A qué dedican sus donaciones los jóvenes españoles

Los entrevistados reconocen que la precariedad les impide comprometerse tanto como les gustaría

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iStock / Getty Images Plus

Aunque el último estudio de la Asociación Española de Fundraising revela que el 55% de los españoles encuestados reconoce haber colaborado económicamente en alguna ocasión con una entidad no lucrativa, España no es de los países más solidarios. Concretamente, España se sitúa en el puesto 43 de un ranking sobre donaciones económicas elaborado en 2017 por Charities Aid Foundation, que lideran Myanmar, Indonesia y Malta.

Eso sí, la tendencia de los últimos años parece buena. Otro estudio de la Asociación Española de Fundraising muestra que los españoles cada vez deducen más dinero en el IRPF por donativos. Este crecimiento podría deberse, según el organismo, a una mejora de la coyuntura económica y, sobre todo, a las reformas fiscales relacionadas con el IRPF.

Según esta entidad, el perfil actual del donante en España es algo más femenino (52%) que masculino (48%) y tiene una media de edad de 49 años. Un estudio publicado en 2016 por el portal GuiaONGs señalaba además que los menores de 34 años eran quienes menos habían colaborado económicamente en el último año.

Fernando Morón, director gerente de la Asociación Española de Fundraising, explica a Verne dos de las causas que podrían explicar la menor contribución de los jóvenes. Por un lado, "la precariedad afecta más a los jóvenes y esto podría explicar por qué donan menos". Por otro, "a medida que crecemos y vamos adquiriendo una estabilidad económica, e incluso personal, somos más capaces de comprometernos regularmente con ciertas causas". [Si no ves bien el siguiente gráfico desde tu móvil, pincha en este enlace].

Los jóvenes entrevistados para este reportaje sí reconocen haber hecho algunas donaciones. María José Galiano (29 años, estudiante y trabajadora), por ejemplo, ha contribuido puntualmente con Acnur. Ignacio Prados (29 años, estudiante), por su parte, colabora con Oxfam Intermón desde hace seis años: "Me gusta el valor que dan al comercio justo y su trabajo para empoderar a las mujeres", explica. Marina L. (23 años, estudiante y trabajadora) hace lo propio con Plan Internacional y Médicos sin Fronteras desde hace dos años. Y María Álvarez (30 años, autónoma) también dona dinero mensualmente a UNICEF desde hace tres años. "Decidí colaborar con ellos porque me interesa lo relacionado con la infancia", asegura.

El último estudio de la Asociación Española de Fundraising detalla cuáles son las causas que concentran el grueso de las ayudas entre los españoles. Las personas encuestadas reconocen haber donado en alguna ocasión a los siguientes colectivos: enfermos (50%), infancia (47%), víctimas de catástrofes o refugiados (42%), personas sin recursos en tu país (18%), medioambiente (13%) y apoyo a mujeres (7%). El director de la asociación reconoce que, a grandes rasgos, estos porcentajes se mantienen entre los donantes más jóvenes. Aunque también detecta algunos patrones particulares: "Estamos viendo que el interés de los jóvenes hacia colectivos como medioambiente o animales es superior al interés que muestran otros rangos de edad superiores", apunta Morón.

Por otro lado, los motivos principales que llevan a los jóvenes a donar económicamente son la empatía (34%) y la ética/justicia (28%). "Yo creo que todo el mundo lo hace un poco también por la satisfacción personal de ayudar a alguien, o incluso porque esa misma persona podrías ser tú. Al final el mundo tiene que ser más justo y eso se consigue ayudando", opina Ignacio Prados.

Del mismo modo en que los entrevistados coinciden en haber donado, también lo hacen en otra apreciación: si su situación económica fuese más estable, donarían más dinero a las organizaciones. María José Galiano afirma que le gustaría colaborar más a menudo, pero que prefiere esperar a un trabajo estable: "Ahora se me acaba el contrato y no sé si continuaré. Pero me gustaría donar regularmente", dice esta joven. Marina L. e Ignacio Prados señalan lo mismo: sus respectivas situaciones económicas les impiden donaciones más generosas. Entre las personas que no hacen donaciones, la principal razón es la desconfianza hacia las organizaciones que se encargan de ello (un 44%), mientras que la segunda es que no pueden permitírselo económicamente (un 34%), según la Asociación Española de Fundraising.

Otras formas de colaboración

Más allá de dinero que aportan, estos jóvenes reconocen haber ayudado en alguna ocasión con la donación de ropa, alimentos, firmas o voluntariado... Es una forma de cooperación mucho más común que la contribución económica, ya que el 86% de los encuestados reconoce haberla empleado en alguna ocasión.

"Es cierto que la emancipación económica es ahora más tardía, por lo que podríamos pensar que los jóvenes donan menos dinero. Pero hay que decir, en su favor, que ahora hay mucha más concienciación y eso hace que la colaboración empiece a edades más tempranas, aunque sea de diferentes formas", explica Morón.

"Suelo hacer limpiezas de armario y llevo las prendas a un contenedor de ropa", cuenta María José Galiano. María Álvarez, por su parte, explica que en su supermercado de cabecera no es raro encontrarse voluntarios de diferentes ONG pidiendo colaboraciones de comida, "y yo casi siempre contribuyo con productos no perecederos".

En 2015, solo seis países destinaron a la cooperación internacional el ansiado 0,7% del PIB de cada estado. El resto, contribuyeron mucho menos, como España, donde la cifra ni siquiera alcanzó el 0,2 %. En este contexto, las ONG se convierten en actores fundamentales. Las entidades no lucrativas españolas solo reciben el 30% de recursos públicos, lo que las obliga a emplearse a fondo en la captación de nuevos socios y/o donantes.

Como explica Morón, las organizaciones han ido adaptando el lenguaje y el canal empleado para llegar a diferentes edades. "Se sabe que los intereses son muy parecidos, no así la forma en la que hay que hacer llegar el mensaje. Esto pone de manifiesto que cada vez es más necesario segmentar al público objetivo", explica. "Estas entidades llevan años investigando el ámbito digital para llegar a la gente joven de una forma efectiva, pero se ha demostrado que la saturación de las herramientas digitales puede llegar a generar ruido por el exceso de información".

Pese a este intento por llegar a través de herramientas digitales, el canal que más efectividad sigue demostrando es la captación en la calle. El 26% de los encuestados de todas las edades afirma que empezó a colaborar con una ONG después de haber sido parado por un trabajador o voluntario de una organización, mientras que un 16% fue a la sede de una ONG, el 15% fue a un evento, el 12% fue captado por internet/email y el 9% a través de llamada telefónica o mensaje.

"Puede que se empleen más recursos en hacer cosas nuevas en redes sociales. Por ejemplo, podemos ver a Youtubers o a otros influencers comprometiéndose con ciertas causas y eso puede tener su repercusión en la gente joven. Pero al final es utilizar las mismas estrategias que siempre se han empleado en marketing, comunicación o fundraising, lo único que antes se hacían a través de la televisión con actores, músicos o deportistas", concluye Morón.

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