La Constitución para un niño de cinco años: "Un libro muy gordo con todas las normas de los españoles"

Los menores aprenden desde los tres años qué derechos y deberes están recogidos en la norma suprema

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La Constitución elaborada por alumnos de El Pradillo (Ávila)
La Constitución elaborada por alumnos de El Pradillo (Ávila)

A Hansel y Gretel los abandonaron en el bosque, pero tienen derecho a una familia. Caperucita nunca iba a la escuela, pero tiene derecho a la educación. Al soldadito de plomo le faltaba una pierna, pero tiene derecho a la sanidad. Estos son algunos de los ejemplos que los profesores del colegio público El Pradillo (Ávila) utilizan para enseñar a los niños cuáles son sus derechos.

En este centro, al igual que en muchos otros en toda España, los menores aprenden desde que tienen tan solo tres años qué son los derechos y las obligaciones y que en este país hay, desde el 6 de diciembre de 1978, una norma suprema a la que están sujetos todos los poderes públicos y ciudadanos del país: la Constitución Española.

Darío tiene cinco años y ya sabe que se trata de “un libro muy gordo donde están todas las normas de los españoles y las españolas”. Carmen tiene ocho y explica que “si no hubiera Constitución, habría gente que no tendría un hogar, un colegio o un hospital”. Alexandra, de 11 años, es consciente de que tiene el derecho a tener una educación y la obligación de “ir al colegio, estudiar y hacer los deberes”. “Si tú a un niño le motivas, puede aprender cualquier cosa, hasta la Constitución”, explica a Verne la maestra de El Pradillo Concha Robledillo Martín.

La semana del 6 de diciembre, los maestros explican a los menores “que igual que en clase hay unas normas, en España hay un libro muy grande y muy especial que fija las normas de los ciudadanos”. El equipo de educación infantil de El Pradillo trabaja con los niños de tres a cinco años el derecho a la igualdad, a la educación, al deporte y a la salud. Estos dos últimos derechos son los que Robledillo trabaja con los alumnos de tercero de infantil. Entre otras actividades, los menores se pintan a sí mismos en el médico o practicando algún deporte.

Dos niños de El Pradillo recuentan los votos de su propia Constitución.

A Robledillo no le cabe duda de que los tres años son una buena edad para tener un primer contacto con lo que son los derechos y los deberes: “La etapa de infantil es una etapa de mucho calado en la formación en la que hay que despertar y desarrollar en los niños la curiosidad”.

Pero no es hasta tercero de Primaria cuando se empieza a trabajar de forma sistemática la Constitución como contenido curricular, según afirma la editorial de libros de texto Santillana. En los cursos posteriores, el concepto se va ampliando y es en sexto cuando realmente se habla de la estructura de la Constitución, de cómo se redactó, de quién la aprobó o incluso de constituciones pasadas, según sostiene Raquel Jiménez, tutora de quinto de Primaria de El Pradillo.

Este año, con motivo del día de la Constitución, los alumnos de su curso tendrán que investigar si un niño de 11 años tiene los mismos derechos que un recién nacido. Jiménez, considera primordial que los niños dejen de ver la Constitución como un documento abstracto al que no tienen acceso. “Tienen que saber que es algo tangible que pueden manejar y deberían tener un pequeño manual adaptado a ellos”, afirma la profesora de El Pradillo.

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Libro de Ciencias Sociales de 5º de Primaria de la editorial SM

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Libro de 3º de la ESO de la editorial SM

La educación en valores

Desde el gabinete de comunicació del Ministerio de Educación y Formación Profesional sostienen que enseñar a los menores esta norma suprema es importante “porque la educación se dirige a la formación integral de los ciudadanos y eso incluye los valores de la Constitución”.

Este Ministerio establece el currículo básico que puede ser ampliado por las comunidades autónomas. Santillana explica que en Primaria se trata el tema de la Constitución en los libros de Ciencias Sociales y en la asignatura de Valores Sociales y Cívicos, que es la alternativa a Religión.

