La leyenda de la Fontana de Trevi dice que lanzar una moneda de espaldas a la fuente asegura el regreso del visitante a la ciudad, y cada día se recogen más de 3.000 euros del agua. En Torrejón de Ardoz, Madrid, este monumento romano cuenta con una copia: está en Parque Europa, un parque temático con réplicas de gran tamaño de monumentos europeos, y también hay turistas que lanzan una moneda al agua. “Espera, que estoy buscándome una de las de cobre”, dice una visitante a mi lado. “No voy a ser yo la que echa más de cinco céntimos”. En el fondo habrá, sumando todas las monedas, cerca de un euro.
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No es que los visitantes tengan pocas ganas de regresar a Parque Europa y por eso racaneen con las monedas de la Fontana, sino que saben que pueden volver cuando quieran, independientemente de los designios de una fuente: lanzar cinco céntimos al agua por la promesa de volver sale más caro que la entrada al parque, que es municipal y gratuito. Este espacio reúne todos los encantos de un parque familiar, con sus mesas y zonas de sombra para merendar, y todos los vicios del turismo. Mientras unos abren las neveras y sacan sus tortillas a la sombra, otros hacen cola al sol para hacerse las mismas fotos que se harían en París, Berlín o Roma. Yo soy de los segundos.
–Más a la derecha. Levanta la mano un poco más, ahí, ¡no te muevas!
–¿Aquí? ¿Bien?
–¡No! ¡Te has movido!
Ana tiene ocho años, es mi prima y está intentando colocarme en el sitio correcto para hacer la clásica foto en la que, gracias a la perspectiva, parece que sujetas la Torre Eiffel. Son las 12 del mediodía, el sol pega con fuerza en Parque Europa y media docena de personas esperan para hacer exactamente lo mismo que estamos haciendo nosotros. Esta foto:
La Torre Eiffel es una de las 15 réplicas de monumentos europeos –hay más obras que no son réplicas exactas como un teatro griego o un barco vikingo– de gran tamaño de este parque de gestión municipal. Abrió sus puertas en el año 2010 con la idea de atraer turismo a la ciudad. “Antes todo esto era un descampado”, nos cuenta Juan Carlos, el taxista torrejonense que nos ha dejado a escasos metros de la réplica de la Puerta de Alcalá, en una de las entradas del parque. “Recuerdo pasar por la noche y ver cómo iban levantado los monumentos. Ahora es uno de los puntos neurálgicos de la ciudad”, dice orgulloso.
Parque Europa apareció sin pretenderlo en los informativos de toda España el pasado 2018, cuando la Policía Nacional recibió una llamada alertando de que Carles Puigdemont había sido visto dentro del parque. Cuando se presentaron dos coches patrulla, descubrieron que se trataba de Joaquín Reyes disfrazado de Puigdemont, grabando un sketch para El Intermedio. Tanto nuestro taxista como varios trabajadores del parque cuentan que no han notado un aumento de visitas en el parque después de aquel episodio, sin embargo, en los alrededores de la réplica del Atomium, donde se grabó el vídeo, varios visitantes recuerdan la jugada. Como toda anécdota que se precie, muy exagerada: “¿Sabes que aquí se llevaron detenido a Joaquín Reyes disfrazado porque se creían que era Puigdemont?".
Muchas de las réplicas del parque se rigen por la norma del “se mira, pero no se toca” y una valla las protege. Es el caso, por ejemplo, de la Torre de Belem o el Maneken Pis. Sin embargo, no parece que haya surtido del todo efecto. Mi prima Ana señala, entre risas, la tubería metálica oxidada que sobresale donde debería estar el pene de la estatua:
Otras réplicas, sin embargo, están en buen estado y podrían confundirse con los monumentos verdaderos al ojo inexperto [puedes hacer la prueba en este test]. Por ejemplo, la Puerta de Alcalá frente a la que nos deja el taxista. Yo, que soy especialmente malo reteniendo tamaños y perspectivas, me hago la misma pregunta que se plantean varios visitantes a mi alrededor: "¿Es del mismo tamaño que la auténtica?". No salgo de dudas hasta que vuelvo a visitar la auténtica. Solución: Es mucho más grande la original.
