Alfred M. Butts era un arquitecto neoyorquino que, al igual que muchos otros estadounidenses, perdió su trabajo tras el crack de 1929. Desempleado, se dedicó a crear un juego de mesa que mezclara sus dos pasatiempos favoritos: los crucigramas y los puzles. Construyó un tablero con pequeñas celdas, talló a mano cien pequeñas fichas de madera con letras… Y se dedicó a jugar con su mujer y sus amigos, sin que ninguna marca comercial se interesara por el juego durante años. Salió a la venta en 1948 con el nombre de Scrabble y, 70 años después de su lanzamiento, se ha convertido en uno de los juegos más populares del mundo.
Scrabble es un juego de composición de palabras en el que los jugadores reciben letras al azar con las que tienen que formar palabras en un tablero. Las letras valen un determinado número de puntos –según su dificultad para incluirlas en una palabra– y, finalmente, gana el que más puntos haya obtenido. Se han vendido más de 100 millones de unidades en todo el mundo, según ha afirmado su distribuidora, Mattel, a Verne. Eso, sin contar exitosas copias del juego, como Intelect.
Antes de que se hiciera famoso en todo el mundo, este juego tuvo muchos nombres. Butt bautizó su primera versión como Lexico, pero esta “sufrió varias modificaciones, tanto de formato como de título, pasando por nombres como Alph (de alphabet, ‘alfabeto’) o Criss Cross (‘entrecruzado’)”, cuentan desde Mattel. Cuando salió a la venta en 1948, después de años tratando de convencer a jugueteras para que lo publicaran, no fue un éxito inmediato: ese primer año, según Mattel, se vendieron 2.500 copias en todo Estados Unidos.
El éxito llegó en 1952. Uno de los ejecutivos de cuentas de los grandes almacenes Macys, según cuenta la necrológica de Butts en The New York Times, probó el juego durante sus vacaciones y se preguntó por qué no se vendía en sus tiendas. Fue un éxito: en 1953 empezó a comercializarse en el extranjero. En la película Sabrina, de 1954, Martha Hyer le regala uno a su marido convaleciente:
Un juego distinto en cada país
Scrabble llegó a España de la mano de la editorial Borrás en los años 50. En los 90, pasó a formar parte del catálogo de Mattel. Actualmente, según esta editorial, se publica en 33 idiomas, braille incluido. Como ya hemos comentado, la puntuación de cada letra –y el número de estas que hay por juego– depende de la dificultad de utilizar esa letra en una palabra: en castellano, por ejemplo, es mucho más sencillo utilizar una A (1 punto) que una X (8 puntos). Para la versión original, en inglés, Butts se basó en la frecuencia de letras en palabras de diferente extensión, basándose en ejemplos que sacaba de diccionarios y periódicos. Las anotaba en tablas como esta:
Sin embargo, estas puntuaciones varían según el idioma. La W, por ejemplo, ni siquiera está en la edición original en castellano, en la inglesa vale 4 puntos y en la francesa, 10. Si compras una versión para otro idioma y juegas en español, las puntuaciones finales pueden ser muy injustas.
A continuación, puedes ver algunos sets de letras de distintos países:
Duplicado, la otra forma de jugar a Scrabble
Además de su popularidad como pasatiempo, Scrabble cuenta desde los años 70 en Estados Unidos y desde los 90 a nivel mundial con ligas de juego organizado, campeonatos nacionales, mundiales, federaciones internacionales… Es complicado encontrar un hogar que no tenga un Scrabble en casa, sobre todo si contamos sus exitosas copias (como Intelect) o sus versiones online como Apalabrados. Sin embargo, a lo que jugamos cuando sacamos este pasatiempo en casa no se parece demasiado a la modalidad que se suele jugar en campeonatos: el duplicado.
En el duplicado, tal y como explica el reglamento de la Federación Internacional de Scrabble en Español (FISE), todos los jugadores reciben las mismas letras (en el juego clásico, se reparten al azar) y deben colocarlas sobre un tablero previamente configurado –puede tener palabras ya colocadas, bonificadores tapados por otras letras...–. Así, todos los jugadores parten de las mismas condiciones y se elimina el factor azar. Las partidas terminan cuando los jugadores han jugado todas las 100 letras que incluye un set de Scrabble o cuando se juega un número de rondas acordado antes de comenzar.
Blai Figueras, célebre campeón del programa de televisión Cifras y letras, es el español que más alto se encuentra en el ranking mundial de Scrabble duplicado en castellano: está en segunda posición, superado solo por un argentino, Luis Picciochi.
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