(Esta newsletter ha sido elaborada por Fernanda Caballero @mafsoldtheworld).
En 1979, Alfred Hitchcock recibió un reconocimiento a su trayectoria del American Film Institute. Este fue el agradecimiento que pronunció en aquella ocasión: “Me doy la oportunidad de nombrar solo a cuatro personas que me han dado el mayor aprecio, ánimo, y constante colaboración: la primera es una editora, la segunda es una guionista, la tercera es la madre de mi hija Pat y la cuarta, una cocinera que ha hecho milagros. Y sus nombres son Alma Reville. Si la hermosa señora Reville no hubiese aceptado un contrato vital como la señora de Alfred Hitchcock hace 53 años, el señor Hitchcock quizá estaría en este salón… Pero no estaría en esta mesa, sería uno de los camareros, de los lentos. Comparto este premio con ella, como he hecho mi vida”.
Cada vez que llega la temporada de los premios Oscar, no puedo evitar pensar que Hollywood no existiría sin las mujeres. Más allá de las actrices (que son el rostro femenino más conocido de la industria) detrás de las cámaras innumerables mujeres han sido responsables de escribir y crear el cine estadounidense. Repasando historias, queda claro que, al comienzo, un gran número de ellas lo hicieron como lo hacía Alma Reville: a la sombra de su cónyuge o del hombre que ponía la cara y se llevaba el crédito.
Alma Reville estuvo casada 59 años con uno de los directores más famosos de Hollywood, pero no se limitó a quedarse en casa mientras Hitch (su apodo) hacía las películas. Reville fue un personaje clave en la carrera cinematográfica de Hitchcock. Una anécdota: ella fue la única en darse cuenta durante la edición de Psicosis que se podía ver cómo Janet Leigh tragaba, cuando en teoría ya estaba muerta en la ducha. Pero las contribuciones de la señora Hitchcock no son episodios aislados. Fueron tantas que la hija de la pareja, Pat, escribió la biografía de su madre a través de la carrera de su padre y la tituló Alma Hitchcock: la mujer detrás del hombre. El día que la editora y guionista falleció, el crítico cinematográfico Charles Champlin escribió en Los Angeles Times: “El toque Hitchcock tiene cuatro manos y dos eran de Alma”.
Jeanie MacPherson es otro ejemplo. La guionista escribió con y para el director Cecil B. DeMille más de 31 películas, entre ellas Los diez mandamientos (1923), El Rey de reyes (1927) y Cleopatra (1934). La colaboración entre DeMille y Macpherson engendró las retrospectivas históricas que se volvieron características en el trabajo del director. Según recoge la escritora Amanda Philips en la recopilación de ensayos When Women Wrote Hollywood, MacPherson estuvo involucrada sentimentalmente 15 años con el director y fue una de las fundadoras de la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas de Estados Unidos.
“Los caballeros las prefieren rubias, pero se casan con las morenas”. La frase, contra todo pronóstico, no fue acuñada por un hombre, si no por Anita Loos. Loos, que fue productora, guionista, actriz y novelista, es la responsable directa del clásico cinematográfico que terminaría de encumbrar a Marilyn Monroe: Los caballeros las prefieren rubias (1953). La escritora publicó la novela homónima (1925) y escribió el guion de la primera versión que se hizo para el cine mudo en 1928. Según recoge The Guardian, su esposo, el director John Emerson, insistía en llevarse el crédito de coescritor en varios guiones, incluso cuando el trabajo era exclusivamente de Loos.
Revisando las biografías de cada una de las mujeres que he mencionado encuentro dos características en común: es más fácil informarse de la vida de sus esposos o parejas y no gozan del crédito en las bases de datos de cine en casi la mitad de sus trabajos. A mí me vendieron la idea de que las historias en Hollywood tenían un final feliz, pero ahora veo que ni el tiempo es capaz de encumbrar a las mujeres que escribieron esos finales. La historia de Alma y Alfred Hitchcock es lo más cercano a uno en el mundo de la cinematografía, porque Hitch sabía que, mientras él era el maestro del suspenso, ella era el ama.
