios pisos de manifestantes.
¿La Million Man March llegó al millón de personas?
La manía por inflar cifras de manifestantes y llegar al millón no es exclusiva de España. Por ejemplo, el Million Man March de Estados Unidos: el 16 de octubre de 1995 se concentraron centenares de miles de personas en Washington para protestar por la discriminación hacia la población negra. Los organizadores hablaron de entre 1,5 y 2 millones de asistentes, y el National Park Service estimó la cifra en 400.000. La Universidad de Boston dejó la cifra en algo más de 800.000, con un margen de error del 20%.
The Guardian también registró las diferencias entre las estimaciones oficiales y de los organizadores en las principales manifestaciones de Londres. En 10 de los 18 casos estudiados, la estimación de la organización al menos doblaba la de la policía.
En Italia, Silvio Berlusconi aseguró en 2006 haber congregado a dos millones de personas en la plaza San Giovanni de Roma. En realidad, sería casi imposible meter a medio millón de personas, contando las calles cercanas a la plaza y una densidad de 4 personas por metro cuadrado.
En Francia también se da habitualmente este baile entre las cifras de los organizadores y las oficiales. Una veintena de medios de comunicación -incluidos Libération, Le Monde y la agencia AFP- se unieron en marzo de 2018 para usar un sistema que cuenta los manifestantes gracias a dos sensores instalados en la calle, que se complementa y pondera con contajes manuales por un equipo de observadores. En mayo, la manifestación contra Macron reunió a 160.000 personas en París, según los organizadores; 40.000, según la policía, y 38.900, según este método.
Fe de erratas: en una primera versión de este artículo se daba una cifra errónea de manifestantes en la Diada 2017, de 160.000 participantes. La correcta es 500.000 personas.
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