Parque Europa despierta un ánimo especial en muchos de sus visitantes que difícilmente podría darse en otro lugar. Por un lado, están ante réplicas de monumentos europeos, el instinto turista se dispara y muchos intentan replicar los usos y costumbres de las obras reales: tirar la moneda hacia atrás en la Fontana, tomar uvas en la puerta del Sol... Por otro, todos son conscientes de que son réplicas y se permiten barbaridades que nunca harían en los monumentos reales. En menos de 15 minutos veo a tres personas diferentes haciéndose fotos tocando los genitales del David de Miguel Ángel, e incluso veo a una pareja haciendo la foto definitiva: la clásica foto en la que, gracias a la perspectiva, parece que sujetas la Torre Eiffel... pero con los genitales del David.
No todo van a ser monumentos
No había pasado ni 15 minutos en Parque Europa cuando me di cuenta de una cosa: a los niños pequeños les dan igual las réplicas de edificios y esculturas. Mi prima Ana ni sabía de la existencia de muchos de los monumentos que estamos visitando, así que sus réplicas le producen una total indiferencia. Algunos incluso la cabrean:
–Mira Ana, esto es la Sirena de Copenhague. ¡Como la de La Sirenita!
–¡Eso no es una sirena!
–¿Cómo que no es una sirena?
–¡Está mal hecha! ¡Las sirenas no tienen tetas, tienen conchas!
Contra Disney no se puede discutir. Veo, además, que no soy el único adulto al que un menor de diez años le tira del brazo. Los tirones de la mayoría se dirigen a las zonas de ocio para niños con las que cuenta el parque: algunas –como las de toboganes y columpios– son gratuitas, pero otras como los coches de choque, el tiovivo, la tirolina o el tren son de pago, concesiones del parque municipal a empresas privadas. Sin embargo, hace tanto calor que Ana no duda cuál es su sitio favorito del parque:
– ¿Dónde quieres que vayamos ahora? ¿Al tren? ¿Los coches de choque?
– A la sombra.
Cosas que aprendí en Parque Europa
Cada uno de los monumentos de Parque Europa cuenta con un cartel informativo con la historia del monumento original y algunos datos –población, superficie...– del país en el que se encuentran. Mi prima Ana, al final de la visita, ya sabía ubicar unos cuantos que antes desconocía (como la “Sirena impostora” de Copenhague), así que el parque cumple la máxima de los parques temáticos de enseñar y entretener.
También aprendí mucho (o recordé, más bien) del Plan E: al empezar a buscar información del parque –como en esta crónica de EL PAÍS tras su inauguración, por ejemplo– vi que había sido financiado en buena parte con dinero del Plan E. Entonces recordé que hubo unos años en el que el cartel más famoso de España no era el del toro de Osborne, sino los que informaban de las obras llevadas a cabo dentro de este plan económico. Estos, concretamente. Son también uno de los símbolos de la crisis en España.
Plan E era el nombre resumido de Plan Español para el Estímulo de la Economía y Empleo, una serie de medidas que el gobierno de Zapatero lanzó en 2009 para intentar paliar los efectos de la crisis. 3.000 millones de euros destinados, en buena parte, a intentar recolocar a los trabajadores de la construcción que habían perdido sus empleos después de que estallara la burbuja del ladrillo. En mi pueblo se rehabilitaron los cauces de diferentes ramblas y ríos, en muchas ciudades se reformaron o construyeron plazas y edificios públicos… Y en Torrejón de Ardoz, entre otras cosas, una Torre Eiffel y una Fontana de Trevi. El célebre cartel del Plan E estuvo colocado junto a la Puerta de Brandenburgo.
(Parque Europa es la cuarta entrega de España Park, la ruta veraniega de Verne por parques temáticos poco conocidos pero muy divertidos. Cada semana, podrás encontrar un nuevo parque en este enlace. Si quieres conocer más profesiones y lugares de Parque Europa, puedes visitar el Instagram de España Park).
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