ESTOS DÍAS ME HA GUSTADO MUCHO LEER
1. El ciberacoso perpetrado por periodistas sacude a la prensa francesa (EL PAÍS). Era cuestión de tiempo que el #MeToo llegara a los medios de comunicación y lo ha hecho en Francia. El periódico Libération explicó que la Liga del LOL, un grupo privado de Facebook, se burlaba, insultaba y hostigaba a mujeres periodistas. La Liga del LOL estaba compuesta por una treintena de personas, en su mayoría hombres blancos (¡sorpresa!) y profesionales en el mundo de la comunicación.
2. I’m a geophysicist. My signature fieldwork uniform is bright pink. [Soy geofísica. Mi uniforme característico es rosa] (Vox, en inglés). Una científica cuenta cómo, en su experiencia, portar prendas rosas no solo la diferencia, sino que le sirve como filtro para los prejuicios sexistas. Para la geofísica, su atuendo rosado es casi un acto de rebeldía en su ámbito mayoritariamente masculino. Al mismo tiempo, Mika Mckinnon aprovecha para dejar en claro que las ciencias no deben ser adornadas de lazos rosados para atraer a las niñas, sino más bien atacar la brecha que impide a las mujeres tener voz y el reconocimiento justo.
3. Sofía Kovalevskaya, la primera matemática profesional (Materia) Matemática, novelista y nihilista, todo eso fue Kovalevskaya quien para ejercer tuvo que desafiar las leyes de su Rusia natal en el siglo XIX. Sus últimas palabras en vida fueron “demasiada felicidad” y la historia vital de esta mujer fue suficiente para inspirar un cuento de Alice Munro. El 11 de febrero se celebró el Día internacional de la mujer y la niña en la ciencia. Ese día Materia nos recordó los obstáculos que enfrentan las mujeres en la ciencia para conseguir financiación y que además en la ciencia española existe "la segregación vertical de género" .
4. Este tuit, que recuerda que las palabras no son inocentes.
Acabo de recordar uno de los peores y más frecuentes insultos que circulaban en mi infancia: creída. Se usaba exclusivamente para niñas. Ellos, si acaso, eran chulos.
— Laura Gaelx (@gaelx) 7 de febrero de 2019
Y luego que por qué tenemos síndrome de la impostora.
ESTO HAY QUE VERLO
La película Hitchcock, de 2012, resulta un buen relato para observar la dinámica de la relación entre Alma Reville y Alfred Hitchcock. El largometraje fue estelarizado por Helen Mirren (Reville) y Anthony Hopkins (Hitchcock) y es la adaptación de la investigación periodística de Stephen Rebello: Alfred Hitchcock and the Making of Psycho.
Como contrapeso y una versión no tan romántica del matrimonio está The Girl. Este filme trata sobre la sádica relación del cineasta con Tippi Hedren, protagonista de Los pájaros. Fue producido por la BBC y HBO y también está inspirado en un libro de corte periodístico (Las damas de Hitchcock, de Donald Spoto). Esta versión de la vida del director ha sido bastante cuestionada por su veracidad y en ella se señala a Alma Reville como cómplice de Hitchcock, incluso en los aspectos más polémicos de su persona y carrera.
************
Al igual que las muñecas rusas esconden otras muñecas dentro, nuestra newsletter lleva en su interior historias de mujeres reales y diversas, debates, actividades y recomendaciones de lectura. La Matяioska es la newsletter quincenal de Verne en la que compartimos contigo temas sobre feminismo y mujer.
Si ya recibes La Carta de Verne, recibirás automáticamente La Matяioska. Si quieres suscribirte, puedes hacerlo a través de este enlace. Y si quieres cambiar tus suscripciones a las newsletters de EL PAÍS, puedes hacerlo desde aquí.Si nos quieres contar algo, decirnos qué te ha parecido nuestra carta o hacernos una sugerencia, puedes escribirnos a lamatrioska@verne.es. Y si quieres llamarnos feminazis, pincha aquí.
* También puedes seguirnos en Instagram y Flipboard. ¡No te pierdas lo mejor de Verne!