Además, el enfoque relacionado con los valores democráticos y los derechos humanos impregna la orientación de toda la educación, según explica la maestra del colegio público Castra Caecilia (Cáceres) Yolanda Cortés Pulido y confirman fuentes del Ministerio de Educación y Formación Profesional. “Diariamente se trabajan valores. Nos damos cuenta de que los niños saben mucho de derechos pero poco de deberes”, explica.

Los profesores consultados coinciden en que normalmente en un curso se destinan como mucho dos semanas o unas tres sesiones de una hora a hablar sobre la Constitución. “Es muy difícil que en una semana ellos sepan captar qué es la Constitución. Van a tener una idea ligera de lo que supone, pero es complicado que cojan esa idea abstracta de que la Constitución es el marco base de la sociedad española”, sostiene Juan Antonio Callado Moreno, director del colegio público Santiago Apóstol en Santiago de Calatrava (Jaén).

Este profesor, que considera que el temario al respecto es bastante “enfarragoso”, propone crear una nueva asignatura de educación para la Constitución: “Es muy importante que sepan lo que es porque si no existiera, no podríamos estar viviendo en una democracia”.

Dibujos del derecho a la salud y al deporte de los niños de tercero de infantil de El Pradillo

Los cursos superiores

Una vez que los menores comienzan el instituto, estudian la Constitución Española en Geografía e Historia en tercero de la ESO en una unidad sobre la organización del Estado. En cuarto de la ESO lo hacen a partir de contenidos históricos sobre la Transición en la asignatura troncal Geografía e Historia y en la específica Valores Éticos - la alternativa a Religión- , según el Ministerio de Educación. Más tarde, en segundo de Bachillerato, todos los alumnos estudian la asignatura Historia de España y algunos también pueden escoger Geografía. En estas materias estudian el proceso constitucional, la organización territorial, las instituciones y los derechos y deberes de los ciudadanos.

“En los libros de texto se tocan varias constituciones, pero no solo la española, también la primera de la historia de EE UU y la de la Revolución Francesa, que fue la primera europea”, explica Rosa María González Rodríguez, profesora perteneciente al departamento de Geografía e Historia del IES Anaga (Santa Cruz de Tenerife). Los profesores de diferentes institutos reconocen que el currículo general es muy amplio y hay poco tiempo. “Mientras que en la ESO se le puede dedicar una sesión de 55 minutos, en Bachillerato como mucho se le dedican dos”, afirma. Por ello, González también propone la creación de una asignatura en la que se enseñe la norma suprema: “Si estamos obligados a conocer la ley, estamos obligados a conocer la Constitución”.

Pero los menores, en la mayoría de ocasiones, no llegan a aprender en profundidad todo lo que implica la Constitución. Así lo asegura Javier Calderón, profesor de Geografía e Historia del IES Jaranda de Jarandilla de la Vera (Cáceres): “No deja de ser un hecho histórico y lo ven como algo lejano. Nosotros somos responsables como docentes”.

Conocerla de manera práctica

En el IES Jaranda apuestan por que personas que han vivido en diferentes regímenes les cuenten su propia experiencia. El instituto tiene un programa intergeneracional por el que 23 mujeres mayores, de hasta 96 años, acuden tres veces a la semana al centro y realizan actividades y talleres con adolescentes de primero, tercero y cuarto de la ESO y primero de Bachillerato. “El objetivo es que los adolescentes no vean a los mayores con rechazo y que los mayores no vean a los adolescentes con temor”.

En uno de los talleres que se realizan con motivo del día de la Constitución, los menores entrevistan a las personas mayores partiendo del artículo 27 de la Constitución —garantiza el derecho a la educación—. “Se piensan que los derechos que tenemos ahora son derechos que siempre se han tenido”, cuenta Calderón.

Por ejemplo, los adolescentes se sorprenden cuando las mujeres les explican que no podían acudir solas a abrirse una cuenta corriente o que necesitaban el permiso de su padre para trabajar porque él era quien debía firmar el contrato. “Es importante que les cuenten la historia viva para que entiendan que la Constitución marca un antes y un después en la historia de nuestro país”, concluye el profesor.

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