Siempre agradecemos un “bien hecho” o un “buen trabajo”. No importa que lo recibieras de pequeño al hacer la compra correctamente, al marcar un gol con tu equipo de fútbol o tras sacar una buena nota en un examen. Tiene el mismo efecto que hoy al montar bien una estantería, entregar un informe o cocinar tu plato favorito.
Que reconozcan las cosas que hacemos nos sienta muy bien. “Desde la infancia, cuando necesitábamos la aprobación nuestros padres, que otras personas reconozcan lo que hacemos bien nos hace sentir más aceptados y seguros. Y, en consecuencia, más cómodos con nosotros mismos. Más importante aún es que ese reconocimiento nos hace sentir más deseados, valorados, con mayor autoestima… En una palabra, especiales”, explica en Psychology Today el psicólogo Leon F. Seltzer.
Este reconocimiento se relaciona con el agradecimiento, del que tanto se habla por Acción de Gracias. Pero no es exactamente lo mismo. Decimos “gracias” de forma automática. A veces ni siquiera estamos agradecidos, no es más que una cortesía a la que estamos acostumbrados. Quizá decir “gracias” sea lo indicado cuando te dan el cambio en una tienda, pero no sea la mejor fórmula cuando un amigo te ha ayudado en tu última mudanza.
¿Agradecemos tanto como deberíamos? Según el Amstel Index, que mide el reconocimiento en redes sociales y lo expresa en una escala de 0 a 100, no está del todo claro. Entre los miles de comentarios en redes sociales que esta herramienta ha escuchado desde febrero, hay un nivel de agradecimiento relativamente bajo.
El Amstel Index divide las menciones en redes por categorías. En los comentarios sobre política se han registrado 684.000 menciones, entre las que un 15% llevan el término “gracias” y un 5,8% “agradecimiento” o “agradezco”. Entre los 620.000 mensajes de cultura hay un 14% de ellos que incluyen “gracias” y entre los 575.000 de deportes, el porcentaje baja al 9,5%. Esta cifra se reduce aún más entre los mensajes de ocio o sociedad: solo un 8% de los mensajes incluyen el término “gracias”.
¿Por qué no reconocemos más?
Resulta contradictorio. Todos somos conscientes de cuánto nos gusta que no solo agradezcan lo que hacemos, sino que además lo reconozcan. Sin embargo, no lo hacemos tanto como deberíamos. La experta en protocolo Dianne Gottsman cree que esto se puede deber a varios factores: que la persona que te debería dar las gracias haya sido educado en reprimir sus sentimientos, que esté distraído o que haya un problema que no ha sido comunicado. Hay otra posibilidad que destaca Gottsman y que a muchos nos resulta familiar: que, simplemente, la otra persona no se pare a pensar en el esfuerzo que te ha costado aquello por lo que esperas al menos un “gracias”.
“Cuando alguien no reconoce lo que hacemos y nosotros pensamos que lo merecemos, lo más inteligente es no tomárselo a pecho. Por varias razones, es crucial que al hacer algo bien, demostrando habilidades o talento, o nos hayamos comportado de forma generosa o desinteresada, aprendamos a felicitarnos a nosotros mismos. De esa forma puedes evitar la tristeza, la frustración y el enfado que de cualquier forma acaba llevando a la decepción”, añade Seltzer en Psicology Today.
Esto es muy fácil de apreciar en el lugar de trabajo. En el artículo de la revista empresarial Inc “El poder de reconocer el buen trabajo”, se explica que esta acción “se suele olvidar, pero suele ser una herramienta muy fuerte para motivar; los líderes que reconocen el trabajo de otros son los que acaban siendo seguidos”. El artículo menciona un estudio de Globoforce según el cual un 89% de los consultados aseguran que les motiva más que reconozcan lo positivo de su trabajo que las críticas. Ya lo dice el refrán: “Se cazan más moscas con miel que con vinagre”.
El psicólogo especializado en empresas Mark Goulston cuenta en este artículo una anécdota que condensa la importancia de reconocer a otras personas lo que hacen bien: “Después de que la ayudante de un CEO me hubiera asistido especialmente bien, le mandé este correo: Agradecido espero que tu compañía y tu jefe te hagan saber lo especial y valiosa que eres. Ella me contestó lo siguiente: No sabes lo que significa este correo electrónico para mí. Me hizo preguntarme cuánto tiempo hacía que su jefe no le daba las gracias”.
Más allá de reconocer lo positivo, el solo hecho de dar las gracias, a lo que aludimos anteriormente como un gesto automático, también puede resultar más importante de lo que parece en nuestras relaciones personales. “Por ejemplo, hay estudios sobre parejas que indican cómo al mostrar gratitud hacia el otro se refuerzan los sentimientos positivos e incluso hay más comodidad a la hora de expresar problemas en la relación”, indica Harvey B. Simon, profesor de Harvard Medical School.
El Amstel Index indica que en un 28% de las menciones vinculadas a política se recoge un reconocimiento positivo. Es la categoría con un menor reconocimiento de este tipo. Los comentarios de deportes tienen un 58% de reconocimiento positivo, los de ocio y sociedad un 59% y los de cultura, un 70%. Estos porcentajes pueden aumentar con una palabra sencilla, “gracias”. Y si a esas siete letras les añades algo personal para ese amigo que acaba de hacer algo por ti, mucho mejor.
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